Ante la previsión de que el Ayuntamiento de Madrid presentará una nueva candidatura para los JJ OO de 2020, Ecologistas en Acción piensa que el ejecutivo debería centrar sus esfuerzos y el dinero público en asegurar los servicios básicos a los ciudadanos. Sin olvidar otra prioridad: reducir la contaminación del aire. Y es que no es ningún aval positivo el hecho de que la ciudad incumpla sistemáticamente los límites legales de contaminación en la última década sin que el Ayuntamiento haya puesto los medios para evitarlo.

El plazo para concurrir a la candidatura Olímpica finaliza en breve, y todo parece indicar que el Alcade, Ruiz-Gallardón, promoverá una tercera candidatura de Madrid, tras los dos intentos fallidos de 2012 y 2016.

El Consistorio sigue pensando que unos JJ OO son siempre un gran negocio, aunque los datos a menudo nos demuestren lo contrario. Por ejemplo, Atenas 2004 supuso un descalabro económico y disparó el déficit público en Grecia. Y esto a pesar de la fuerte contribución de la UE de 1.400 millones de euros y el elevado precio de las entradas. El coste final de las olimpiadas de Atenas ascendió a unos 11.600 millones de dólares, 3.100 millones más de lo previsto.

Pero, sin duda, no todos pierden. Las Olimpiadas actuales operan en dos niveles: números rojos para el contribuyente y extraordinarios beneficios para contratistas y grupos de presión, y desde luego, no cabe duda de que también se trata de una campaña de auto-promoción del Alcalde… financiada con fondos públicos.

Y no conviene pasar por alto la situación de ruina económica del Ayuntamiento. En los 8 años de gobierno de Ruiz-Gallardón la deuda de Madrid ha aumentado de 1.200 millones de euros a 7.200 millones de euros, sin olvidar los 1.000 millones de euros de deuda de las empresas del Ayuntamiento y otros 1.000 millones en pagos pendientes de estas mismas empresas.

Más allá del fiasco económico de la M-30, una parte relevante de esta deuda está causada precisamente por la aventura Olímpica. La Caja Mágica ha costado a las arcas públicas 294 millones de euros, el doble de lo previsto inicialmente. La instalación no ha llegado a cubrir más que el 50% de la amortización, según el Ayuntamiento. El Centro Acuático, actualmente una única piscina, con el resto de obras paralizadas, 157 millones de euros. La Peineta, el estadio de nunca empezar, salvo alguna competición de atletismo sigue siendo un páramo “infrautilizado y muy costoso de mantener”, según palabras de Ruiz-Gallardón. Por no olvidar el Parque de la Gavia, un macroespacio que hoy, con dos tercios terminados, se erige como un desierto urbano.

Los gastos derivados de las Candidaturas Olímpicas no se conocen en su totalidad, más allá de datos muy parciales que se han divulgado, como los 40 millones de euros que nos gastamos en promoción, viajes y dietas para la fallida candidatura de 2016. Por ello, diversas organizaciones sociales, entre las que está Ecologistas en Acción, hemos solicitado una auditoría independiente que delimite el coste real de las candidaturas.

Pero, además, es que hay problemas mucho más importantes en los que el Ayuntamiento debería centrar su atención y que, además, no ayudan a esta candidatura. Uno muy relevante es que nuestra capital no es el lugar más saludable donde practicar deporte. Como ha venido denunciando Ecologistas en Acción, la contaminación del aire es quizás el más preocupante de los problemas ambientales asociados a la candidatura madrileña. Llevamos una década, desde que entró en vigor la actual legislación, en la que todos y cada uno de los años se han superado los límites legales de distintos contaminantes, sin que se hayan tomado medidas adecuadas para remediarlo. Sin olvidar que algunas de las ciudades elegidas como subsede en las anteriores candidaturas también soportan frecuentes superaciones de los niveles de ozono durante los meses veraniegos debidos a las emisiones contaminantes que genera el tráfico en Madrid.

Desde Ecologistas en Acción exigimos al Ayuntamiento que apueste por el deporte de base antes que por otro intento fallido por organizar las olimpiadas. Y sin olvidar que una forma de hacer deporte de forma cotidiana y saludable, al tiempo que se reduce la contaminación, es promover de verdad los desplazamientos en bicicleta, por ejemplo cumpliendo con su promesa de desarrollar el plan de movilidad ciclista o de poner en marcha la red pública de alquiler de bicicletas que se lleva prometiendo varios años. Y, desde luego, cambiando la política de inversión en polideportivos, servicios sociales y espacios verdes, que se ha venido reduciendo hasta ser un 13% de la inversión total del Ayuntamiento.