Los Foros Sociales Europeos son unas reuniones bianuales, que suponen un importante lugar de encuentro, debate y coordinación de los movimientos sociales de toda Europa. El último se celebró el pasado mes de septiembre en la ciudad sueca de Malmö. Los autores, asistentes al Foro, relatan sus impresiones y las perspectivas y nuevas movilizaciones que se plantean.

El Foro Social Europeo (FSE) celebrado en septiembre en Malmö, Suecia, congregó a unos 7.000 participantes, y auspició una movilización al cierre del mismo que alcanzó los 15.000 manifestantes. Ambas cifras son muy notables, y suponen constatar un primer éxito a la hora de evaluar el desarrollo e impacto del Foro. Sobre todo porque se celebró en una ciudad pequeña, de unos 200.000 habitantes.

La gente que acudió al Foro fue principalmente de los países escandinavos (Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia), pero también hubo una considerable representación de los grandes países de la Unión: Francia, Italia y Gran Bretaña, aunque considerablemente menor que en otras convocatorias. La representación española fue bastante escasa. Sin embargo, los representantes de colectivos sociales, sindicales y políticos del Este de Europa fueron relativamente importantes (11 países), con delegaciones numerosas de Rusia, Polonia, Hungría, República Checa y Ucrania que se organizaron en un espacio unitario y formaron un bloque en la manifestación.

Los movimientos del Este sienten que sus voces no son suficientemente escuchadas y proponen destinar más fondos para garantizar una participación más equilibrada de las diferentes regiones europeas en los foros. Lo mismo hace falta para la representatividad sectorial, ya que se sintió la ausencia de organizaciones de inmigrantes.

La movilización final tuvo un carácter muy diverso y variopinto, aunque faltó una pancarta cabecera y un lema central con referencia a la UE, más aún cuando la aprobación del Tratado de Lisboa refleja el carácter antidemocrático de la UE y está en entredicho después del No irlandés. Es de resaltar la importancia numérica del llamado Black Block (colectivos antifascistas, anarquistas, autónomos, okupas, etc.), que suponía en torno a una cuarta parte de la manifestación. Probablemente, gran parte de este sector provenía de la vecina ciudad de Copenhague, donde el movimiento autónomo tiene una importante presencia.

Cinco foros

Los FSE se han ido sucediendo a lo largo de los últimos años: Florencia (2002), París (2003), Londres (2004) y Atenas (2006). El de Florencia tuvo una gran capacidad de convocatoria, pero sobre todo destacó por ser el espacio desde donde se inició la coordinación para la gran movilización mundial contra la guerra del 15 de febrero de 2003. Era un momento de fuerte auge de la movilización social, sobre todo en lo referido al rechazo a la guerra contra Iraq.

Posteriormente, los siguientes foros lograron alcanzar también una considerable capacidad de convocatoria, a pesar de la caída de la movilización social acontecida en estos años, activando principalmente la participación de las redes de movimientos sociales de los países donde se desarrollaba el foro, así como de su área regional más próxima. En este sentido, el Foro de Atenas logró por primera vez impulsar una participación considerable de colectivos de Europa del Este, a pesar de la debilidad del tejido social organizado en esos territorios. El Foro de Atenas ya inauguró un formato bianual de la convocatoria, que sigue siendo un importante lugar de encuentro, debate y coordinación de los movimientos sociales a escala europea.

Crítica a la Europa Global

El Foro de Malmö se organizó en centenares de acciones de calle y artísticas, asambleas, talleres y seminarios, que tuvieron en general una importante capacidad de convocatoria. Nosotros (como miembros de Ecologistas en Acción) participamos principalmente en los que organizaban las redes “Seattle to Brussels”, “Enlazando Alternativas UE-AL” y “Nuestro Mundo no está en Venta”. En ellos se abundaba sobre la reflexión en torno al carácter neoimperialista del proyecto europeo, se profundizaba en la crítica al Tratado de Lisboa y a los Tratados de Libre Comercio de la Unión, y se pretendía reforzar la oposición a la nueva política comercial de la UE de corte fuertemente neoliberal. Esta política, “Europa Global: Competir en el mundo”, va a tener importantes impactos sociales y ambientales tanto fuera como dentro de la Unión.

Una de las propuestas que presentamos al resto de los movimientos sociales –en el marco de estas tres redes– fue “volver a poner en el centro de nuestras luchas el rechazo a las políticas económicas de la UE”. Ante las crisis actuales (financiera, energética, alimentaria, ecológica e institucional) hace falta la convergencia entre las diferentes redes y campañas sobre justicia climática, justicia comercial, soberanía alimentaria, migración y contra la deuda externa, entre otros. Otras de las propuestas consensuadas fueron: expresar la solidaridad con el No irlandés al Tratado de Lisboa, confluir en una movilización paneuropea contra la estrategia Europa Global en abril de 2009, intensificar el trabajo contra el poder corporativo y el lobby empresarial, estrechar las alianzas con los movimientos de migrantes, así como denunciar y promover acciones contra las medidas de las elites políticas ante la crisis financiera.

El tratamiento del carácter y papel de la UE como proyecto de poder de las elites europeas estuvo presente también en otros seminarios del Foro, no en vano la región escandinava es fuertemente euroescéptica. Donde también estuvo claramente presente la crítica a la UE fue en la Asamblea de Movimientos Sociales que se celebró al final del Foro. En casi todos los espacios de coordinación de los movimientos (Marcha Mundial de las Mujeres, soberanía alimentaria, defensa de los servicios públicos, contra la privatización del agua, por un ferrocarril público, luchas por la vivienda, denuncia del proceso de Bolonia, justicia fiscal y lucha contra los paraísos fiscales, crítica a la deriva militarista de la Unión, Sin Papeles y Antirracismo, etc.) se reforzó la crítica y las resistencias a la Europa Neoliberal.

La Asamblea acordó una campaña común contra las políticas sociales y laborales de la UE (muy especialmente contra la Directiva de la jornada laboral de 65 horas, y el giro racista de la UE con la Directiva del Retorno y el Pacto Europeo sobre Inmigración), la preparación de una conferencia de estrategias de todos los movimientos en marzo de 2009 en Bruselas (volviendo a la dinámica de organizar oposición a las Cumbres bianuales del Consejo Europeo) y una movilización paneuropea lo antes posible.

En el tiempo libre de que dispusimos, pudimos asistir a otros actos. Nos llamó la atención la gran asistencia de gente a los talleres de denuncia de la política de la UE sobre agrocarburantes y su fuerte impacto sobre los países del Sur. En ellos también se suscitó una aguda crítica a los agrocarburantes de segunda generación, por el riesgo que conlleva de promoción de monocultivos forestales transgénicos. Hubo mucha crítica al intento de relanzar la energía nuclear –sobre todo en la asamblea contra el Cambio Climático–, pero curiosamente hubo muy poca reflexión sobre la crisis energética, y lo que puede significar la entrada en el escenario de pico del petróleo y la llegada del declive energético. Sin duda, una importante asignatura pendiente para los movimientos.

Por otro lado, en relación con la crisis financiera internacional, que en esos días se estaba intensificando en EE UU, tan sólo la abordó un taller coordinado por ATTAC Europa. Pero este tema sobrevoló muchos de los debates que tuvieron lugar en el Foro, pues se señaló que la gravedad de la misma iba a marcar un antes y un después para las dinámicas del capitalismo global, y por lo tanto para la necesaria respuesta de los movimientos sociales. Por último, decir que un taller organizado en torno al tema del decrecimiento tuvo una asistencia verdaderamente masiva, pues este tema está suscitando diversas campañas y un debate importante en muchos países de la Unión, y no sólo en Francia, Italia o Cataluña, donde hasta ahora había tenido más incidencia.

La Asamblea de Movimientos Sociales del Foro acabó llamando a las movilizaciones futuras más importantes, entre otras: el 4 de abril contra el 60 aniversario de la OTAN; en julio contra la cita del G-8 en Cerdeña; y en diciembre en relación con la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU en Copenhague, una cita que se aventura trascendental. Otros aspectos destacables, además del apoyo a la movilización de la Marcha Mundial de las Mujeres en 2010, fueron la creación del Movimiento Europeo por la Soberanía Alimentaria y la Red Europea de Movimientos por la Gestión Pública del Agua. La próxima convocatoria del Foro se fijó en 2010 en Estambul.

El balance del Foro de Malmö se puede considerar en general positivo, también porque hubo mucha gente joven y porque se ha visto la clara voluntad de extender la crítica a la UE. En definitiva, el FSE sirvió para avanzar en la construcción de prioridades estratégicas comunes y desarrollar redes de redes, una dimensión que debería constituir la base de este tipo de encuentros.

Ramón Fernández Durán y Tom Kucharz, miembros de Ecologistas en Acción. El Ecologista nº 59