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¿Cuánto tiempo más habrá que esperar?

El informe titulado ¿Cuánto tiempo más habrá que esperar? [1] repasa los diez últimos años de compromisos internacionales para la conservación de la biodiversidad en las aguas profundas. Dicho informe refleja avances significativos en nuestra capacidad de evitar el daño que producían las prácticas pesqueras destructivas a lo largo de la última década, pero llega a la conclusión de que la aplicación de las resoluciones históricas de la Asamblea General de las Naciones Unidas se queda corta y deja amplias zonas del océano desprotegidas frente a la destrucción causada por la pesca de arrastre.

El análisis realizado por la Deep Sea Conservation Coalition (DSCC), en la que participa Ecologistas en Acción, se ha compartido con científicos del Congreso Internacional de Conservación Marina (International Marine Conservation Congress) celebrado en Canadá esta semana. Su publicación coincide con la Revisión formal sobre el progreso en la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas 59/25 (2004), 61/105 (2006), 64/72 (2009) y 66/68 (2011) de la Asamblea General en Nueva York los días 1 y 2 de agosto. Estas Resoluciones cuentan con una serie de acciones concretas que comprometen a las naciones que realizan actividades de pesca en alta mar a evitar dañar los ecosistemas marinos.

El informe, que ofrece un análisis detallado por regiones de las acciones requeridas y de las adoptadas por los Estados, destaca una serie de importantes acontecimientos que, sin lugar a dudas, se han producido gracias a las resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas. Se incluirían en este apartado los tres nuevos acuerdos que establecen la creación de organizaciones regionales de ordenación de la pesca (OROP) con la tarea de gestionar las pesquerías en aguas profundas en el Pacífico Norte, Pacífico Sur y en el sur del océano Índico, así como las medidas adoptadas por algunas de estas organizaciones para restringir el uso de algunos aparejos de pesca de fondo especialmente destructivos y/o proteger los ecosistemas marinos vulnerables.

Sin embargo, el análisis también demuestra que existen zonas muy significativas donde los requisitos de las Resoluciones siguen sin cumplirse parcial o totalmente, dejando grandes zonas del océano sin proteger. La mayoría de las evaluaciones de impacto que se han llevado a cabo en las pesquerías de aguas profundas en alta mar no cumplen con los criterios establecidos por la FAO, y no se han llevado a cabo evaluaciones de impacto acumulativas en ninguna región. Es posible realizar pesca de arrastre en zonas donde hay ecosistemas marinos vulnerables, y este tipo de pesca sigue siendo el más utilizado en la pesca de aguas profundas en alta mar. Todo ello a pesar de las preocupaciones manifestadas una y otra vez por la comunidad científica y que hacen referencia al impacto destructivo de estas prácticas en las especies, los ecosistemas, la biodiversidad y, más recientemente, la capacidad de estas especies y ecosistemas sedimentarios de retener y almacenar carbono.

Matthew Gianni, principal autor del informe, afirmó: “se ha progresado en la protección de los ecosistemas de aguas profundas frente a los impactos de la pesca, pero todavía queda mucho por hacer. Hace diez años que se adoptó la primera de las resoluciones históricas de las Naciones Unidas y ocho años que la ONU instó a los Estados y a las organizaciones regionales de ordenación de la pesca (OROP) a que adoptasen y aplicasen las medidas incluidas en dichas resoluciones o a prohibir la pesca de arrastre en aguas profundas de alta mar. Sin embargo, también decimos “no se rindan”, porque tenemos que realizar este trabajo. En la mayoría de los casos, los problemas a la hora de aplicar totalmente estas medidas se deben a que no existe la voluntad política necesaria para aplicar el enfoque conservador requerido por la legislación internacional en la gestión de las pesquerías de aguas profundas frente a la incertidumbre científica. Todos reconocemos que las aguas profundas son un territorio que todavía no se ha estudiado suficientemente pero son una reserva global de biodiversidad y es importante que protejamos los océanos ante esta destrucción innecesaria.

El informe hace una serie de recomendaciones a los Estados y a las OROP, como, por ejemplo, prestar más atención a las evaluaciones de impacto y adoptar un enfoque más cuidadoso en el caso de los ecosistemas marinos vulnerables donde no se han tomado las medidas de protección necesarias.

Según Susanna Fuller, coautora del informe y miembro del Ecology Action Centre, “en la revisión de las acciones adoptadas para proteger los ecosistemas y las pesquerías de aguas profundas de los impactos de la pesca, abogaremos por el compromiso de los Estados para que apliquen totalmente estas resoluciones y establezcan límites claros para el trabajo y su finalización.”

Duncan Currie, asesor jurídico de DSCC y coautor del informe, añade: “todos los Estados, independientemente de que pesquen en alta mar, deben desempeñar un papel importante para garantizar que las Resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas se aplican totalmente, ya que dichas resoluciones representan los intereses de la comunidad internacional en general. Instamos a los delegados a que demuestren que siguen preocupándose por aplicar estas Resoluciones y que están comprometidos con otra Revisión. Pase lo que pase en Nueva York esta semana, necesitamos un acuerdo para acabar con el daño que se está causando a los ecosistemas marinos vulnerables en aguas profundas.”