La Dirección General del Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, en colaboración con varias escuelas técnicas de la Universidad Politécnica y la empresa Agresta, organizan entre los días 17 al 20 de septiembre las jornadas divulgativas “Parque Regional del Sureste: Proteger, Gestionar, Mejorar”. Para los colectivos ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo este acto pretende enmascarar la verdadera realidad del Parque Regional caracterizada por el abandono, inacción y permisividad institucional que han supuesto que, después de su constitución en 1994, sus principales problemas todavía no estén resueltos. Llama la atención que entre los ponentes no se haya invitado a ningún colectivo ecologista que llevan más de 20 años defendiendo y luchando por recuperar ambientalmente la comarca del Sureste madrileño.

La evolución de esta figura ambiental ha sido más que decepcionante en muchos sentidos. En el aspecto legislativo la aplicación de algunas previsiones de la Ley se han demorado por los responsables regionales de una manera escandalosa. El Plan de Ordenación de los Recursos Naturales fue aprobado con cuatro años de retraso; El Plan Rector de Uso y Gestión no se aprobó hasta casi 10 años después de lo previsto, para acabar declarado nulo por los tribunales. De esta forma el Parque Regional del Sureste es un espacio protegido que no cuenta con el principal instrumento de gestión. Por otro lado, en 2010 el órgano de participación social, la Junta Rectora, fue hecha desparecer, evitando de esta forma que los colectivos ciudadanos participasen en la gestión y tuviesen acceso a información sobre los proyectos y actuaciones a realizar en el Parque ¿De qué ejemplo de gestión hablarán en las jornadas los responsables regionales?

En el aspecto de la conservación de los parajes y recursos naturales también existen más sombras que luces. Existen numerosos humedales en situación crítica, que hoy siguen siendo foco de vertidos igual que hace 20 años y en los que no parece que exista ninguna voluntad para recuperar. Incluso hay lagunas que por la inadecuada intervención de la Dirección General del Medio Ambiente han sufrido un grave impacto, como es el caso de Las Islillas en Mejorada o algunas de Miralrío en Velilla.

Mención aparte merece el caso de la conocida como laguna del Aceite, en Arganda del Rey, el mayor caso de contaminación de suelos en la región y lugar donde mueren todos los años cientos de aves en el chapapote tóxico de la balsa. Después de 20 años ha habido escasa voluntad, muchas falsas promesas y ninguna solución.

Los dos ríos que vertebran el Parque, el Jarama y el Manzanares siguen soportando cargas contaminantes que los convierten en la cloaca regional. Poco o nada se ha hecho desde las administraciones competentes por mejorar la calidad de las aguas y la calidad de los ecosistemas riparios. Incluso el nuevo Plan de la Cuenca del Tajo descarta cualquier horizonte de recuperación para estas masas de agua. En estos años muchas de las llamadas actuaciones de recuperación de riberas no han sido más que episodios de artificialización y canalización de los cauces (especialmente en el río Manzanares). Tramos de varios kilómetros del Jarama, por debajo de la presa del Rey, presentan un aspecto lamentable en cuanto a la calidad ambiental de sus riberas.

En relación a la actividad agraria es muy preocupante que no se haya emprendido una reconversión del sector hacia modelos más sostenibles. Al contrario, la agricultura del Parque sigue caracterizándose por unos altos consumos de agua (riego a manta) y de productos fitosanitarios, principal fuente de contaminación difusa de las masas de agua. Además, resulya inexplicable que se continúen empleando aguas fecales, procedentes del Manzanares y Jarama, para el riego de la principal vega madrileña.

En cuanto a la actividad minera, si bien se ha puesto control a buena parte de la catastrófica situación que había en un origen, todavía hoy existen seis explotaciones ocupando suelos incompatibles, con grave perjucio sobre lagunas y riberas. Otra asignatura pendiente es la restauración, especialmente en la zona sur, donde existen enormes extensiones luciendo un paisaje casi lunar.

El crecimiento urbanístico, al igual que en el resto de la región, ha sido inmenso. Esto ha provocado una presión humana evidente. Al mismo tiempo ha provocado intentos de algunos ayuntamientos alojar proyectos insostenibles en los límites del espacio protegido (campo de golf de Getafe -2009-, complejo de esquí acuático en Ciempozuelos -2000-, canal de remo olímpico en Rivas Vaciamadrid -2003-…).

En cuanto a la actividad cinegética, la situación poco ha cambiado y la administración regional sigue privilegiando al lobby cazador frente a sus responsabilidades de conservación. Pese a que en amplias zonas del Parque la Ley establece de forma general su prohibición, la Consejería permite la caza bajo la excusa de que se trata de actuaciones de gestión. Además los permisos de caza extraordinarios, superen en número, en algunos casos, a los ordinarios, permitiendo la caza, prácticamente durante todo el año. Hoy por hoy resulta casi imposible conseguir cualquier tipo de información sobre la actividad (funcionamiento de cotos, planes de aprovechamiento cinegético, sanciones, permisos extraordianarios…) operando la administración regional como la principal encubridora de las irregularidades que se producen en el sector de la caza.

Para los colectivos ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA y Jarama Vivo el desinterés y la situación de abandono en la gestión que sufre actualmente el Parque Regional del Sureste es mayor que nunca. Resulta una provocación, por parte de la administración que en esta situación se realicen estos actos. El carácter de estas jornadas es más propagandístico que científico o divulgativo.