Ecologistas en Acción ha hecho público su Informe Banderas Negras 2017, que analiza el estado de nuestro litoral, y que señala en cada comunidad dos ejemplos principales: uno de mala gestión y otro por contaminación.

En el caso de la Región de Murcia, vuelve a otorgar las banderas negras a Portmán y el Mar Menor:

Bandera negra por Mala Gestión: El Mar Menor.

Por desgracia es uno de los ejemplos más paradigmáticos de mala gestión de nuestro litoral, y que ha acabado acusando esa circunstancia con la pérdida de calidad ecológica debida a un grave proceso de eutrofización.

Los inicios de la degradación se pueden establecer desde los años 60 y 70 con el inicio de la promoción turística de «Sol y Playa», y la llegada del trasvase Tajo-Segura con nuevos regadíos en el Campo de Cartagena, respectivamente. Pero la puntilla que ha impulsado el proceso de eutrofización es la nueva oleada de nuevos regadíos industriales, ocupando grandes superficies, que son fuertemente transformadas y alisadas, con uso intensivo del suelo, sacando hasta cuatro cosechas en un mismo año, con evidentes aportes de nutrientes y productos fitosanitarios, que acaban en el Mar Menor. Por supuesto, el daño se agrava con la urbanización de las riberas durante décadas, con pérdida de superficies de humedal, obras públicas y privadas que alteran la dinámica litoral, etc.

Lo curioso del caso, es que al tiempo que avanzaban las agresiones, el Mar Menor ha ido recibiendo diferentes figuras de protección ambiental, que atestiguaban su gran valor ecológico, pero que al no aplicarse en sentido estricto, no han podido evitar dicha degradación.

Para Ecologistas en Acción se requiere de una urgente gestión integral del Mar Menor y toda su área de influencia, con un cambio de modelo que establezca limitaciones a todos los sectores, empezando por el agrícola para eliminar los aportes de nutrientes que es el problema más acuciante actualmente, pero también en el urbano, turístico y pesquero.

Bandera Negra por Contaminación: Bahía de Portmán

El caso de la Bahía de Portmán es uno de los más graves de contaminación industrial en nuestro litoral.

Los vertidos de una minería agresiva a cielo abierto y con grandes movimientos de tierra, principalmente desde la mitad del siglo XX, llevaron al desastre a la Bahía de Portmán, debido a que no sólo supuso cambios drásticos de paisaje y contaminación, sino que se enterró literalmente la mayor parte de la bahía de Portmán, al permitirse a Peñarroya que vertiera enormes volúmenes de residuos mineros directamente en la Bahía.

Aunque la presión ciudadana logró el cese de los vertidos en Portmán el 31 de marzo de 1990, la empresa responsable vendió los terrenos y derechos mineros a Portmán Golf, con intereses urbanoturísticos, dejando tras de si el grave problema de una bahía colmatada de residuos tóxicos, cuya retirada nadie quería asumir.

Dos décadas de protestas, promesas y negociaciones culminaron con un proyecto consensuado de regeneración parcial de la bahía, que se aprobó y hasta licitó en 2011, pero que quedó paralizado por un cambio de Gobierno Central.

Tras un nuevo espejismo por iniciativa privada absolutamente descabellada, surgida en 2013, por la que se llegó a declarar la bahía como recurso minero, dada la pretensión de obtener mineral de los residuos, la regeneración volvió a quedar en suspenso en agosto de 2014, con la detención del presidente de la empresa por presunto fraude.

Por fin, en 2015 se sacó de nuevo la licitación del proyecto aprobado en 2011, con una baja de presupuesto importante, por que no se ha empezado a ejecutar prácticamente hasta finales de 2016, con un presupuesto final de 32 millones de euros, muy inferior al planteado en 2011.

Pero este inicio de obras, se ha visto empañado por varios aspectos negativos:

1. Falta de presupuesto: Para 2016 sólo se destinaron 700.000 € y para 2017 poco más de 4 millones de euros. Esto es claramente insuficiente para un inicio correcto de las obras. De hecho se ha reflejado en una serie de problemas preocupantes en la ejecución de las mismas (falta de control técnico, falta de seguimiento riguroso de la DIA, etc).

Además, supone un retraso añadido, ya que ahora se encuentran paralizadas por falta de presupuesto, algo imprudente para unas obras que suponen mover residuos tóxicos y que pueden tener afecciones graves al medio ambiente.

2. En paralelo a la regeneración parcial de la bahía, se pretendía ejecutar un proyecto para recuperar y ampliar el antiguo puerto pesquero (hoy rodeado de residuos). A pesar de que se exigió que le proyecto fuera modesto y con criterios de sostenibilidad, al final la pretensión es de llevar a cabo un esperpéntico proyecto de puerto deportivo absolutamente desproporcionado y basado en la especulación. Y para rematar, se posterga a la finalización de la regeneración de la bahía, lo cual carece de lógica, pues supondrá sobre costes y más retrasos en la finalización de las obras.

3. Desde 2005 surge una nueva amenaza para la regeneración de la bahía de Portmán: el megapuerto de contenedores de El Gorguel promovido por la Autoridad Portuaria de Cartagena. Un puerto innecesario y basado de nuevo en la especulación, con afección a espacios de la red Natura 2000 y a especies protegidas, y que supondría un efecto muy negativo a la regeneración de la bahía, al quedar muy próximo a la misa la enorme plataforma prevista.

La conclusión es que no se sabe si hoy la situación es mejor que la de ayer, ya que ahora tenemos una bahía en obras, pero paradas por falta de dotación presupuestaria, con los riesgos ambientales que ello supone en este caso concreto, con la amenaza un puerto deportivo descabelladamente grande, y para rematar un megapuerto de contenedores al lado.

Por eso exigimos al Gobierno central que se comprometa con la regeneración, dotándola de presupuesto suficiente para los 3 años que le queda a la obra para cumplir el plazo, planteando la recuperación del puerto pesquero sin excesos especulativos, y renunciando al innecesario y muy impactante megapuerto de contenedores de El Gorguel.