El informe de Sanidad Ambiental de la Consejería de Sanidad que entre otras cosas afirma que determinados contaminantes atmosféricos derivados de la combustión de la madera de la central térmica de biomasa, como el dióxido de nitrógeno, alcanzarán niveles perjudiciales para la salud humana tiene fecha de 27 de julio de 2015. Casi dos meses después de presentado este informe, el 15 de septiembre de 2015, el Gobierno de Canarias publica en el BOC la declaración de interés estratégico a favor del Proyecto Biomasa en el Muelle de La Esfinge en el Puerto de Las Palmas de Gran Canaria.

Los ecologistas entienden que el propio gobierno podría estar infringiendo el artículo 3 de la Ley sobre tramitación preferente de Inversiones Estratégicas para Canarias, donde se dice textualmente que “se deberá garantizar especialmente la adecuación a la normativa vigente en materia de protección del medio ambiente”, dado que aún conociendo la existencia de un informe ambiental negativo, decidieron declarar el proyecto de la planta de biomasa como inversión estratégica. En un acto irresponsable, sabiendo que se ubicaría en la ciudad más poblada del Archipiélago.

Una vez más, como ya ocurrió con el caso de las prospecciones petroleras y la penetración del gas, se nos quiere colar de manera antidemocrática y con total falta de transparencia una energía considerada renovable por Unión Europea. Aunque esto no la convierta ni en ecológica, ni en sostenible, ni en amigable para las personas y la naturaleza. De hecho ni es limpia, ni está libre de emisiones de CO2, es contaminante, emite sustancias cancerígenas como el benzopireno, genera malos olores y causará, de construirse la planta, un gran impacto visual, contrariamente a como lo vende la empresa promotora ENCE Energía.

En este sentido a los impactos sobre el medio y la salud humana del proceso de combustión y liberación de gases, demostrados en el informe de Salud Ambiental, hemos de sumarle los impactos derivados del ciclo de producción de energía a través de biomasa. El combustible para esta central térmica (aproximadamente 560.000 toneladas anuales de astillas para la generación de los 70 MW de la central térmica) será mayoritariamente madera procedente de cultivos energéticos de Brasil, Congo, EE UU, Canadá y la Península ibérica, y un porcentaje inferior de restos forestales locales que serán detraidos a otros usos tan necesarios como el procesamiento de la fracción orgánica de los residuos urbanos para hacer compost. La importación de tal cantidad de material forestal podría además introducir nuevas plagas y enfermedades a los frágiles ecosistemas de las islas. Al CO2 liberado por la destrucción de estos ecosistemas hemos de sumarle las emisiones de las tareas de plantación, riego, fertilizantes, pesticidas, tala, transporte terrestre y marino, así como los procesos para su transformación en energía. Por tanto estamos ante una actividad que está muy lejos de ser neutral en la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera. Al contrario, la producción de 1 MWh de energía a partir de la combustión de madera de biomasa puede suponer un 50% más de emisiones de CO2 que si generara la misma energía a partir de carbón.

Para Ben Magec-Ecologistas en Acción el gobierno de CC-PSOE presidido por Clavijo, se muestra absolutamente continuista con las políticas que nos han llevado a una grave crisis económica y ecológica en las islas, apostando por soluciones energéticas que ahondan en la dependencia exterior, pone barreras a la soberanía energética y genera enormes costes económicos, ambientales y sociales. Se perpetua así un modelo caduco,basado o sustentado en los combustibles fósiles y desoyendo la demanda social de una apuesta clara por las energías renovables, limpias y sostenibles: eólica, solar y mareomotriz.