La Plataforma contra las bases militares y la guerra celebra un debate sobre alternativas a la industria militar que constata que la utopía es posible al plantear diversos modelos de empleo basados en la paz y el progreso social.

¿Hay alternativas a la industria militar?. Bajo este candente interrogante, la Plataforma contra las bases militares y la guerra ha celebrado una mesa redonda en el Centro Cultural Reina Sofía de Cádiz, en la que diferentes ponentes han aportado las claves necesarias para plantear alternativas viables y sostenibles para reemplazar la industria militar por otro modelo que hunda sus raíces en la paz y el progreso social.

Moderado por la periodista Rosa Romero, en el debate han tomado parte trabajadores como Jesús Galván, de la coordinadora de trabajadores del metal, y Miguel Ángel Sevillano, secretario de Acción Sindical de CGT-Sevilla y miembro del comité de empresa de Airbus Tablada; el poeta, escritor y periodista Jesús María Serrano; el ecologista y pacifista Daniel López, y Juan Carlos Rois y Pepe Ambrona, del colectivo Utopía Contagiosa, grupo antimilitarista que propugna una alternativa noviolenta global al modelo de defensa militar basado en la seguridad y el uso de la violencia.

Para evitar susceptibilidades en una provincia a la cola del empleo, que sigue viendo la inversión en industria militar como la panacea a sus males, que espera como agua de mayo que cuaje el prometido contrato de Navantia con Arabia Saudí para la construcción de cinco corbetas, la Plataforma contra las bases militares ha dejado claro su auténtico propósito: plantear un cambio de chip que implique al máximo de agentes sociales y políticos con el objeto de buscar otras salidas a la industria militar a corto y medio plazo.

Premonitorio ha sido que el acto se haya celebrado precisamente en el Reina Sofía, antigua sede del Gobierno Militar, hoy reconvertido en un centro cultural municipal. Porque los ponentes han demostrado que sí es posible aunar fuerzas para, de manera progresiva, ir transformando la utopía en realidad.

De este modo, Galván dejó claro que los propios trabajadores del sector tienen que formar parte de este proceso de desmilitarización a través de un proceso que ponga fin al chantaje del empleo que usa el Gobierno para perpetuar el negocio armamentístico. En la misma línea ahondó Sevillano, quien alertó además contra el oscurantismo y la corrupción que rodean a la industria militar. Por su parte, Serrano abogó por propugnar la efectiva utilización conjunta de la Base Naval de Rota, proponiendo el uso de los terrenos de la base roteña para cultivos sociales y el aprovechamiento de los recursos pesqueros de la playa del almirante.

Alternativas hay por doquier, como dejaron claro los integrantes del colectivo de Utopía Contagiosa, que dieron una lección magistral de cómo el Gobierno español enmascara en sus presupuestos las millonarias inversiones y subvenciones que se destinan a gastos militares, troceándolas en sucesivas partidas en ministerios, comunidades autónomas, diputaciones e incluso ayuntamientos.

Tras ello, tanto Rois como Ambrona sorprendieron al auditorio al dar a conocer novedosas y originales propuestas de reconversión de la industria militar en empresas de producción civil llevados a cabo en diferentes países como Estados Unidos, la antigua Unión Soviética o Rusia, donde las instalaciones en las que antiguamente se fabricaban balas han sido reemplazadas por factorías en las que se confeccionan incluso productos de alimentación como tallarines.

En último término, el ecologista Daniel López concluiría aportando dos modelos concretos y claramente viables para la provincia de Cádiz que se desvelaron como prometedores alternativas tecnológicas que podrían garantizar en la actualidad una amplia rentabilidad: el reciclado ecológico de buques en desuso y la logística de parques eólicos marinos.

Han sido dos horas y media largas de debate apasionado con las que la Plataforma, sin duda, ha dado el primer paso, provocar la reflexión y plantear alternativas serias, responsables y viables para transformar la utopía en realidad. El colectivo no descarta ahora proseguir el camino iniciado con próximos debates en los que poco a poco los representantes políticos vayan implicándose en la conversión de la industria militar hacia el ámbito de producción de bienes civiles. Porque los colectivos sociales y los propios trabajadores ya han demostrado en el Reina Sofía que es posible.