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Biomonitorización de la contaminación atmosférica por mercurio en Torrelavega

El estudio realizado a lo largo del año 2015 por BioVía Consultores Ambientales formaba parte del 3º premio otorgado por el jurado a Ecologistas en Acción de Cantabria en el Concurso “Vigila tu Aire” en concurrencia con otras organizaciones de ámbito estatal.

Entre los objetivos del mismo del mismo estaba determinar los niveles de contaminación por mercurio en el aire durante un período de 8 semanas mediante biocaptadores (musgos). Este es el motivo por el cual la zona de control se determinó en torno a la Factoría Solvay, para lo cual se realizó una malla de 49 muestras que abarcaba unos 12 km2 alrededor de dicho complejo industrial.

Solvay Torrelavega es una de las 8 plantas de cloro-álcali en España que utilizan la tecnología de celda mercurio, técnica obsoleta, ineficiente a la par que, según distintos estudios científicos, cuestionan la información facilitada por estas empresas sobre sus emisiones de mercurio oficial y ésta sea muy superior. Motivo por el cual la Unión Europea ha fijado la caducidad de esta técnica en diciembre de 2017, fecha a partir de la cual solo queda reconvertirse a tecnología de membrana más moderna o el cierre de la actividad.

Las conclusiones del informe de BioVía determina claramente a Solvay como un foco emisor de mercurio. Que en el entorno más cercano a dicha industria existe una contaminación entre moderada y alta por mercurio, en puntos calientes cuya localización viene determinada por el régimen de vientos dominantes en cada momento. Si bien es verdad que a 500 metros de dicho perímetro la contaminación es prácticamente inexistente. Que las pruebas realizadas son claramente coherentes con otros controles realizados tanto por Ecologistas en Acción de Cantabria como por BioVía en otras instalaciones industriales similares y en las cuales comparativamente la de Barreda obtendría unos resultados menos malos que otras factorías similares.

Sin embargo el legado dejado por Solvay de contaminación por mercurio en este y otros aspectos a lo largo de estos años de actividad supone una deuda con los vecinos del entorno que moralmente la obliga a modernizarse y reconvertir su proceso productivo. El cese de actividad a partir de diciembre de 2017, no es una salida aceptable, ni justa.

También tenemos que denunciar la actitud del Ayuntamiento de Torrelavega claramente obstruccionista, cuya autorización para colocar las muestras se dilató enormemente y sólo después de varios requerimientos por nuestra parte, con muchas cautelas y restricciones, además de requerirnos una fianza. Pero, sin duda, lo más grave, es cuando nos advierten hasta dónde pueden o no llegar las conclusiones de dicho estudio, en una intromisión claramente injustificada e intolerable. El ayuntamiento de Torrelavega, como siempre, considera que la mejor actitud sobre política ambiental es la del avestruz.