La central nuclear más moderna y, a la vez, una de las más problemáticas.

Mariano Albalá Rodríguez. Revista El Ecologista nº 69.

La central nuclear de Trillo está situada en Guadalajara a orillas del río Tajo, y consta de un reactor de agua ligera a presión (PWR) y que da una potencia eléctrica de 1.066 MW. La propiedad de la central es compartida: Iberdrola y Endesa tienen casi el 80%. Es la más moderna de las centrales nucleares españolas e inició su explotación comercial el 22 de agosto de 1988. Tiene autorización hasta noviembre de 2014 y sus piscinas (después de la ampliación) se saturarían en el año 2043. Produce el 3,7% de la electricidad española (datos de 2009).

Pero aunque es la más moderna resulta ser también una de las más achacosas. Acumula un número muy elevado de problemas, siendo la nuclear española con más incidentes en la escala INES de sucesos nucleares. Tiene dos incidentes de nivel 2 y unos 20, aproximadamente, de nivel 1.

En noviembre de 2010 la central tuvo que desconectarse de la red por un problema de alta temperatura del gas de refrigeración del alternador. Este gas es el hidrógeno, un gas altamente inflamable que ya ha provocado problemas serios en otras centrales. Sin ir más lejos, el peor accidente nuclear ocurrido en el Estado español, el de Vandellós I, que fue de nivel 3 y que obligó a cerrar esta planta, tuvo su origen en la explosión del hidrógeno que refrigeraba el alternador que se averió. Y ahora hemos visto en Fukushima las consecuencias tan negativas que han tenido las explosiones de hidrógeno sobre la contención de seguridad del reactor.

Serias deficiencias

A mediados de los 90 se sometió a la central a un intenso esfuerzo de inspecciones y de análisis de sus sistemas operativos. Fue el conocido como Programa AEOS (Análisis de Experiencia Operativa y Sistemas). Se detectaron más de 200 anomalías, muchas de ellas de diseño, y algunas en elementos claves como el sistema de alimentación eléctrica de emergencia o el sistema de refrigeración de emergencia, que son los que han desencadenado el desastre de Fukushima. La central había estado funcionando en condiciones de seguridad precarias desde su misma puesta en marcha y se tuvo que invertir más de 10.000 millones de las antiguas pesetas para corregir esta situación.

Era sencillamente temerario que la central hubiera funcionado durante una década en esas condiciones (como ha puesto de manifiesto Fukushima) y que sus explotadores conocieran las deficiencias desde su puesta en marcha. A pesar de todo esto, el CSN no tuvo a bien iniciar ningún expediente sancionador ni tomar ninguna medida al respecto. Pero además, en las inspecciones del AEOS se concluía que las reparaciones de los dos sistemas citados no podrían llevarlos a las condiciones idóneas.

También en Trillo se intentó por parte de Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos) y el Ministerio de Industria, por dos veces, instalar allí el ATC (Almacén –de Residuos– Transitorio Centralizado), a finales de los años 90 y en los primeros años de este siglo. Pero las luchas de los vecinos de la Alcarria y de las organizaciones ecologistas consiguieron parar ambos planes.

Los pueblos de la zona de Trillo sólo obtienen como beneficio el dinero que les otorga Enresa por el almacenamiento de los residuos de alta actividad en la piscina de combustible gastado y en el Almacén Transitorio (en superficie) que posee la nuclear de Trillo. La ampliación de la piscina de combustible gastado se realizó en 1996 con serias irregularidades, algunas de ellas con origen en los mismos problemas detectados en el curso del AEOS.

Sin embargo este dinero no ha sido capaz de traer la riqueza a la zona, porque todos los pueblos sin excepción están perdiendo población. Además, la nuclear ahuyenta otras posibles actividades industriales o turísticas. No olvidemos que está ubicada en un paraje de alto valor ecológico.