La dirección de la central nuclear de Cofrentes (Valencia) ha salido al paso de la difusión, el pasado martes 21 en rueda de prensa por parte de Acció Ecologista-Agrò, Ecologistas en Acción, Greenpeace y el diputado de EU-Verts Carles Arnal, del informe de Iberdrola que contiene las 36 fichas de autoevaluación elaboradas por esta compañía en marzo de 2004, que recogían las recomendaciones hechas por 20 técnicos de WANO (Organización Mundial de Operadores de Centrales Nucleares) de varios países hecha en noviembre de 2003, tras una inspección voluntaria a la que se sometió Cofrentes. Tras reconocer la existencia del documento, que Iberdrola había ocultado al Parlament y a la opinión pública durante todo este tiempo, los responsables de Cofrentes tratan ahora de restar importancia a las 36 recomendaciones, negando que tuvieran que ver con cuestiones de seguridad de la planta nuclear o, por otro lado, diciendo que se han subsanado la mayoría de las deficiencias observadas por los técnicos de WANO.

En primer lugar las organizaciones ecologistas manifiestan que la valoración que hace la dirección de la C.N. de Cofrentes de las recomendaciones de WANO no son reales y producen vergüenza ajena (dice Cofrentes que están “fuera de contexto y son exageradas”), pues contradicen el espíritu y el propio texto de las recomendaciones. Es ridículo decir que “un plástico despegado que tapa una tubería” es el motivo de la siguiente recomendación que dice textualmente: “Prácticas inadecuadas para exclusión del material y control de configuración en la contención primaria, están desafiando los márgenes de seguridad relacionados con la capacidad de los sistemas de refrigeración de emergencia para tomar agua de la piscina de supresión”. Evidentemente deben ser otras las causas mucho más graves y serias las que motivaron a WANO a hacer esa recomendación.

Pero lo más grave de las respuestas de la dirección de la C.N. de Cofrentes es admitir que todavía no se han solucionado las deficiencias detectadas por los técnicos de WANO en 2003 y que Iberdrola se había comprometido a solucionar en junio de 2005 a más tardar. Algunas de esas deficiencias estaban relacionadas con importantes sistemas de seguridad de una central nuclear: sistemas de lucha contra incendios, acceso a la Sala de Control, configuraciones fuera de las bases de diseño, desafíos a la planta en el mantenimiento, aumento de las dosis recibidas por los trabajadores en el mantenimiento, desafío a los márgenes de seguridad en los sistemas de refrigeración de emergencia, tardanza en los análisis de sucesos o incidentes, deficiencias en la formación del personal, etc.

La existencia de una sola de esas insuficiencias detectadas por los técnicos de WANO supone admitir que la C.N. de Cofrentes está siendo operada de forma irresponsable por Iberdrola. Por ello las organizaciones ecologistas se reafirman en la exigencia de una parada cautelar de la C.N. de Cofrentes para que esa instalación sea sometida a una inspección seria y rigurosa que despeje cualquier duda sobre su seguridad.

Greenpeace, Ecologistas en Acción y Acció Ecologista-Agrò exigen un papel más activo para el Gobierno Zapatero y el Consejo de Seguridad Nuclear, que han mostrado una pasividad preocupante en este tema. En primer lugar el Gobierno no exigió a Iberdrola el documento original de WANO de noviembre de 2003, justificando su posicionamiento en que esa evaluación era un ejercicio voluntario y que estaba fuera de la documentación oficial que regula la autorización de funcionamiento. El CSN todavía va más lejos, mirando para otra parte, cuando en ese ejercicio de evaluación se detectan graves insuficiencias de funcionamiento que los propios inspectores del CSN no han detectado. ¿Cómo es posible que técnicos extranjeros detecten en pocas semanas graves insuficiencias que el CSN no ha detectado en los 22 años de funcionamiento de la C.N. de Cofrentes?

Dada la demostrada ineficacia del CSN, Greenpeace, Ecologistas en Acción y Acció Ecologista-Agrò exigen una reforma en profundidad del CSN para que este deje de ser un organismo supeditado a los intereses de la industria nuclear y de las compañías eléctricas con centrales nucleares, y para que funcione con total transparencia informativa y con participación del público en materia nuclear.