Legislar a la medida de los intereses de una empresa y en contra de la salud de la población. Esto ha ocurrido con el Real Decreto publicado esta semana por el que se rebajan los valores límite de sulfuro de carbono. La medida beneficia únicamente a la empresa Viscocel, en Torrelavega, que incumplía hasta ahora de manera continuada los límites de emisiones de este contaminante. Perjudica al conjunto de la población de la localidad cántabra. Ecologistas en Acción estudia una denuncia ante la fiscalía.

A través del Real Decreto 678/2014, el Ministerio de Medio Ambiente elimina la medición de sulfuro de carbono cada 30 minutos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda ese control de media hora y establece un límite de 30 microgramos por metro cúbico, el mismo valor que estaba en vigor hasta ahora.

Para eliminar esta salvaguarda se argumenta que no existe un “método de referencia” para medición en continuo. Una excusa que se cae por su propio peso, ya que existe tecnología contrastada para hacer medición en continuo con una alta fiabilidad, tal y como concluye el estudio realizado por el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) por encargo precisamente de la Consejería de Medio Ambiente de Cantabria.

Además el nuevo real decreto multiplica por siete el valor límite legal actual para periodos de 24 horas, pasando de diez microgramos a 70, una nueva prueba de que se trata una ley a medida: la fábrica de viscosa Viscocel tiene un largo historial de incumplimientos de los valores límite.

De acuerdo a los últimos controles efectuados, los límites vigentes se superaban en alguna de las dos estaciones de medición prácticamente a diario, con picos que han llegado a superar más de 30 veces los máximos permitidos. Todo ello ha motivado la instrucción de diligencias por un posible delito ambiental en el juzgado de Nº 1 de Torrelavega.

Los directivos de Viscocel habían reclamado en repetidas ocasiones el cambio de normativa que ahora se lleva a cabo. El Real Decreto atienda a las peticiones de la empresa, manipulando las
recomendaciones de la OMS de forma interesada. Se alude al organismo internacional para rebajar límites, pero no para reforzarlos con el sulfuro de carbono y otros contaminantes.