La empresa francesa AREVA, que ha falseado alrededor de 400 protocolos de control de calidad sobre materiales, está contratada por la empresa CNAT, que gestiona las centrales nucleares de Almaraz I y II (Cáceres) y Trillo (Guadalajara) para operaciones de mantenimiento y fabricación de combustible.

La investigación realizada sobre la empresa fabricante de centrales y componentes nucleares AREVA ha arrojado el descubrimiento de que unos 400 protocolos de control de calidad de diferentes materiales para centrales nucleares estaban falseados. Este descubrimiento se ha producido a raíz del hallazgo de fisuras y defectos en la cuba de uno de los reactores de la central nuclear de Flamanville, en construcción en el norte de Francia. Los retrasos (del orden de nueve años) y sobrecostes (más del triple de lo presupuestado) en la construcción de los reactores de Olkiluoto (Finlandia) y de los citados de Flamanville han provocado la quiebra de AREVA y que la empresa pública Electricité de France (EdF) haya tenido que rescatarla. Este escándalo supone un nuevo golpe para el gigante nuclear francés, que cuenta con 45.000 trabajadores.

El escándalo de AREVA afecta también a las centrales nucleares españolas. La empresa CNAT, que gestiona las nucleares de Trillo (Guadalajara) y Almaraz I y II (Cáceres), ha contratado a AREVA en numerosas ocasiones para realizar operaciones de mantenimiento en ambas centrales. Asimismo, esta empresa contrató a AREVA para fabricar combustible para seis recargas para la central nuclear de Trillo a partir de 2017, e hizo pruebas con barras de combustible de Almaraz en 2015.

Como elemento de especial gravedad, AREVA se ha encargado de la supervisión y el análisis de la causa del fallo de las bombas de agua de servicios esenciales, que han estropeado en la Unidad II de la central de Almaraz. La decisión del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de mantener Almaraz en funcionamiento, basada en el análisis realizado por AREVA, está por tanto en entredicho.

Para Francisco Castejón, portavoz de campañas antinucleares de Ecologistas en Acción, “estamos ante un hecho grave, puesto que AREVA es omnipresente en las operaciones de mantenimiento y reparación de las centrales de Almaraz y Trillo. Hay que determinar hasta qué punto el falseamiento de los protocolos afecta la seguridad de estas dos centrales. En particular, y más aún a raíz de los hechos que denunciamos aquí, la central de Almaraz debería parar para reparar su sistema de agua de servicios esenciales”, concluye Castejón.