La Comisión Europea quiere permitir el cultivo de tres nuevos maíces transgénicos antes de que empiece la siembra en 2017. Se están considerando tres tipos de maíz transgénico, registrados como MON810, Maíz 1507 y Bt11, que producen toxinas insecticidas. Las multinacionales Monsanto, Dupont/Pioneer y Syngenta están presionando para conseguir introducirlos en el mercado. El 9 de diciembre votarán los Estados miembros de la UE.

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Cultivo de maíz transgénico: riesgos sin control

La organización TestBiotech junto a organizaciones de agricultores, consumidores, redes de semillas y ecologistas del Estado español, entre ellas Ecologistas en Acción, publican un informe que muestra cómo el cultivo de transgénicos a gran escala pone en riesgo nuestra salud y la de los ecosistemas [1]. De hecho, los riesgos derivados del cultivo de los maíces transgénicos no se han evaluado en detalle ni se han tenido en cuenta las repercusiones de los efectos combinados. La aparición en Europa de un pariente silvestre del maíz, conocido como teosinte, implica además que los transgenes pueden diseminarse en el medio ambiente a través del flujo genético. Cada vez, más expertos cuestionan que las plantas transgénicas puedan aportar beneficios a los agricultores [2].

“La superficie de cultivo de transgénicos en EE UU está disminuyendo. Tras 20 años de cultivo es evidente que los transgénicos no ofrecen los beneficios que se prometieron a los agricultores. En España los estudios de campo muestran cada año que el maíz transgénico no tiene mayor rendimiento”, afirma María Carrascosa, de Red de Semillas. “Los planes de la Comisión Europea para autorizar el cultivo de estos maíces sólo benefician a Monsanto, Dupont/Pioneer y Syngenta” concluye.

Para Ecologistas en Acción el Estado español debe seguir el ejemplo de la mayoría de los países de la Unión Europea y prohibir de inmediato el cultivo de transgénicos. Empezando por votar en contra de la autorización de estos tres tipos de maíz transgénico: MON810, Maíz 1507 y Bt11.

El informe de Testbiotech demuestra que las empresas están violando intencionadamente la normativa europea. Durante varios años estas compañías han ocultado la aparición de plantas de teosinte en los campos cultivados de maíz en España. El teosinte puede producir híbridos con maíz modificado genéticamente y permanecer en el medio ambiente. Sin embargo, a pesar de que las empresas son conscientes de este problema, no han entregado ninguna información sobre la transferencia potencial de genes, una información necesaria para llevar a cabo la evaluación del riesgo.

“Las empresas tienen la obligación de proporcionar datos que aporten conclusiones sobre la probabilidad de que aparezcan plantas de teosinte transgénico y los riesgos potenciales para los agricultores y el medio ambiente. Sin datos confiables, no se pueden evaluar los riesgos y el cultivo de maíz modificado genéticamente tiene que prohibirse” afirma Christoph Then de Testbiotech.