En las zonas de Reserva: sólo podrá autorizarse la caza mayor, y exclusivamente en su modalidad de rececho. En el caso de producirse daños excepcionales, que no puedan controlarse mediante otras técnicas, podrán autorizarse ganchos y batidas de acuerdo con las fechas indicadas (hasta el 1 de diciembre en las áreas críticas de refugio para el oso pardo y a partir del 15 de diciembre en las áreas críticas de alimentación otoño-invernal), previo informe favorable de la Administración del Espacio Natural.

Este es el artículo 57 punto 4º del Decreto 140/1998, de 16 de julio, por el que se aprueba el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina.

La desaparición de un oso pardo después de recibir un tiro en una batida al jabalí en una zona de Reserva del Parque Natural, pone de manifiesto, una vez más, la incompatibilidad de esta práctica cinegética (batidas) en determinadas zonas del Parque Natural y como hemos venido denunciando reiteradamente desde Ecologistas en Acción, la supeditación de la práctica/gestión de la caza sobre la conservación y desarrollo del Parque Natural.

Este Parque Natural es un claro ejemplo de cómo no se debe gestionar un espacio de estas características y un claro ejemplo de cómo beneficiar la actividad cinegética dentro de un espacio protegido. Los criterios de conservación y desarrollo están supeditados a los criterios economicistas y de amiguismo a través de la “caza social”, que se está demostrando como insultantemente deficitaria, según datos de la propia Consejería de Medio Ambiente (6 millones de euros de pérdidas al año entre todas las Reservas de Caza de la CC.AA), quiere esto decir que todos los ciudadanos de esta comunidad pagamos 6 millones de euros al año para que unos pocos cazadores cacen con precios muy por debajo del precio de mercado.

En esta ocasión el lance de caza se relaja porque ha sido sin querer “un despiste”, pero si tiramos de datos de batidas anteriores nos encontramos con que la cuadrilla de cazadores y el celador de caza encargado de vigilarla, son los mismos que hace unos años “encontraron” un oso muerto en la misma zona y cuya justificación fue un golpe en la cabeza (como se dio/le dieron el golpe es una incógnita).

Tendremos que esperar a saber a ciencia cierta que ha sucedido con el oso tiroteado, que mal herido buscó refugio entre la maleza para escapar. Aun no tenemos cuerpo, por tanto no podemos hablar de baja, tiempo al tiempo. Mientras tanto estaremos pendientes de lo que vaya sucediendo.