Ha llegado un momento largamente esperado por todos los preocupados por frenar el cambio climático. Ahora se convierte en ley internacional el único acuerdo de reducción de gases de efecto invernadero con objetivos concretos y vinculantes para los países industrializados, los causantes del calentamiento global.

Para Ecologistas en Acción esto es un paso muy importante para vencer las fuertes resistencias con que se encuentra la lucha contra el cambio climático, es un aldabonazo en la puerta de políticos y empresarios que apostaron por que el Protocolo nunca entraría en vigor y sencillamente dieron la espalda al mayor problema ambiental de este siglo. A partir de ahora la emisiones de gases de efecto invernadero tendrán ser un problema de primer orden para todos.

En Kioto se acordó una reducción en las emisiones de CO2, el principal causante del efecto invernadero, y otros cinco gases (metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbonados, perfluorocarbonados y hexafluoruro de azufre) por una cuantía global del 5% respecto a 1990 que tendría que alcanzarse entre 2008-2012. Los compromisos para cada uno de los treinta y cinco países con objetivos definidos son muy diferentes: algunos tienen que abordar fuertes reducciones, como Luxemburgo (-28%), Alemania o Dinamarca (-21%), moderadas como Japón (-6%) y otros pueden aumentarlas hasta cierto límite, como España (+15%) o Portugal (+27%).

Precisamente la pequeña cuantía de la reducción global, que permite el aumento de emisiones en países desarrollados como por ejemplo ya era el nuestro hace seis años, es la mayor limitación del Protocolo de Kioto como herramienta para frenar el cambio climático. El movimiento ecologista denunció desde el primer momento que la disminución de emisiones planteada en Kioto era muy insuficiente y Ecologistas en Acción siempre manifestó que a España debería asumir un objetivo de reducción y no de aumento. A esto se añade que se han admitido procedimientos en el acuerdo que permiten escapar de la obligación fundamental que es evitar las emisiones sobre todo reduciendo la necesidad de quemar combustibles fósiles.

Aún con estos “agujeros” del Protocolo la situación de nuestro Estado es francamente difícil. Somos uno de los siete países del mundo a los que se permite aumentar emisiones, pero en 2004 ya hemos triplicado ese límite puesto que llegamos al 45% más de lo que emitíamos en 1990 (objetivo de Kioto +15%) y faltan tres años para que comience el periodo de cumplimiento. El gobierno pretende reducir un 2% con la absorción de bosques y pastos, y un 7% acudiendo a los “mecanismos de flexibilidad”, estos incluyen proyectos y compra directa de emisiones en otros países. Ecologistas en Acción pide que al menos la compra de emisiones no incluya “aire caliente” de Rusia y Ucrania porque es una verdadera estafa al Protocolo.

En la industria la esperanza del gobierno se deposita en el sistema de comercio de emisiones intraeuropeo, que está echando a andar ahora, pero ¿qué se hace con el transporte, casi la cuarta parte de nuestras emisiones y en crecimiento desbocado por el predominio aplastante de la carretera?. Pues la respuesta del Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte (PEIT) es la de permitir ese crecimiento y aún fomentarlo con el aumento de la red de autovías para el 2008 de los actuales 9000 hasta 15.000 Km. El 94% de la población se encontrará a menos de 30 Km de una autovía. Y como vimos hace pocos meses los límites de velocidad no se pueden tocar. Así se hace imposible que se reduzcan las emisiones del transporte. Lo más intolerable es que las directrices ambientales del PEIT quedarán postergadas hasta el 2013, una vez finalizado el primer periodo de cumplimiento.

El Ministerio de Fomento no se da por enterado de que el Protocolo de Kioto entra ya en vigor. Ciertamente para que España pueda cumplirlo muchas cosas tienen que cambiar.