Las elucubraciones franquistas no terminaron tras la muerte del dictador. A principios de los 80 se revive en Navarra una obra faraónica para construir un embalse en una zona protegida. La construcción se convirtió en una cuestión de Estado cuando ocho activistas pusieron en jaque las obras.

Lourdes Jiménez. Redacción. Revista Ecologista nº 89.

Corría el año 1996. Era sábado de Semana Santa y estaba a punto de amanecer. Nadie trabajaba ese día en la obra. De repente, aparecen en escena ocho encapuchados portando sierras eléctricas. Son los activistas del grupo Solidarios de Itoiz que han decidido cortar por lo sano con la construcción de un embalse, declarado ilegal por la Audiencia Nacional un año antes. En dos minutos, cortaron unos imprescindibles cables capaces de transportar hasta 140 toneladas de peso. La construcción se paraliza nueve meses. El conflicto se politiza aún más y se convierte en una cuestión de Estado. La Fiscalía pide hasta 19 años para los activistas. Finalmente, son condenados a cuatro años y 10 meses de cárcel por secuestro del guarda de las obras ya que los daños provocados sólo se podían considerar como “falta” según la legislación vigente de la época. Dos décadas más tarde de aquel día, los ocho se reafirman: “volveríamos a hacerlo”.

Julio Villanueva fue uno de ellos. “Era una acción complicada. Yo recuerdo estar en tensión y con muchos nervios” cuenta para esta revista, donde asegura que se sentían legitimados ya que las obras no se habían parado a pesar de haber sido declaradas ilegales por la Audiencia Nacional, y más tarde, haber sido ratificada la sentencia por el Tribunal Supremo.

“Le quitamos el arma al guarda que estaba allí y lo atamos para poder llevar a cabo la acción”. En un vídeo que inmortalizó la acción se ve como el guarda, que se había desatado, va corriendo a por ellos y se cae. “Sí, se cayó, se rompió la nariz y luego dijo que habíamos sido nosotros”, explica Villanueva para dar cuenta del grado de manipulación que tuvo el caso. Cuando terminó la acción, se quitaron las capuchas y esperaron a la Guardia Civil para entregarse. “Nos pusieron en el suelo y ahí empezó nuestro infierno. Nos torturaron durante 20 minutos”, algo que los periodistas que fueron convocados para captar la acción corroboraron después en el juicio.

Los relacionaron con ETA

Los Solidarios de Itoiz permanecieron en busca y captura durante ocho años hasta que los hechos prescribieron, con las consecuencias personales que ello conlleva. Tres de ellos pasaron algún tiempo en la cárcel. Ocho años en los que internacionalizaron la defensa de la Tierra: hicieron una huelga de hambre desde la cárcel, se colgaron de la cúpula del Vaticano, se subieron a la Noria del Milenio de Londres y accedieron al Foro Mundial del Agua de La Haya. “Igual ahora no llama tanto la atención, pero en su momento fueron innovadores porque hacían acciones directas, públicas, no violentas y espectaculares”, cuenta para esta publicación Fermín Munarriz, del diario Egin por aquel entonces y uno de los periodistas convocados para presenciar la acción. “Fue una detención muy violenta. A nosotros también nos pusieron en el suelo, y pudimos escuchar gritos de dolor”, explica Munarriz.

Como todo fue grabado y los periodistas tomaron infinidad de fotos, la repercusión mediática fue muy grande. “Esto enfureció mucho más” al Gobierno central y al de Navarra que rápidamente intentaron relacionar a los Solidarios de Itoiz con ETA, tal y como asegura Munarriz: “eran unos años duros de violencia en Euskal Herria, y para deslegitimar a los activistas, empezaron a decir que había sido un ataque terrorista. Buscaban criminalizarlos” y, para ello, usaron tácticas que, veinte años más tarde, siguen aún vigentes: o eres de los nuestros o eres ETA. Incluso llegaron a decir que tenían material pirotécnico por las chispas que saltaban de las radiales.

A pesar de toda la manipulación política del asunto para meterles en la cárcel, Villanueva tiene claro que una acción como esta en tiempos como los de hoy, con el nuevo código penal y las leyes mordaza, hubiera acarreado “castigos” más graves: “El Estado se está armando en contra de las acciones colectivas de lucha, recrudeciendo la legislación”. Por eso, a su juicio, “las acciones de hoy tienen que ser mucho más participativas para dificultar la represión. Se trata de crear dinámicas más numerosas”.

Las consecuencias económicas de la obra

Estas obras no sólo han tenido un fuerte impacto ambiental, sino también económico. El año pasado, María Rosario Brinquis presentaba su trabajo fin de Máster Itoiz 2012. Un análisis económico, premiado por la UNED.

En ese trabajo señala las pérdidas económicas de las obras: si se compara el coste total del proyecto incluyendo 30 años de explotación, 1.751,7 millones de euros, con la producción bruta de todas las actividades asociadas en este tiempo, incluida la revalorización de los terrenos, 1.300 millones de euros, la rentabilidad del proyecto es “claramente negativa”. Según este estudio, dirigido por el profesor de la Universidad de Zaragoza, Pedro Arrojo, sólo se ha recuperado un 27% de los costes, a pesar de que la Directiva Marco del Agua obliga a las instituciones públicas a recuperar todos los costes invertidos.

En su tesis, Brinquis también asegura que parece necesario un replanteamiento de fondo de la manera de actuar de la Administración en la política hidráulica: “nos encontramos ante un caso no aislado de modelo de actuación de la tradicional política hidráulica española: primero se decreta la construcción del embalse, y luego se incorpora a la Planificación Hidrológica”, dice el estudio. Efectivamente, según Villanueva, primero se proyectó la obra y luego se valoraron las necesidades de la población, en vez de hacerlo al revés: “Pusieron el carro delante de las mulas”.

Un nuevo paisaje social, más pobre

Según Villanueva, se han despoblado los Valle de Irati y Urrobi, han desaparecido unas siete poblaciones que eran “muy interesantes” desde el punto de vista ecológico, con tres reservas naturales y dos Zonas de Especial Protección de Aves (ZEPA) y se tuvieron que hacer nuevas carreteras porque otras quedaron inundadas. “Nos prometieron el oro y el moro”, dice Villanueva, “y llenaron las localidades más grandes como Agoitz de campos de fútbol, de spas… Les dotaron de infraestructuras que a día de hoy son imposibles de mantener”, asegura.

Todo esto ha hecho cambiar el paisaje socioeconómico en el área. El agua ya no es un bien común, sino que está privatizada. Los regantes tienen que pagar un canon por el uso del agua que es “cinco veces más cara que antes”, asegura Villanueva. Así, el modelo de agricultura es ahora un modelo “industrial, transgénico y dependiente de la energía” donde los dueños de las tierras no son ahora terratenientes sino empresas de agrobusiness.

Fueron años duros, en los que las únicas presas no fueron las construidas en Itoiz; también las vidas de los Solidarios de Itoiz quedaron atrapadas en la manipulación. Fueron presos políticos en esta historia. Y el tiempo les ha dado la razón.

Cronología de Itoiz
1984: Se presenta el Informe del Agua de ese año y el PSOE retoma la construcción de un gran embalse en el río Irati.

1985: Se crea la Coordinadora de Itoiz con el lema ‘No al pantano; sí a una alternativa de vida para la zona» que hace la batalla legal.

1990: El Gobierno de Navarra aprueba definitivamente las obras del pantano.

1993: Comienzan las obras. Paralelamente se revive el proyecto del Canal de Navarra para transformar cultivos de secano en regadío.

1995: La Audiencia Nacional declara ilegal el proyecto.

1996: Se produce el corte del cable de los Ocho activistas de Solidarios con Itoiz. El Parlamento Foral modifica la Ley de Espacios Naturales para que el proyecto sea legal.

1997: El consejo de Ministros declara de Interés General el pantano y el Canal de Navarra. Meses después, el Tribunal Supremo (TS) respalda la tesis de los opositores a la obra. Entonces, la Audiencia Nacional plantea la inconstitucionalidad de la reciente ley del Parlamento foral que hacía inaplicable la ejecución de la sentencia del TS.

1998: La Audiencia Provincial de Navarra condena a 4 años y 10 meses de prisión a los ocho activistas

1999: La Coordinadora de Itoiz destapa un informe técnico de 1989 sobre los riesgos de la presa. Diversos organismos públicos han negado durante años su existencia.

2000: El Tribunal Constitucional declaró ajustada a Derecho la Ley Foral de 1996. Cinco vecinos recurren la sentencia del constitucional ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

2001: El ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, coloca la primera piedra de las obras del Canal de Navarra.

2002: La Audiencia Nacional permite el llenado completo del pantano.

2003: La policía Foral desaloja a los habitantes de la zona de Itoiz, donde entraron máquinas excavadoras para demoler los poblados.

2004: La presa navarra de Itoiz se llena tras once años de obras. En este mismo año, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo rechaza el recurso interpuesto.

2007: Prescriben los delitos para los ocho de Solidarios de Itoiz.

2009: El Canal de Navarra ya tiene construidos más de 60 kilómetros. Faltan alrededor de otros 100.

2013: Se aprueba la ampliación de la primera fase del Canal de Navarra

2015: Una de las abogadas de la Coordinadora de Itoiz, María José Beaumont, es ahora consejera de Presidencia, Función Pública, Interior y Justicia del Gobierno de Navarra.

2016: El Canal de Navarra no está aún terminado. Su segunda fase está incluida en el Plan Hidrológico del Ebro.