A propósito de la semana del arbolado que promueve nuestro Ayuntamiento en estas fechas, Ecologistas en Acción quiere plantear a los vecinos de Logroño, una serie de reflexiones, respecto al arbolado de nuestra ciudad y la forma en que actualmente se realizan las labores de cuidado, mantenimiento y renovación.

Hay que comenzar por señalar que los árboles de la ciudad se encuentran en ella en territorio extraño, por no decir directamente “enemigo”. Esto quiere decir que son seres vivos que no están en su hábitat natural, incluso cuando se localizan en una ribera o cuando se planta alguna especie propia del lugar, siempre se conservan o se plantan por un interés humano, con la visión antropocéntrica que actualmente domina en nuestra sociedad. Y estos árboles sufren, y estos árboles enferman, y estos árboles mueren. Y a pesar de todo, mientras se encuentran en estas condiciones, no dejan de aportarnos beneficios. Porque no se comportan como, en general, nos comportamos los humanos con el resto de los seres vivos del planeta. Para que me sirven los árboles, me puedo aprovechar de ellos, pues adelante, me molestan, pues que me quiten esa rama que está muy cerca de mi ventana y entran bichos en casa. Que tengo que meter una tubería y aparecen unas raíces, pues fuera estorbos. Que hay demasiadas ramas en un árbol, viejo, débil por la cantidad de podas (heridas) que ha sufrido en su vida, y alguna de esas ramas se puede caer, pues poda radical y a otra cosa.

Y que podemos hacer nosotros por los árboles de nuestra ciudad, como corresponder a este “altruista” comportamiento. Pues muy simple: No hagamos a otro ser vivo lo que no queremos que nos hagan a nosotros.

Por eso cuando al dar una paseo por las calles de nuestra ciudad y se ve una poda tremenda, en la que sólo se deja el tronco de unos plátanos de gran edad, uno se pregunta, ¿por qué? Es posible que tenga una explicación técnica y sea algo bueno, siempre desde el punto de vista humano, concretamente del gestor del arbolado en Logroño. Pero a veces, como en el caso de los plátanos de la calle del Norte, en las traseras del Hospital, sinceramente no le encontramos explicación. Es posible que sea porque estén enfermos, pero habrá que explicarlo.

Lo mismo nos pasa cuando vemos el proceso de transformación que se está produciendo en una calle tan singular como Bretón de los Herreros. No toca hablar de la “peatonalización” o más bien la “terrazalización” que se ha producido en ella, en los últimos años, nos referimos al cambio del arbolado que de forma gradual, para que sea menos perceptible, se está dando, sustituyendo los plátanos de “toda la vida”, por especies tan “de sombra” como el laurel o el árbol de los farolillos. Nos preguntamos si es que ahora, la sombra de la calle, no habrá que buscarla en los plátanos sino en los toldos de las terrazas.

Todos los plátanos de Logroño están enfermos, pero hasta ahora cuando alguno no podía más, lo rematábamos, y en su lugar plantábamos otro plátano. De esta forma manteníamos la calle con el arbolado de siempre, conservando la historia de la ciudad también en este aspecto. Con la transformación del arbolado de la calle Bretón de los Herreros, nos hemos cargado esa historia. Como nos cargamos hace unos cuantos años, los cedros del Espolón, de los seguro que muchos vecinos ya ni se acuerdan.

En la semana del arbolado queremos preguntar a nuestro Ayuntamiento que visión tiene para la gestión de los árboles de nuestra ciudad y si los ejemplos de cuidados que aquí hemos señalado, son los que marcan la pauta de ese cuidado, si las podas se hacen porque un vecino se queja de que un árbol de todos le molesta, o si es imposible resolver la enfermedad de los plátanos y se van a sustituir todos por laureles y farolillos, y mientras tanto los vamos a seguir podando sin compasión. Igual es la única solución, pero que se informe y explique, y sobre todo que si hay que sustituir los plátanos por otras especies que estas sean de sombra y no sólo de adorno o de las que no “molestan”.

Es muy importante hacer una semana del arbolado, pero más importante aun es el día a día de nuestra relación con esos seres vivos que nos ayudan de forma totalmente desinteresada a vivir en la ciudad de Logroño.