Foro Social Mundial
En Montreal
Del 9 de agosto de 2016 / 10:00
al 14 de agosto de 2016

Organizaciones de más de 95 países, entre ellas Ecologistas en Acción, se congregarán del 9 al 14 de agosto de 2016 en Montreal (Québec) para una sesión especial del Foro Social Mundial, porque será la primera que tiene lugar en un país del Norte global. Las y los participantes compartirán una amplia diversidad de un total de 1.200 conferencias, talleres, eventos culturales y reuniones sobre estrategias políticas. Se eligió a Montreal debido al alto grado de activismo en la ciudad, tales como la huelga estudiantil de 2012 en Québec, las manifestaciones contra el fracking y las movilizaciones contra los recortes sociales.

Pero el Gobierno canadiense enturbió el foro antes de comenzar. Según la organización, se emitieron alrededor 2.000 invitaciones para que delegaciones de Asia, África y Latinoamérica pudieran adquirir visados canadienses. Al 70% de estos delegados se había negado sus aplicaciones.

Las preocupaciones por la guerra en Siria, la creciente represión y los crímenes de lesa humanidad contra las personas refugiadas, el régimen autoritario de Erdogan y la vuelta a la pena de muerte en Turquía, el golpe contra la democracia en Brasil –ocultado tras el humo de la llama olimpica-, la ofensiva neoliberal con tratados como TPP, TTIP, CETA o TiSA que profundizarían las desigualdades, así como el cambio climático estarán en el centro de los debates. El Foro Social Mundial buscará repuestas el auge de políticas autoritarias y de odio hacía “el otro” personificadas en figuras como Donald Trump en Estados Unidos, Marie Le Pen en Francia o Geert Wilders en Holanda. Ante el avance de intolerancia y xenofobia, es más necesario que nunca crear movimientos internacionalistas.

El FSM se originó en el año 2001, en Porto Alegre, Brasil, en respuesta a las políticas diseñadas para acelerar la globalización capitalista y en contraposición al Foro Económico Mundial que se reúne cada año en Davos (Suiza). Esperanzadas y animadas por los cambios políticos en Brasil –y otros países latinoamericanos como Venezuela donde se cristalizó un ciclo político anti-neoliberal-, organizaciones de la sociedad civil organizada y movimientos sociales se encontraron para analizar el impacto de la globalización económica en las vidas de las personas y la naturaleza, así como discutir cómo cambiar las relaciones de fuerza para acabar con las causas de las crecientes desigualdades, la degradación ambiental y la falta de democracia.

Después de su éxito inicial en Brasil, se organizaron foros internacionales, nacionales, regionales y locales en aproximadamente 50 países, entre ellos India, Kenia, Senegal y Túnez donde se realizó la última edición, en 2015. Una gran parte de las actividades giraron en torno a la coordinación de resistencias y calendarios de movilizaciones globales y la elaboración de alternativas a las políticas económicas dominantes. Sin embargo, el foro no se concibió como un comité ejecutivo para los movimientos sociales de todo el mundo. Sino como una plataforma abierta dirigida a la exploración de ideas, compartir experiencias y ampliar las perspectivas sobre la forma de efectuar el cambio. Pero del espacio surgieron un sin fin de importantes contestaciones sociales y políticas que tuvieron un impacto global como por ejemplo las movilizaciones contra la guerra de Irak en 2003.

Hay que admitir que el Foro Social Mundial ha perdido impacto político y necesita renovarse, pero sigue siendo una instancia necesaria para organizar la resistencia al neoliberalismo. Brinda la oportunidad para activistas sociales, investigadores y representantes políticos responder las grandes preguntas económicas, sociales, ambientales y culturales del mundo contemporáneo y tejer lazos para la puesto en común de las alternativas que se construyen en diferentes territorios y contextos.

En los últimos años, el Foro Social Mundial ha sido impulsado por las demandas populares de justicia social y la democracia en el sur de Europa (resistencias en fgnGrecia, movimiento 15M, etc.), Norte de África y Oriente Medio (la Primavera Árabe), e incluso los Estados Unidos (Occupy Wall Street). Existe un creciente consenso de la necesidad de construir alternativas políticas, como fue evidente en los Estados Unidos con la campaña de Bernie Sanders que ha logrado aglutinar la simpatía de cientos de miles de personas que están hartas con el establishment que sólo gobierno a favor del poder económico y político.

Pero las alternativas económicas, sociales y solidarias ante la crisis multidimensional, articuladas entre foro y foro, no han conseguido aún desestabilizar al sistema capitalista, el cual sigue en tacto como antes de la crisis financiera que colapsó la economía mundial a partir del 2007. Incluso muchas políticas van en la dirección de cultivar las condiciones para nuevas crisis. Pero aun así, la sed a justicia ambiental, la ciudadanía sin fronteras y la defensa de los derechos humanos sigue creciendo en el mundo y serán algunos de los temas abarcados en Montreal.

Entre los hitos del foro estará la intervención de Naomi Klein que impulsó una interesante plataforma de transición para dejar de usar los combustibles fósiles y crear las bases para una nueva economía en Canadá, llamada “Leap Manifesto”.

El “Leap Manifesto” busca construir un sistema energético controlado colectivamente por las comunidades locales, con un 100% de electricidad basada en energías renovables en 2050, comenzando ahora, dando prioridad a las comunidades indígenas y otras comunidades que luchan en primera línea contra actividades industriales contaminantes, eliminando completamente las ayudas públicos a los combustibles fósiles, así como finiquitando políticas anti-sociales como los recortes en los presupuestos en nombre de la “austeridad”, el fraude y la evasión fiscal para las grandes corporaciones y los más enriquecidos o los gastos militares.

El movimiento por la justicia climática -reconocer que algunas personas son más vulnerables al cambio climático que otros- está creciendo y las comunidades están buscando estrategias específicas, como por ejemplo enfrentar con campañas de desobediencia civil a las compañías de combustibles fósiles, investigar las violaciones de los derechos humanos de los que son responsables, y demandarles ante tribunales nacionales e internacionales.

El sistema capitalista ha explotado y abusado de la mano de obra y de la naturaleza, al punto de llevar el planeta a sus límites. Las políticas agresivas de liberalización comercial, de desregulación del sistema financiero y la privatización han mundializado un modelo de sobreproducción y sobreconsumo que profundiza exacerba la crisis múltiple: ecológica, social, económica y financiera, alimentaria y energética.

Uno de los ejes de trabajo del foro en Montreal tratará sobre las movilizaciones y estrategias para salir del actual modelo del comercio y extractivismo, con el fin de impedir los peligrosos tratados como el que han negociado Canadá y la Unión Europea (CETA, por sus siglas en inglés), o el que está negociando el bloque europeo con Estados Unidos (TTIP) así como desmantelar el poder de las transnacionales. Especial atención tendrán las campañas para denunciar los asesinatos de activistas y defensores de derechos humanos, como Berta Cáceres en Honduras y estudiar vías de acción para impedir nuevos casos y acabar con la impunidad de dichos crímenes.