La caza furtiva, el veneno y la alteración de los hábitats llevan al lobo a ver reducida su escasa población a la mitad de lo que se censó hace 10 años. El lobo precisa de medidas urgentes de protección y conservación que no se están adoptando y una acción contundente y constante en su favor por parte de las administraciones. La convivencia con la ganadería es posible.

La Jornada sobre conservación del lobo ibérico organizada por Ecologistas en Acción y el Proyecto de Voluntariado para el Censo y Evaluación del Estado de Conservación de Lobo Ibérico se celebró ayer en Guadalajara con gran presencia de público e interesantes ponencias.

El desarrollo de la jornada, en la que intervinieron científicos, técnicos, educadores y naturalistas, ofreció muchos datos, experiencias y propuestas que permitieron sacar dos conclusiones fundamentales. La primera es que el lobo ibérico está en estado crítico en Guadalajara y Castilla-La Mancha, por lo que precisa de medidas urgentes de protección y conservación que no se están adoptando. La segunda es que existen fórmulas eficaces para que la connivencia entre ganadería y lobo sea una realidad y, en ese sentido, hay que apoyar la ganadería extensiva bien gestionada frente a los modelos que no atienden adecuadamente las necesidades del ganado y su interacción con el medio natural.

Respecto de la situación del lobo ibérico se puede constatar, tanto por los datos oficiales como por los manejados por los especialistas en la Jornada, que la población sigue bajo mínimos a pesar de que la especie está declarada en peligro de extinción desde 1998 en Castilla-La Mancha. En las hipótesis más optimistas apenas queda un núcleo reproductor en la provincia de Guadalajara, con muy pocos ejemplares, y al que podría añadirse otro compartido con Madrid. Esto supondría que los tres núcleos censados a mediados de la década pasada no sólo se habrían reducido, sino que también han tenido que cambiar de sitio.

El lobo ibérico está siendo permanente acosado y con toda probabilidad objeto de caza y furtivismo ilegal. Eso hace que no se estabilice la población y, mucho menos, que prospere hasta alcanzar un estado de conservación favorable. También lleva a que se favorezca un mayor número de conflictos con el ganado, ya que es conocido que los grupos desestructurados y los individuos solitarios tienen más dificultades para alimentarse de presas salvajes.

Detrás de la persecución al lobo sólo cabe pensar que hay dos tipos de comportamientos, que desgraciadamente son comunes a los que se dan en el resto de Sistema Central. Los de ciertos ganaderos que no respetan las leyes y los de ciertos cazadores y cotos de caza en los que se realizan prácticas de furtivismo y envenenamiento de fauna.

Aparte del conflicto con la ganadería, en la jornada se ha puesto de manifiesto la preocupación por el conflicto con la actividad cinegética, más oculto, pero seguramente mucho más peligroso para el futuro del lobo. Hay que recordar que algunas organizaciones cinegéticas vienen pidiendo con reiteración que se declare al lobo especie de caza en Castilla-La Mancha. Y que la causa de la práctica extinción del lobo en Ciudad Real ya se debió a su persecución por motivos cinegéticos. Por otra parte, en zonas loberas de Guadalajara ya se han dado casos reiterados de uso del veneno denunciados por organizaciones ambientales y sancionados por la Junta y los Tribunales.

Otro grave problema para la población del lobo es la gestión de sus hábitats, especialmente las alteraciones y las molestias en las zonas de cría que hacen que la especie no se reproduzca bien. Curiosamente muchas de estas situaciones se dan en espacios presuntamente protegidos, como la Sierra de Ayllón o el Alto Tajo, donde los planes de gestión no han tenido en cuenta los requerimientos de la especie. El incumplimiento de la normativa de protección de especies y de la europea de protección de la Red Natura 2000 es flagrante, por lo que se requiere de una acción de conservación más decidida y eficaz de las administraciones en favor del lobo ibérico y sus hábitats.

El lobo carece de plan de recuperación en Castilla-La Mancha, a pesar de que su redacción es obligatoria desde 1998. También carece de objetivos y medidas para conseguir un estado de conservación favorable, como establece la Directiva Hábitats desde 1992. Y ni la protección de la especie, ni la conservación y restauración de sus hábitats están siendo considerados como deben en los planes de gestión de la Red Natura 2000 y en los planes de ordenación y gestión de la red de espacios naturales protegidos de Castilla-La Mancha.

En este sentido y como medidas concretas hay que priorizar la vigilancia y persecución del furtivismo y del uso del veneno en la provincia, así como delimitar áreas sensibles para el lobo donde se garantice la tranquilidad y el buen estado de conservación del hábitat frente a actividades ganaderas, cinegéticas y forestales.
Es preciso que todas las carencias se rectifiquen y las medidas se adopten cuanto antes si no se quiere que el lobo se vea abocado a su desaparición en muy corto espacio de tiempo.

De otra parte, en relación a la convivencia con la ganadería, la jornada ha puesto de manifiesto que existen diversas medidas de probada eficacia para prevenir los conflictos con el lobo. De hecho, ganaderos que participan en el proyecto que al respecto está llevando a cabo Ecologistas en Acción han prestado su testimonio para confirmar que una adecuada atención y protección del ganado reduce de forma muy significativa la incidencia de posibles ataques. No dejar al ganado sólo en el campo, usar perros de guarda, recoger el ganado por la noche o hacer las parideras en sitios cercados, son medidas útiles y que se deben llevar a cabo contando si es preciso con el apoyo de las ayudas que sean pertinentes, incluida una etiqueta de calidad que permita identificar y valorar mejor los productos ganaderos procedentes de comarcas loberas.

Complementariamente a las medidas que han de adoptar los ganaderos, la administración debe ayudar a la ganadería extensiva bien gestionada a afrontar los perjuicios, mucho más importantes que los que ocasiona el lobo, que la propia actividad tiene por el exceso de burocracia, descenso de las ayudas de la PAC y de los precios que marcan los oligopolios del mercado ganadero y de la distribución.
Guadalajara, al igual que distintos territorios en Castilla-La Mancha, reúne las condiciones idóneas para que exista una población de lobo estable y equilibrada con el entorno natural y en convivencia con las actividades humanas. Pero para que ese objetivo se pueda llevar a cabo es preciso que las administraciones, en particular la Junta de Castilla-La Mancha y el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, se pongan a trabajar de forma rigurosa y constante tanto en favor del lobo como de la ganadería y actividades forestales que sean compatibles con el entorno natural.