El Río Monnegre, o Montnegre, es un río alicantino que nace en el interior montañoso con el nombre de río Verde, y que, una vez embalsado en el Pantano de Tibi, atraviesa una zona semiárida.

José Domingo López, Ecologistes en Acció del País Valencià. Revista El Ecologista nº 68

El Río Monnegre, o Montnegre, es un río alicantino que nace en el interior montañoso con el nombre de río Verde, y que, una vez embalsado en el Pantano de Tibi, atraviesa una zona semiárida. Conforma, junto con el río de la Torre y diversos cauces tributarios, uno de los parajes más singulares de la provincia.

Desde hace tiempo, diversos colectivos conservacionistas venimos destacando los sorprendentes valores ambientales de esta zona, que en su día se propuso que fuera incluida en el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana. Se aceptó sólo el Pantano de Tibi, que aunque forma parte de este espacio natural merecería un capítulo aparte.

En su momento, se destacaba su condición de zona húmeda dentro de un territorio de características semiáridas, sus importancia paisajística, el interés como corredor natural, sus valores botánicos y de vegetación –entre los que destacan la existencia de formaciones vegetales que crean un corredor verde de gran importancia para la fauna y la presencia de especies vegetales endémicas adaptadas a las particularidades del entorno–, sus formaciones geológicas, con estructuras y afloramientos diversos –margas triásicas–, la existencia de nacimientos naturales de aguas salobres con sus particulares condiciones (Barranc de les Salines, Barranc Salat), y sus valores etnológicos e históricos, sobre todo los asociados al agua (presa de Tibi, azudes, aljibes, minas de agua), pero también minas de ocre, hornos de cal, etc.

El descubrimiento como nidificante del camachuelo trompetero (Bucanethes githagineus), un pájaro en expansión desde el norte de África, consiguió que la zona fuera declarada como de especial protección para las aves (ZEPA), posteriormente modificada en cumplimiento de la condena que obligaba al Gobierno Valenciano a ampliar las zonas ZEPA y por la presentación de alegaciones que fueron aceptadas en parte. En resumen, un largo proceso para reconocer el valor de este espacio natural, que consideramos debería tener una mayor categoría de protección y más superficie que la declarada, que finalmente abarca 3.844 hectáreas repartidas entre los municipios de Alicante, Jijona, Muchamiel, Tibi y San Vicente del Raspeig.

Alta biodiversidad vegetal

El cauce del Monnegre presenta una formación continua de vegetación de ribera, con diversos niveles de frondosidad dependiendo del grado de intervención humana, aunque las huertas tradicionales en uso también aportan riqueza. La presencia de carrizales, cañaverales, tarayales, bosquetes de olmos, adelfares, manchas de juncos y eneas, junto a zarzales y otras especies trepadoras (zarzaparrilla, madreselvas), le dan un aspecto realmente selvático.

En las laderas y márgenes en contacto con esta vegetación de ribera, abundan matorrales de diversas especies (mirtos, palmitos, espinos, lentiscos, bayones, efedras, etc.) junto a elementos introducidos por el hombre como higueras y palmeras, y cultivos tradicionales de olivos y algarrobos generalmente abandonados, formando un conjunto de gran frondosidad a lo largo de kilómetros. En la complicada orografía de lomas y montes circundantes, encontramos diversas formaciones de matorral adaptadas a las condiciones semiáridas y a las particulares características de terrenos ricos en yesos (espartales, genistares). En las laderas y vaguadas más umbrías, se desarrollan pinares mixtos de pino carrasco con especies como el acebuche, madroño, aladierno, labiérnago, enebro y sabina.

Esta variedad da lugar a una gran diversidad de especies herbáceas y semiarbustivas, muchas de ellas de carácter endémico como el rabogato (Sideritis leucantha), cantueso (Thymus moroderi), o varias especies del género Limonium, Teucrium, Helianthemun (jarillas), etc. Pero entre todas las plantas endémicas destaca una que tiene aquí el principal núcleo de su escasa distribución en la comarca de l'Alacantí, se trata de Vella lucentina, representante de un género que tiene sus parientes más cercanos en las cumbres de las montañas más altas de Alicante, y cuya presencia supone un enigma botánico.

Gran riqueza faunística

Toda esta variedad y combinación de hábitats produce una gran riqueza en biodiversidad, y permite observar en el Monnegre desde aves típicamente forestales a otras propias de zonas esteparias y acuáticas. A falta de estudios más profundos, se han citado más de cien especies de aves, destacando la población nidificante del mencionado camachuelo trompetero. Además sobresalen las poblaciones nidificantes de golondrina dáurica (Hirundo daurica), alzacola (Cercotrichas galactotes), alcaraván (Burhinus uodicnemus), chotacabras pardo (Caprimulgus ruficollis) o críalo. También el roquero solitario, las collalbas negra, rubia y blanca, currucas carrasqueña y tomillera, zarceros, ruiseñores, carriceros, cogujadas, terreras, chova piquirroja, oropéndola, palomas zurita y torcaz, etc. En la época de invernada, se pueden observar especies ligadas a zonas ribereñas como la becada, agachadiza común (Gallinago gallinago), andarríos grande (Tringa ochropus) o martín pescador.

Con respecto a las rapaces, el Monnegre destaca por ser una de las zonas con mayor densidad de búho real (Bubo bubo), y por la nidificación del águila-azor perdicera (Hieraetus fasciatus), en parte gracias a la particular orografía a base de cortados rocosos, taludes y paredes con oquedades. También nidifica el halcón peregrino y el águila culebrera, y se pueden ver ejemplares de águila real, alcotán o gavilán, que nidifican en zonas cercanas, aunque es muy probable que lo hagan aquí también.

La presencia de peces en algún tramo del río encañonado, donde se mantiene el agua en pozas durante todo el año, también deparó recientemente una sorpresa: se ha confirmado que la única especie que conocíamos que vive a duras penas en el río, era un nuevo endemismo valenciano, Squalius valentinus.

Los anfibios y reptiles están bien representados, siendo más raros los anfibios y más abundantes los reptiles. También con los reptiles existen singularidades, ya que aquí el lagarto ocelado o fardatxo tiene una coloración más apagada y grisácea –variedad nevadensis–.

En cuanto a los mamíferos, la presencia de sus rastros es abundante en las zonas mejor conservadas y con vegetación más frondosa, excepto el zorro que es común en toda el área. Entre los carnívoros destacan la gineta, garduña y tejón, más escaso, junto a la muy probable presencia de turón y gato montés. Aparte de los carnívoros, hay jabalíes y una especie de cabra africana introducida en Alicante y que se ha extendido de manera notable, el arruí (Ammotragus lervia). Pero es el grupo de los quirópteros el que aporta la especie más interesante: el murciélago patudo (Myotis capaccinii), en peligro de extinción y típico de riberas y zonas húmedas, y presente casi en exclusiva en el levante español.

El capítulo de la biodiversidad de fauna no se puede cerrar sin hablar de especies más pequeñas pero no menos abundantes e interesantes. La variedad de mariposas, libélulas o de ciertos insectos acuáticos también es muy destacable, con la presencia de la mariposa del madroño (Charaxes jasius) o de Zerinthia rumina.

Amenazas y posibilidades

Como cualquier espacio natural, el Monnegre no se ha escapado de las alteraciones derivadas de la actividad humana. Los principales impactos sufridos en tiempos recientes no sólo han venido del tránsito descontrolado de vehículos, sino más bien de lamentables decisiones de las propias administraciones que deberían velar por la conservación del medio ambiente.

La construcción del vertedero de Piedra Negra (Jijona), supuso la desaparición de una zona de cría del camachuelo trompetero y la degradación de un pequeño barranco que tributa al afluente principal del Monnegre, el río de la Torre, con el evidente riesgo de contaminación por filtración de lixiviados.

Recientemente, la construcción de una presa para un supuesto proyecto de regulación o “restauración hidrológico-forestal” del Ministerio, afectó al camachuelo trompetero en su principal punto de cría del Barranc de les Salines. Al mismo tiempo, en este mismo punto, en plena época de cría y de una forma irregular, se autorizó por parte de la Conselleria la filmación de la película Triage, en la que se reproducían combates de la guerra en Afganistán y donde se produjeron varias explosiones, entre ellas la de un camión como puede verse en la película.

No es de extrañar, ante esta muestra de incompetencia y falta de sensibilidad por parte de las administraciones responsables de la conservación de nuestro entorno natural, que resulte difícil hacerles ver las posibilidades y el valor de la conservación de este espacio tan singular.