Este verano se desarrollará una nueva Ecomarcha para difundir el ecologismo social.

Ana Fernández Cubero y Diego Jauregui Batarrita, Ecologistas en Acción. Revista El Ecologista nº 77.

Hace dos años nació la idea de la Ecomarcha de verano. Una actividad veraniega que combina las vacaciones de ocio al aire libre con nuestra lucha ecologista. Este año discurrirá entre las provincias de Murcia y Cuenca, combinando costa e interior. Una ocasión ideal para acercarse al ecologismo conociendo de cerca el importante patrimonio natural que pretendemos defender.

Qué mejor medio para combinar el ocio y disfrute del territorio con la preocupación por la naturaleza y las personas que la bicicleta, ese vehículo amable y lento, no contaminante y autónomo, que con su cadencia nos conecta con otra manera de desplazarnos, donde lo importante no es el lugar a donde se llega sino el camino que nos lleva hasta él.

Recorriendo a golpe de pedal una enorme variedad de paisajes naturales, conviviendo con gente diversa y fantástica, formándonos y realizando actos reivindicativos que visibilicen las luchas ecologistas, vamos viviendo una experiencia única que entrelaza el conocimiento y disfrute del territorio con su defensa.

De “Vive el Ebro” a “ecologismo o crisis”, pasando por “caminos alternativos”

El primer año la marcha discurrió durante tres semanas de Reinosa (Cantabria) al Delta del Ebre (Catalunya) descendiendo junto al río Ebro en su camino hacia el mar. Participamos cientos de personas y se realizaron innumerables visitas guiadas, charlas, talleres, actos reivindicativos ante centrales nucleares, térmicas, presas o zonas contaminadas. Siempre acompañando el agua del río y sus ecosistemas durante más de mil kilómetros.

La segunda Ecomarcha por el Decrecimiento, esta vez bajo el lema “Caminos Alternativos”, recorrió el caluroso interior de la península por vías pecuarias desde Soria a Mérida durante dos semanas. El contraste de las despobladas provincias de Soria y Guadalajara con la entrada en la conurbación de Madrid no podía ser más extremo. Después de la experiencia de cruzar una gran ciudad en bicicleta, volvimos a sumergirnos en el mundo de los campos de Castilla, pasando por Toledo antes de llegar a las dehesas y los encinares extremeños. Recorrimos los viejos caminos de la trashumancia, conocimos y apoyamos las luchas locales y la defensa de lo rural allá por donde pasábamos.

En 2013 y bajo el lema de “Ecologismo o Crisis”, recorreremos la costa mediterránea de Águilas (Murcia) hasta Alicante para luego adentrarnos hacia Cuenca, y llegar a Villar de Cañas. En este pequeño pueblecito es donde pretenden imponer un cementerio nuclear (ATC) que acumulará los residuos radiactivos de todas las centrales nucleares del Estado.

La necesidad de cambiar el modelo económico basado en la destrucción de la vida como manera de generar riqueza se hará evidente en nuestra ruta. Pondremos cuerpo a impactos territoriales muy diversos, desde desastres urbanísticos, vertidos tóxicos, incendios forestales, trasvases de ríos o centrales y cementerios nucleares, compartiendo las distintas luchas locales de defensa del medioambiente.

La ruta de este año…

El lugar elegido para el inicio de la ruta, el Parque Natural de Cabo de Cope y Puntas de Calnegre, es un lugar emblemático de la movilización ciudadana para la defensa del medioambiente. Una zona de increíble belleza donde, en los años 70, se logró paralizar la implantación de una central nuclear. Más recientemente, en 2012, se ha conseguido impedir la construcción de una macro-urbanización de viviendas unifamiliares, ganando además el respaldo a la protección de esta zona con una sentencia del Tribunal Constitucional.

Después, en el primer tramo por la costa mediterránea pedalearemos entre un contraste continuo de paisajes costeros de larguísimas playas y pequeñas calas salvajes con lugares afectados por la transformación sufrida durante el boom por la presión urbanística del turismo. Tendremos siempre las montañas del interior de Murcia y Alicante como telón de fondo.

Estos primeros días rodaremos lo más cerca que podamos de la línea de costa, disfrutando las calas y playas que van de Cope a Cartagena. Después, en la Sierra Minera pasaremos por la cala del Gorguel, sobre la que cierne la monstruosa expectativa de construir un puerto de carga de grandes dimensiones. A pocos kilómetros pararemos en el pueblo de Portman, uno de los mayores desastres ambientales de la segunda mitad del siglo XX. Se trata de una bahía entera anegada por los vertidos tóxicos procedentes de la minería hasta colmatarla y alejar el mar varios centenares de metros.

Justo después nos adentraremos en el descontrol urbanístico de la costa mediterránea. La Manga, Torrevieja o Santa Pola, son nombres que evocan ese turismo de sol y playa que se ha materializado en campos de golf, urbanizaciones de chalets y torres de apartamentos en primera línea de playa. Una auténtica topografía del lucro que se viene desarrollando en la zona desde los años 70. El modelo de económico basado en el ladrillo y el impacto de la crisis ha convertido estos pueblos en auténticas ciudades fantasma la mayor parte del año. Desarrollos recientes paralizados por la crisis convertidos en plantaciones de farolas; estructuras de hormigón sin acabar y una impresionante cantidad de viviendas desocupadas, son las ruinas modernas que componen este paisaje.

Pero en nuestra ruta no todo van a ser desastres ambientales. También recorreremos lugares de gran encanto natural: humedales, lagunas y salinas, pinadas, sabinas, palmerales, tomillares… En algunos de ellos podemos encontrar desde reptiles como la tortuga mora a multitud de aves como el camachuelo trompetero; rapaces como el águila perdicera o búhos reales, flamencos y anátidas, auténticos supervivientes que se resisten a desaparecer frente a la presión del ladrillo.

Tras 300 kilómetros de costa, en Alicante, dejaremos las playas y nos desviaremos al interior donde todo empieza cambiar en muy pocos kilómetros. Entre barrancos espectaculares, iremos ascendiendo suavemente hacia la meseta. Recorreremos zonas de pinares, carrascales, encinar valenciano y bosques mixtos bien conservados con encinas, robles, arces o fresnos. Estos bosques, que han sido castigados históricamente por los incendios y por una nefasta política forestal, ven agravados ahora sus problemas con los intentos de privatización de los mismos.

En el interior de Valencia, cerca de la confluencia de los ríos Júcar y Cabriel (uno de los ríos mejor conservados de Europa) nos encontraremos con la central nuclear de Cofrentes. Con nuestras bicicletas pediremos ante ella su cierre, igual que hicimos hace dos años en Garoña y Ascó y el año pasado en Almaraz.

Y así, la ruta entrará a Castilla-La Mancha por el Valle de Ayora, salvando poco a poco el desnivel en el camino a Cuenca. En torno a los ríos Júcar y Cabriel podremos ver paisajes de mosaico de cultivos: secano, regadío, viñedo y olivar, donde a la escasez y contaminación del agua por sobreexplotación para la agricultura, se le suma la reciente amenaza del fracking. En El Picazo, la Ecomarcha cruzará el trasvase Tajo-Segura, apoyando a las gentes del lugar que se oponen a él. Viniendo de Murcia, con la imagen de los campos de golf y los cultivos bajo plástico todavía reciente, podremos comprender el destino de esta agua trasvasada, que prioriza estos usos productivistas a la conservación de los ecosistemas fluviales.

De aquí a Villar de Cañas nos quedará poca distancia por recorrer. Este año para colofón final coincidiremos con el fin de semana del Tinto de Verano, la “escuela de movimientos sociales” que con talleres, charlas, y actividades varias, trabajará sobre las iniciativas de supervivencia y resistencia en el medio rural. Los recortes que se están dando en servicios y derechos (escuelas rurales, centros de salud, ferrocarril…) y los macroproyectos insostenibles (el cementerio nuclear, la fractura hidráulica, etc.). Después de más de 600 km recorridos en nuestros modestos vehículos bajo el lema “Ecologismo o Crisis”, nos recordarán que la destrucción del entorno o la precarización de la vida no es el camino de salida a la situación actual.

¿Quieres participar este año?

La Ecomarcha es una actividad abierta a la que invitamos a cualquier persona interesada en participar. Cada día de ruta es una aventura. Despertamos pronto y comienza el movimiento de duchas en el polideportivo de turno que nos han cedido para la ocasión. Desayunos compartidos, colaboración de todas para el movimiento de equipajes a la furgoneta de apoyo, y prepararnos para salir, lo más puntuales que podamos. Sin peso en las bicicletas se avanza más alegre, pues solo cargamos con lo que necesitemos para ese día.

El funcionamiento interno de la marcha es importante, debemos cuidarnos entre nosotras para que el ritmo se adapte a todas las personas, para que nadie se pierda, y que los conocimientos de mecánica se compartan y difundan. Casi todos los días hay alguna sorpresa en el camino, acciones, charlas, presentaciones de libros… y una vez llegado al destino de la jornada, además de lo bien que entra la comida y la bebida, suele quedar tiempo para un paseo, una partida de cartas, una charleta amena, cánticos, risas y disfrutar de conocernos mejor.

Sol, playas, bosques, campo, bicicletas, actos reivindicativos, gente maja, risas, canciones, viajando, participando, conociendo y aprendiendo, con alojamientos gratuitos y furgoneta de apoyo para cargar el peso… ¿Qué más se puede querer? Puedes apuntarte un día, dos, cinco, una semana, las dos semanas, como tú quieras. Y si no bicicleteas, quizás puedas acompañarnos participando como apoyo.