Los enclaves forestales en zonas agrícolas son áreas rodeadas de cultivo de pequeña extensión, pero gran valor paisajístico y ecológico. Se trata en muchos casos de lugares de refugio y reproducción de fauna silvestre y zonas de transición y dispersión de especies vegetales. En la época estival se ven especialmente amenazados por el fuego y son pocos los medios que se dedican a protegerlos. Ecologistas en Acción reclama mayor atención ante una lenta pero imparable desaparición de esos enclaves.

Suelen ocupar superficies inferiores a una hectárea, de dífícil acceso y en lugares de grandes pendientes. Las dificultades para llegar hasta esos enclaves con maquinaria los ha conservado en su estado natural frente a las zonas agrícolas que les rodean. De este modo se han convertido en pequeños oasis entre cultivos de cereales u olivares y corredores ecológicos para especies «diana».

Pero todos los años se pierden parte de estos elementos aislados de vegetación natural debido a incendios provocados por descuidos humanos. La fricción provocada por los aperos del tractor y los materiales duros de las terrazas fluviales dónde se asienta una parte significativa de los terrenos cultivados en España e incluso los trabajos de acondicionamiento de cortafuegos alrededor de los cultivos han desencadenado incendios en los enclaves forestales. También se registran fuegos intencionados para aumentar la superficie disponible de pasto de cara al el siguiente año.

La poca importancia que se da a los incendios en las áreas agrícolas provoca que no se destinen efectivos de los operativos contra-incendios a esas áreas. En muchos casos deben intervenir los bomberos locales con medios escasos o los propios vecinos o agricultores.

Ecologistas en Acción reclama más medios y atención para unos enclaves que, en muchos casos, son verdaderos retazos de bosque mediterráneo, zona de transición y dispersión de muchas especies vegetales, y lugares vitales de refugio y reproducción de especies animales que a duras penas sobreviven en las áreas cultivadas. Es el caso de los «bosques isla» de la campiña andaluza, que sirven de dispersión de los jóvenes de especies “diana” como el buitre negro, el águila imperial o la cigüeña negra que cría en los Parques Naturales de Sierra Morena (Sierra de Hornachuelos, Cardeña-Montoro, Sierra de Andujar).

La flora de estos retazos en algunas zonas está compuesta por especies del bosque original, así se encuentran estratos arbóreos de quercíneas, junto con lentiscos, jaras y aulagas, frecuentes son también los majuelos y los piruétanos. La fauna la componen principalmente mustélidos, lirones caretos, erizos, reptiles y el contingente de aves, como siempre mayoritario desde chotacabras a las grandes rapaces planeadoras como el buitre negro.