Los delfinarios son una práctica indiscutiblemente cruel. Mantener a cetáceos toda su vida dando vuelta en una piscina, que no deja de ser para ellos una minúscula bañera (nada que ver con sus condiciones naturales) es inadmisible. Es por eso que en muchos países del mundo se han prohibido de forma más o menos directa: Croacia, Chipre, Hungría, Eslovenia, Suiza, Chile, Costa Rica, Grecia… En la India consideran a los delfines como a «personas no-humanas» e impiden su cautiverio. Esto es así por el carácter evidentemente inmoral de esta actividad.

Recientemente, el lugar pionero de la cautividad de delfines para espectáculos a nivel mundial, California, ha obligado a la mayor empresa del mundo, Sea World, en concreto a su sede principal radicada en San Diego, a no reproducir más orcas en cautividad ni admitir nuevas orcas en sus instalaciones. Dicho delfinario de San Diego ha anunciado a su vez, que en breve terminará con los espectáculos circenses de las orcas. Todo esto ha sido a raíz de la disminución de asistentes a sus instalaciones, fruto de la polémica surgida desde el estreno del documental BlackFish, que denuncia la parte oculta y cruel de esta actividad, muy desconocida para el gran público hasta ese momento.

En Canarias, tenemos la vergüenza de ser uno de los lugares más importantes de Europa en número de delfinarios, y uno de los pocos lugares del mundo en el que hay orcas en cautividad. Las empresas radicadas en el Archipiélago forman un poderoso lobby de presión político y mediático que hace que este tema quede permanentemente silenciado.

La presencia de delfinarios en Canarias, lejos de ser un atractivo turístico, se convertirá cada día que pasa, en un elemento disuasorio al turismo de calidad que se pretende para las Islas. Por tanto, desde las organizaciones Ben Magec-Ecologistas en Acción y Stop Delfinarios se solicitará reunión con los grupos políticos del Parlamento de Canarias para exigirles que no pueden permanecer impasibles ante el cada vez mayor rechazo ciudadano a esta inmoralidad, y que siguiendo la estela de otros lugares del mundo, se empieze de una vez a buscar fórmulas para acabar con esta ignominia.