El 13 de septiembre de 1987 tuvo lugar el accidente radiológico de Goiana, en Brasil, que dejó cerca de un millar de afectados. El peor siniestro radiológico de Suramérica y uno de los más graves de la historia.

El accidente se produjo cuando un grupo de buscadores de chatarra entraron en un hospital abandonado de la ciudad brasileña. Encontraron un aparato, cuyo uso desconocían, que desmontaron para su reciclaje. El instrumento resultó ser una fuente de Cesio-137, utilizada para la radioterapia de enfermos, con una actividad extraordinariamente alta (1.375 curios).

Cuando los chatarreros abrieron la cápsula de esa fuente, el polvo radiactivo se esparció por Goiana. A las pocas horas se registraron los primeros síntomas, con vómitos y diarreas de los afectados, y las primeras dos muertes, de uno de los chatarreros y su sobrina.

Las cifras de la Comisión Nacional de la Energía Nuclear brasileña dicen que hubo unas 112.000 personas expuestas a la radiactividad, con 129 contaminadas y cuatro muertos a los pocos días. Otras fuentes calculan que se han producido un total de 66 muertes por los efectos de las radiaciones y que hay un total de 988 víctimas afectadas por enfermedades derivadas de la radiación, como hipertensión, osteoporosis, dolencias en las articulaciones e inmunodeficiencia.

Del millar de damnificados, 164 personas fueron directamente afectados y el resto son profesionales y voluntarios que colaboraron en la descontaminación y en el tratamiento de los afectados. A estas últimas no se les garantizó atención médica adecuada. Y desde hace año y medio ninguno de los supervivientes reciben tratamiento. De todos los afectados, sólo la mitad recibe alguna compensación económica.

El accidente de Goiania mostró el riesgo de la proliferación de fuentes radiactivas de diferente uso, como subraya Ecologistas en Acción. Aunque estén encapsuladas, pueden registrarse fugas de sustancias, bien por dejación y desconocimiento, como en el caso de Goiania, o por accidente.

Por ello, Ecologistas en Acción considera imprescindible que se minimice el uso de fuentes radiactivas tanto en la industria como en la medicina.