Plagado de irregularidades, está poniendo en riesgo la recuperación del águila imperial.

Miguel Ángel Hernández Soria, Roberto Oliveros Villalobos, biólogos y miembros de Ecologistas en Acción de Toledo. Revista El Ecologista nº 68

En septiembre de 2010 se iniciaron las obras del nuevo macrovertedero provincial de residuos urbanos de Toledo. Un proyecto con evidentes y gravísimos impactos ambientales que se podrían haber evitado. Toda la maquinaria de la administración local y autonómica se ha puesto al servicio de los intereses políticos y urbanísticos que decidieron el equivocado emplazamiento. Ecologistas en Acción ha llevado el caso ante los tribunales y ante la Unión Europea.

En 2003 el Pleno del Consorcio de Servicios Públicos Medioambientales de la Diputación de Toledo aprobó la propuesta del entonces presidente de ubicar el nuevo vertedero provincial en la finca Dehesa del Aceituno, en el suroeste del término municipal de Toledo, dado que el existente se acercaba al final de su vida útil y, además, producía molestias en algunas urbanizaciones que se había permitido construir muy cercanas a él.

Inicialmente el proyecto consistía en la ejecución y explotación de un vaso de vertido de unas 70 hectáreas destinado a recibir todos los rechazos de la provincia de Toledo. Durante 20 años se calculaba que en él se eliminarán 160.000 toneladas anuales de residuos no peligrosos procedentes del Área de Gestión nº 7 (centro-norte de la provincia de Toledo) y de la nº 8 (Talavera de la Reina).

Sin embargo, el proyecto fue ampliado posteriormente con la incorporación en sus inmediaciones de una planta de tratamiento y compostaje, la correspondiente al Área de Gestión nº 7. Con esta ampliación, según los nuevos datos oficiales, la superficie ocupada por todas las instalaciones alcanza las 107 hectáreas, el volumen anual de residuos eliminados podría llegar a 269.000 toneladas y se amplía la vida útil hasta los 40 años.

Desde un principio, la Diputación y las otras dos administraciones implicadas, el Ayuntamiento de Toledo y la Consejería responsable de Medio Ambiente, se decantaron por situar el complejo en la citada Dehesa del Aceituno. Y ello, a pesar de que esta finca y sus alrededores constituyen el mejor y casi último espacio natural bien conservado del municipio, y de que los informes y las alegaciones señalaban el fuerte impacto ambiental del proyecto si se desarrollaba allí. Así, tanto el procedimiento de evaluación ambiental como la autorización ambiental integrada han ido sorteando todos los obstáculos para poder dar por bueno el proyecto y el emplazamiento decidido en 2003.

¿Por qué en Dehesa del Aceituno?

Las administraciones aducen para justificar el emplazamiento del vertedero por razones de índole socioeconómica. De ello se hace eco el estudio de impacto ambiental y la declaración de impacto ambiental (DIA), que justifican la elección del emplazamiento con mayor impacto ambiental de los inicialmente seleccionados. Sin embargo, no sólo las supuestas razones no se explicitan en dichos documentos sino que, además, el proyecto elegido resulta también ser el más caro de las cuatro alternativas estudiadas: estaba presupuestado en 2005 en 36,8 millones de euros frente a los 30,9 euros de la siguiente alternativa más cara o los 24,5 de la más barata.

En las diversas reuniones que Ecologistas en Acción ha mantenido con los responsables del proyecto y de su evaluación ambiental el único dato objetivo que ha aflorado como justificación del emplazamiento es que la instalación, estando dentro del término municipal de Toledo, quedaría así lo más separada posible de zonas habitadas actuales y futuras.

Ésa parece ser la razón última para decantarse por Dehesa del Aceituno pero, como se puede observar aflora en ella una cuestión evidente: la influencia de los intereses urbanísticos. La tramitación del vertedero ha coincido en el tiempo con la del nuevo plan de ordenación municipal de Toledo y en él se han previsto y aprobado nuevos desarrollos de los que, casualmente, sólo se libra la zona forestal donde se quiere instalar el vertedero.

Irregularidades e ilegalidades

Desde el momento en que se aprobó el emplazamiento del vertedero en Dehesa del Aceituno hasta la actualidad, la tramitación del proyecto ha estado plagada de irregularidades, cuando no de ilegalidades manifiestas. Las más significativas tienen que ver con el proceso de evaluación de impacto ambiental y de autorización de la actividad, ambas responsabilidad de la actual Consejería de Agricultura y Medio Ambiente.

En la evaluación ambiental se desoyeron los informes iniciales de los servicios de medio natural de la propia Consejería y las numerosas alegaciones que certificaban la gravedad de los impactos y las posibilidades de localizar el vertedero en otra zona. Por su parte, en el estudio de impacto ambiental se ocultó información y se justificaba la opción de mayor impacto ambiental y económico.

Con todo, las cuestiones más graves que deberían invalidar el proceso tienen que ver sobre todo con dos aspectos fundamentales: la falta de justificación del emplazamiento y la fragmentación fraudulenta del proyecto. En este sentido hay que destacar que ya hay una sentencia, promulgada el 29 de diciembre de 2009 por el Juzgado nº 2 de lo Contencioso Administrativo de Toledo tras demanda de los propietarios de los terrenos de Dehesa del Aceituno, en los que se anula el expediente de expropiación, entre otros motivos, porque “no ha sido efectuada valoración de distintas alternativas o ubicaciones”. Desgraciadamente esta sentencia no ha servido para paralizar el proyecto, sino sólo para que los propietarios del suelo saquen más tajada.

Impacto del vertedero sobre el medio natural y especies en peligro de extinción

Como señala el estudio de impacto ambiental y la DIA, el proyecto se ubica en área de importancia y dispersión del águila imperial ibérica, declarada al amparo del Plan de Recuperación aprobado y en vigor en Castilla-La Mancha (Decreto 275/2003, DOCM de 12-9-2003).

Además, señala explícitamente que “la fauna amenazada existente en la zona se verá afectada por la pérdida o degradación del hábitat consecuencia de la construcción y puesta en marcha de la instalación del vertedero”, y cifra la superficie de afección en 500 hectáreas. Dentro de esta valoración del impacto sobre el hábitat de la fauna amenazada, la DIA incluye el impacto sobre el águila perdicera ya que el vertedero se encuentra “en plena zona de alimentación de una pareja de águila perdicera”, especie catalogada en peligro de extinción en Castilla-La Mancha.

El proyecto afecta además a formaciones vegetales naturales, algunas de ellas, como los enebrales y las dehesas de encinas, están protegidas en Castilla-La Mancha. La DIA, por tanto, reconoce un fuerte impacto crítico sobre el águila imperial y otras especies, pero ante ello sólo responde con medidas compensatorias que no merman el daño previsto.

Hoy día, cuando las obras se están desarrollando siete años después del inicio de la tramitación, el perjuicio que se está produciendo es aún mayor. En consecuencia con los esfuerzos dedicados a la recuperación de la especie y con la potencialidad que ya el Plan de Recuperación reconocía a las zonas de dispersión e importancia como Dehesa del Aceituno, la zona se ha poblado de águilas imperiales nidificantes y de más águilas perdiceras.

Según los peritajes encargados a especialistas por Ecologistas en Acción y según los propios censos de la Junta de Castilla-La Mancha, hoy día 4 parejas de águila imperial ibérica y 2 de águila perdicera habitan en la zona del proyecto. De ellas, 1 pareja de cada especie comparte como territorio de caza durante la nidificación los predios de Dehesa del Aceituno. La superficie de afección a los hábitats de estas especies alcanzaría las 3.800 hectáreas.

En términos cuantitativos el proyecto de vertedero afecta al 50% de la población en recuperación de águila imperial en el valle del Tajo, cifrada en 8 parejas, al 9% de las parejas totales de la provincia de Toledo y al 18% de las parejas totales de águila perdicera existentes en la misma provincia.

La inversión en la recuperación del águila imperial en riesgo

Desde 1999 se desarrollan en España varios proyectos Life en los que el águila imperial es especie prioritaria. El importe de los proyectos asciende a 8,7 millones de euros y de este montante el 55% ha sido financiado por la Unión Europea. Castilla-La Macha, por ser una región extensa y con la mayor población de la especie, ha sido la comunidad autónoma más beneficiada. De hecho, en el momento actual Castilla-La Mancha es la beneficiaria exclusiva del Life Priorimancha (2009-2012) dotado con 3,7 millones de euros.

Ahora que los frutos de tantos esfuerzos e inversión se están viendo reflejados sobre el terreno, un proyecto como el vertedero de Toledo amenaza con dar al traste con lo hecho en una de las zonas de España donde mejor se ha recuperado la especie.

Cabe preguntarse entonces para qué tanto esfuerzo e inversión si un simple proyecto mal ubicado va a afectar al 50 % de las parejas recuperadas en la zona. Cabe preguntarse también si esto es razonable y admisible, y si alguien no debiera dar cuenta del mal uso de los fondos públicos.