El Congreso Nacional de Turismo Cinegético, que se inaugura hoy en Ciudad Real, presenta la caza como un sector que crea riqueza y fomenta el turismo. Ecologistas en Acción pone en duda esa perspectiva, a la vista de los datos oficiales. En Castilla La Mancha se genera poco más de un puesto de trabajo por coto de caza, lo que apunta a la escasa aportación del sector al empleo y desarrollo rural. Las comarcas con mayor tradición y actividad cinegética, dentro y fuera de esa Comunidad, suelen ser también las más despobladas y pobres.

Al margen de las valoraciones éticas y ecológicas sobre la caza, resulta cuestionable el apoyo de las administraciones públicas, en forma de subvenciones, a un negocio que beneficia a pocas personas y no al conjunto de la ciudadanía. El sector cinegético apenas crea empleo, o genera puestos de trabajo irregulares, con sospechas de actividades económicas opacas. Los beneficios quedan casi siempre en las mismas manos, mientras que otras actividades económicas y el medio ambiente se ven perjudicados

Las cifras proporcionadas por la Junta de Castilla La Mancha lo demuestran. En las más de 7 millones de hectáreas que ocupan los aproximadamente 5.500 cotos de caza de esta región se generan 6.500 empleos con unos jornales anuales de 1,68 millones de euros y una facturación anual de 600 millones de euros. La ratio de empleo es realmente bajísima. Poco más de 1 empleo por coto, y menos de 1 empleo para cada 1.000 hectáreas de terreno acotado a la caza. Eso explica el despoblamiento de las zonas cinegéticas y objetiva la escasa aportación que hace la caza al empleo y al desarrollo rural.

Los datos económicos, con una media de facturación de 100.000 euros por coto, resultan llamativos ya que reflejan una cifra que no se corresponde con los gastos que se hace en personal. Esos datos invitan a pensar que muchas de las personas que trabajan en monterías no están registradas oficialmente.

La supuesta riqueza que la caza trae a las comarcas en la que se practica se puede desmentir con datos demográficos. Un ejemplo de ello es el de la Sierra de Hornachuelos, en Córdoba, una de las comarcas cinegéticas más emblemáticas para la caza mayor, con cotos cerrados. Allí se prohíben aprovechamientos ganaderos tradicionales para no molestar a la caza y se reduce la población (entre 1991 y 2013 se registró un descenso del 8% en Hornachuelos y un 12% en Villaviciosa de Córdoba)

Ecologistas en Acción considera negativo el apoyo de las administraciones públicas al sector, que en el caso de la la Junta de Castilla-La Mancha se traduce en una partida anual de 500.000 euros en subvenciones. Son muchos los sectores económicos que sí generan riqueza a nivel local y que necesitan del respaldo público.