La Genestosa es un bosque de robles rebollos centenarios, con una valía paisajística y ecológica única. Se sitúa en las faldas de la serranía mediterránea húmeda de Gata, al suroeste de la provincia de Salamanca y en contacto con Cáceres y Portugal. El excelente estado de conservación de los rebollos (Quercus pyrenaica) sólo se ve interrumpido por una orla de otros pies más jóvenes que los circunda, procedentes de cortas realizadas hace medio siglo para traviesas de ferrocarril y apeas de mina, y por unos potentes afloramientos rocosos de origen granítico, en los que un denso sotobosque de escobas negras, aulagas (Genista falcata, que otrora dieron el nombre al lugar), o rosáceas como el espino albar, constituyen el matorral predominante.

Carlos J. Lumbreras, de Ecologistas en Acción de Salamanca. El Ecologista nº 55

Un pueblo emboscado

La Genestosa se encuentra en el término municipal de Alberguería de Argañán, aunque circunscrita prácticamente en su totalidad al de Casillas de Flores, una situación común en la sierra de Gata y conocida como enclavados, derivados de las delimitaciones administrativas del siglo pasado. La sierra de Gata es la parte más oceánica del Sistema Central que linda al oeste con las tierras vecinas de Portugal y al sur con las extremeñas, siendo Navasfrías el último pueblo salmantino de mayor cercanía a este robledal mediterráneo de un fuerte carácter atlántico.

Esta ubicación aumenta el atractivo al combinarse costumbres propias con otras de las comarcas situadas en la Raya. El trueque marcó durante tiempo continuos intercambios entre los dos lados de los puertos de Gata, ejemplo vivo de unas economías complementarias. Y es que la Genestosa también fue pueblo, cuyos vestigios aparecen hoy todavía entre los robles con las ruinas de sus casas, calles, iglesia y parte del campanario, fuente pública, pozos, etc.

Corazón del rebollar

Por la influencia atlántica, de unos inviernos fríos y húmedos y unos veranos no muy calurosos, con una precipitación media anual de 880 mm, aquí prospera la masa más extensa y madura de rebollo de toda Castilla y León, junto con castañares de gran esplendor y pinos de repoblación. La Genestosa representa una porción importante de estos robledales centenarios de envidiable calidad ambiental, inscrita como Monte nº 1 en el Catálogo de MUP de Salamanca que, tras pasar varios años vedada al aprovechamiento cinegético, se declaró como Zona de Caza Controlada “Sierra de Gata” (Orden MAN/19/2005).

Forma parte del futuro espacio de El Rebollar de la Red de Espacios Naturales de Castilla y León, en espera desde 1992 cuando se publicó en el BOCyL el inicio del PORN para su declaración como Paisaje Protegido, al tratarse de una de las extensiones de rebollo mejor conservadas de la Península Ibérica. El Rebollar está declarado como Lugar de Interés Comunitario y también se encuadra dentro del Plan de Recuperación de la Cigüeña Negra en Castilla y León, lo que subraya su elevada biodiversidad. De hecho, en los piedemontes de Gata, hay todo un mosaico de huertos y cultivos mediterráneos en las vertientes del sur, y de manzana, pera o ciruela que se imponen en el paisaje norteño. Junto a ellos, unos cauces de agua de gran pureza como la ribera del Águeda, muchos de cuyos tramos atraviesan zonas ZEPA. En la zona también destaca la nidificación del buitre negro o la presencia histórica del lince ibérico, motivos que hacen de estos robledales y su entorno un lugar estratégico de la Red Natura 2000.

El manzano silvestre aparece de forma puntual bajo la cubierta del robledal. Les acompaña otro arbolillo, el peral silvestre que, en el llamado Teso de los Perales, forman un pequeño bosquete, acompañado de endrinos y rosales silvestres. La marcada irregularidad en las precipitaciones somete a los cursos de agua a fuertes estiajes con lo que una variada comunidad los ocupa de forma estacional. Encontramos así más de 15 especies de anfibios como el tritón ibérico, gallipato o sapo partero. La nutria, viperinas, galápagos y diversas poblaciones piscícolas comparten tramos con las náyades o mejillones de agua dulce, especies en peligro en Castilla y León.

En cuanto a los insectos protegidos, el robledal disfruta de una extraordinaria densidad de saproxílicos, responsables de mantener los ciclos materiales de los robles muertos en el suelo. Destacan el ciervo volante y el más recientemente descrito, Pseudolucanus barbarosa.

La amenaza de la ignorancia

La riqueza botánica y faunística, ecológica y paisajística del conjunto de La Genestosa está amenazada. Su aislamiento, dada la situación periférica de la sierra de Gata en la misma frontera hispano-portuguesa y en medio de un futuro espacio natural olvidado institucionalmente, El Rebollar, han permitido que prospere y se mantenga tanta biodiversidad. Pero es este mismo silencio el que ahora pretenden aprovechar algunos responsables forestales de la Junta de Castilla y León para experimentar con sus peculiares pruritos de gestión del monte. Calicatas sin evaluación alguna con el fin de buscar bancos de áridos para las obras de carreteras voraces que atraviesan El Rebollar y un plan de ordenación deforestador pueden aniquilar este vergel centenario.

Y es que en esta esquina de Salamanca, Cáceres y Portugal, en donde cada día hay más evidencias de los escarceos de individuos de lince ibérico, intentan prosperar proyectos devastadores del patrimonio natural, como son las solicitudes recientes de más de una veintena de centrales eólicas, en buena medida secuestrando las líneas de cumbres, o el anegado irreversible de la cabecera del valle del río Águeda y su valía ambiental con el pantano de Irueña.

Los señalamientos que se han realizado en este monte acabarían con el 66% de la masa madura de Quercus pyrenaica. La corta se realizaría bajo la excusa de favorecer la regeneración de dicho monte, que per sé se produce de forma natural, cambiando el modelo de masa de chirpial a brinzal (árboles procedentes de brote de cepa o raíz, a árboles procedentes de semilla). Por si fuera poco el despropósito de esta gestión forestal arcaica, se argumenta que toda la masa de roble morirá a la vez si no se interviene, debido a su elevada edad, lo que nos situaría ante un acontecimiento histórico, pues no se conoce a escala mundial un bosque que muera por madurez al mismo tiempo.

En realidad estos aprovechamientos no tienen otro objeto que el meramente recaudatorio. En un primer señalamiento realizado en masas contiguas de arbolado joven que perimetra el corazón del monte maduro se pretendía emplear el método de clara por lo alto o clara francesa, consistente en localizar el pie mejor conformado y eliminar el competidor si este existiese. Esta entresaca pretendía ejercer el menor impacto posible y descartaba la apertura de calles para el desembosque. Pero la realidad es que se han enajenado más de 2.000 estéreos para leñas, realizándose calles cada 8 a 10 metros y con una extracción impactante sobre una masa nunca intervenida.

Así, la corta del rodal de arbolado maduro no tendría otro resultado que el rebrote de cepa y raíz (chirpial), efecto ya visible en los tramos intervenidos. La lentitud del regenerado en La Genestosa no se debe a la elevada fracción de cabida cubierta que proyectan las copas, como se argumenta, sino a los continuos desbroces a los que ha sido sometida durante los últimos años, que ha diezmado el posible regenerado y el sotobosque de matorral que protege a las semillas de la masa principal. Conocido es que la regeneración natural del bosque avanza sobremanera cuando éste desaparece, al ir ocupando los claros que surgen, lo que hace inviable una explotación maderera sostenible.

El Parque Natural de El Rebollar, de sentido común

El alto valor ecológico del bosque de La Genestosa se debe en buena a medida a la mínima manipulación durante decenas de años, frente al resto de El Rebollar que por su estatus privado es hoy un espacio de más de 50.000 ha muy transformadas. Sin embargo, las intervenciones que empiezan a aparecer en este monte pueden conducir a la degradación irreversible del mejor bosque de Quercus pyrenaica de todo El Rebollar. Y eso cuando un uso tradicional para el ganado, una pequeña carga cinegética o su adecuación como lugar de esparcimiento, pueden hacer del robledal un lugar perdurable, máxime si se tiene en cuenta que es propiedad de la Junta de Castilla y León, y por tanto, puede promover con facilidad un uso público compatible con su mantenimiento y biodiversidad.

Salvaguardar La Genestosa, y con ella declarar el Espacio Natural de El Rebollar como Parque Natural, podrá poner a disposición de estos pueblos diezmados las posibilidades que ofrece un espacio rural de calidad en la línea del desarrollo sostenible emprendida por otras comarcas salmantinas vecinas, como las Batuecas y los Arribes del Duero.