El eslogan escogido este año para la celebración de la semana europea de la movilidad es “Movilidad Inteligente. Economía Fuerte”, y quiere poner la atención en los beneficios que tiene realizar desplazamientos en medios alternativos al automóvil particular. Así se destaca, en la documentación oficial, que el coche sale caro a las personas usuarias, calculando un ahorro anual de unos 2583 euros a una persona que sustituye el coche por la bici. También quieren destacar los promotores de la celebración de la semana europea de la movilidad el impacto positivo que tienen viandantes y ciclistas en el pequeño comercio de las ciudades.

Sin embargo, y si queremos mantener el foco en el eslogan escogido para este año, el mayor impacto sobre la economía está relacionado con los costes ocultos del actual modelo de transporte. El sistema de transporte en España, sigue siendo, esencialmente dependiente del petróleo. Un recurso del que no disponemos y que importamos, con el coste asociado que ello supone. La emisión de gases de efecto invernadero, derivado de su combustión, afecta doblemente a la economía, debiendo pagar por superar la asignación de emisiones, y agravando las consecuencias de un cambio climático que ya está en marcha.

También hay que cuantificar el sobrecoste del desarrollo excesivo de infraestructuras, y para muestra un botón: ¿Cuánto nos ha costado el aeropuerto de Burgos? ¿La intensidad media diaria de vehículos de la autovía Burgos–León justifica su construcción?.

Y aunque sea difícil, los costes sociales también se deben incluir en las cuentas de la movilidad. Un informe del Banco Mundial estima que la contaminación atmosférica supuso en el estado español un coste de 50.000 millones de dólares en 2013, lo que equivale al 3,5% del Producto Interior Bruto en ese año. Este informe no computa, además, los daños que la contaminación atmosférica provoca sobre los cultivos o los ecosistemas naturales.

Un informe de STOP accidentes hace un cálculo de la dimensión económica de los accidentes de tráfico, para cuantificar la magnitud del costes, al margen de la tragedia humana. En España, los accidentes de circulación pueden suponer para la sociedad en su conjunto un coste situado entre los 13.000 y los 17.600 millones de euros, dependiendo del método empleado para calcular los costes humanos.

¿Qué celebramos en Burgos?

A pesar de la visión economicista de esta edición de la semana europea de la movilidad, la reivindicación sigue siendo la aplicación de medidas en las que el espacio urbano que se dedica al automóvil se devuelva a las personas, a las bicicletas y los autobuses para hacer de nuestras ciudades lugares más habitables.

¿Cómo se cuantifica el bienestar que produce pasear por un espacio sin coches? ¿La seguridad que supone que niñas y niños se desplacen andando sin el peligro del tráfico? ¿Caminar por aceras amplias? ¿Desplazarse por la calzada en bicicleta sin respirar el humo de los tubos de escape?

El Ayuntamiento de Burgos, responsable de la aplicación de políticas de movilidad sostenible en la ciudad, mira para otro lado, estando totalmente ausentes estas políticas en la ciudad. En la celebración de la semana europea, ha optado por apoyar la promoción del vehículo eléctrico y por difundir el sistema público de alquiler de bicicletas. Dos medidas claramente insuficientes, la sustitución eléctrica del transporte es difícil, y no resuelve los problemas de dependencia energética, ocupación del espacio de las ciudades, ni de accesibilidad universal; la promoción del uso de las bicicletas públicas de alquiler es una buen iniciativa, sin embargo debe de ir acompañada de otras medidas complementarias, como el calmado del tráfico, que permita a las bicicletas circular con seguridad por la calzada.

El día sin coches el viaje en autobús es gratis, para invitar a la ciudadanía a utilizar el transporte público. Una medida anecdótica, cuando lo que se demanda es la remodelación de las líneas que mejore el servicio de autobuses urbanos para que pueda ser una alternativa real a las necesidades de la población. Desconocemos si el Ayuntamiento va a ejecutar alguna medida permanente, compromiso que se exige a los municipios que se adhieren formalmente a la celebración de la semana europea de la movilidad. Lo que revela una vez más, el poco interés en el tema.

Estas carencias son sólo algunas de las que denunciamos, reivindicando que la ciudad se dote de un Plan de Movilidad Urbana Sostenible, que contemple una amplia participación ciudadana, que realice un diagnóstico actualizado de los desplazamientos en la ciudad y que incluya las medidas de promoción de los medios alternativos y de restricción del automóvil particular. Una apuesta, esta última, de la que el Ayuntamiento nunca ha sido muy proclive, pero que condiciona el éxito del resto de medidas.

Según las últimas noticias, el Plan de Movilidad se va a desarrollar próximamente, aunque es un runrún que llevamos oyendo mucho tiempo, y quién sabe, si realmente existe la dotación presupuestaria o también ha sido “desviada” como en otras actuaciones de movilidad.