¿Se merece ENDESA que el Ayuntamiento la homenajee?

Estamos asistiendo a una colosal crisis económica, institucional y civilizatoria. Se está poniendo al descubierto que vivimos en un sistema económico tremendamente injusto, que condena a la pobreza vitalicia a millones de seres humanos, pese a que sobran los recursos para cubrir las necesidades básicas de todos, porque prevalecen los intereses del 1% sobre los del 99% de la población.

Este modelo es, además, suicida e insostenible medioambientalmente, porque aspira al crecimiento sin límites en un planeta limitado, que ya nos está lanzando serios avisos en forma de cambio climático y de agotamiento de recursos. Nos podemos ir todos al carajo, si no modificamos nuestro estilo de vida de consumo desmesurado, si no cambiamos urgentemente un modelo energético centralista, gigantista y depredador, basado en fuentes energéticas sucias y no renovables (petróleo, carbón, gas, nucleares). Estamos jugando con fuego por culpa de una élite avariciosa que lo único que le importa es aumentar sus beneficios, acumular capital, aunque ello sea a costa de cargarse el medio ambiente y de empobrecer a la gente. Quieren salir de esta crisis-estafa sometiendo a un saqueo continuo de derechos y de rentas a las clases populares y explotando irracionalmente los recursos naturales.

“Lo llaman democracia y no lo es”, “No hay pan para tanto chorizo”.

Para colmo, en nuestra piel de toro, cada día está más claro que vivimos en una falsocracia, en una oligocracia, que se burla de la soberanía popular. Los mercados, que nadie elige, compran voluntades y dictan lo que hay que hacer. Son tantos los vendidos al capital, se ha institucionalizado tanto la mentira, el robo y la corrupción, que se suceden los escándalos unos tras otros, afectando esta lacra a la Casa Real, a ministros, presidentes autonómicos, partidos políticos, sindicatos, dirigentes de la patronal, jueces, etc. Una de las consecuencias de todo esto ha sido el desmantelamiento de lo público, patrimonio de todos, favoreciéndose por parte del poder la privatización de empresas públicas de sectores estratégicos como el de la electricidad, un bien de primera necesidad que nunca debió convertirse en una mercancía. Cada día es más necesario que los políticos se posicionen contra esta timocracia, desmarcándose de esta élite extractiva -de los corruptos y de los corruptores- y que se pongan al servicio del pueblo, del interés general.


Los munícipes visueños ¿de qué parte están? ¿Con los de arriba o con los de abajo?

Hace unos días el Ayuntamiento descubría una placa en la Plaza Sacristán Guerrero en honor a ENDESA y le tributaba un injustificado homenaje. Desde el Colectivo Ecopacifista Solano-Ecologistas en Acción hemos sentido indignación y vergüenza ajena, habida cuenta del escaso espíritu crítico de quienes nos gobiernan. Choca este reconocimiento con la resistencia ofrecida por el gobierno municipal para colocar una placa en memoria de los represaliados visueños de la guerra. ¡Qué sensibilidad la de los munícipes para babosearle a una multinacional, a la que no le debemos nada (al contrario) y qué poca con las víctimas del fascismo! Tuvimos que esperar 3 años y realizar muchas críticas para que se colocara esa merecida placa.

Pero, volviendo a ENDESA, una compañía que forma parte del oligopolio eléctrico español, que fue una empresa de capital público, hasta que Aznar y Rato -el corrupto de las tarjetas opacas- acabaron privatizándola en 1998.

Ahora ya no es ni de propiedad pública ni española, sino italiana. Es una de las principales responsables de que nuestro país siga teniendo un modelo energético hipercontaminante: se resiste a otro modelo basado al 100% en energías limpias, porque las fósiles les reportan más ganancias. ENDESA forma parte de un lobby que influye políticamente en el gobierno de turno para que se hagan las leyes que regulan el sector a su medida, favoreciendo los beneficios de las eléctricas. No en vano ha agradecido a muchos gobernantes su complicidad, colocándolos con unos sueldazos en su consejo de administración: Aznar, Solbes, Elena Salgado, Miguel Roca y Rodolfo Martín Villa, son algunos de ellos. Es una multinacional que se opone a la descentralización del modelo energético, que ha presionado para que se penalice la autoproducción, la independencia energética de los consumidores, mediante una extorsión llamada peaje de red, aunque no se haga uso de ella. Es una de las empresas que nos ha estado crujiendo, aprovechándose del sistema de formación de los precios de la electricidad (la famosa subasta manipulable), para cobrarnos un ojo de la cara por la luz, siendo esta en España tres veces más cara que en Europa. Prueba de ello es que este año va a repartir en dividendos 14.600 millones de euros entre sus accionistas, mientras nos han subido brutalmente la factura de la luz a los consumidores.

Si, 2,5 billones de las antiguas pesetas de beneficios. Todo un récord. Una auténtica bofetada a la mayoría social a la que se le dice que no hay recursos para casi nada, mientras se otorgan escandalosas y millonarias subvenciones a las eléctricas para que engorden sus beneficios. Y eso que dice el artículo 128 de la Constitución que “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. ¡¡Papel mojado!!Y aquí, en El Viso, nuestros iluminados representantes municipales no tienen otra ocurrencia que dedicar una placa homenajeando a Endesa.

Ante este lamentable espectáculo, desde el Colectivo Solano-Ecologistas en Acción no podemos sentir otra cosa más que vergüenza ajena ante las pocas luces de nuestras autoridades municipales, que están viendo como a diario, y entre otros abusos de esta multinacional, miles de familias se empobrecen con la salvaje subida de la luz impuesta por Endesa.

Aquí os dejamos un enlace, que sin duda abochorna e indigna a cualquier persona decente, sobre las prácticas que aplica Endesa en España.

Endesa: anatomía de un escandalo finaciero.

NOTAS ACLARATORIAS

1. El sistema de subasta para fijar el precio de la luz está en manos de las grandes compañías, que se ponen de acuerdo en vez de competir.

2. El precio que se asigna al kilovatio es el de la fuente más cara que entra en la puja. Así, en vez de pagar en función del costo ponderado, según el origen de la electricidad, se paga toda al precio de la más cara, generalmente el carbón o el fuel-oil, lo que dispara los llamados beneficios “caídos del cielo”.

3. Este sistema de precios incentiva a las grandes compañías a que sigan quemando carbón o petróleo, a pesar de ser fuentes de energía importadas, caras y altamente contaminantes.

4. En los últimos años el gobierno ha subvencionado la puesta en marcha de centrales de cogeneración con carbón, fuel-gasoil, gas de refinería y gas natural. Aunque hoy hay de sobra, pues la potencia instalada es más del doble de lo máximo que se ha consumido en un día, se siguen subvencionando sin hacer falta.

5. Ya en el pasado se subvencionó la construcción de nucleares y, además, pagamos a través del recibo la gestión de los residuos radiactivos. Hoy se subvencionan las primas que pagan las nucleares a las compañías de seguro y se les paga una compensación por la moratoria nuclear.

6. El Estado inyecta cifras astronómicas en subvenciones a fondo perdido para que determinadas centrales estén disponibles, aunque no produzcan electricidad.

7. A las eléctricas se le han pagado también los llamados Costes de Transición a la Competencia, porque se suponía que la liberalización del sector iba a generar una reducción de precios y de beneficios, cuando éstos no han dejado de subir.

8. Los usuarios domésticos pagan la electricidad a más del triple del precio que las grandes industrias.

9. Las renovables recibían primas por kilovatio producido, pero hoy están siendo boicoteadas, porque se han suprimido dichas ayudas. Las renovables reducen el precio de la electricidad de las subastas y disminuyen los derechos de emisión de carbono que tenemos que comprar, por lo que sale a cuenta subvencionarlas. Además, generan miles de nuevos puestos de trabajo.

10. El gobierno da subvenciones millonarias a grandes empresas en concepto de interrumpibilidad, es decir, a cambio de que llegado el caso de una gran demanda se ofrezcan a parar de repente su consumo eléctrico. Nunca ha ocurrido esto, pero los millones los han cobrado.