El pasado 29 de noviembre se hacía público en la prensa que cuadrillas forestales de la empresa pública Sarga podrían actuar en un futuro en las riberas del Ebro medio, en zonas donde tiene competencia la Diputación General de Aragón, llevando a cabo labores de mantenimiento y “limpieza” como forma de prevenir inundaciones.

Desgraciadamente, con esta noticia, afloran nuevamente actuaciones que deberían ser del pasado, ya que no sólo no sirven para el cometido que dicen van dirigidas, sino que consiguen la degradación de sistema fluvial, además de hacerse un mal uso del término “limpieza” de los ríos.

Se insiste en que la expresión coloquial “limpieza de ríos o de cauces” es incorrecta, ya que comúnmente es utilizada para hacer referencia a la eliminación de sedimentos y/o vegetación de los cauces de los ríos. Esta expresión debería utilizarse únicamente en los casos en los que se vaya a extraer basuras del cauce. En esta línea, la vegetación de ribera forma parte del ecosistema fluvial y por tanto, nunca debería usarse esta expresión cuando se habla de la eliminación de elementos que componen los ríos.

Más allá de la terminología, se manifiesta que la eliminación de vegetación en los sistemas fluviales son actuaciones puntuales que no previenen las inundaciones, sino que conllevan la degradación de estos ecosistemas, perdiendo su naturalidad y singularidad. Este tipo de acciones se alejan de las recomendaciones europeas, con sentido común y de lo económico, en la que se dice que se debe planificar el uso del territorio y dejar para el río parte de lo que es suyo, dejando zonas libres para la inundación sin daños y respetando el espacio fluvial. Por otra parte, el propio funcionamiento de los sotos ribereños hace que la mera eliminación de la vegetación (talas, desbroces, podas masivas) solo contribuya, en muchas ocasiones, a la proliferación de nueva vegetación, de carácter oportunista, incrementándose precisamente la biomasa vegetal que se pretendía reducir, y favoreciendo la entrada de especies de más difícil gestión.

Se recuerda que las crecidas e inundaciones son procesos naturales y necesarios en los sistemas fluviales, que ofrecen grandes beneficios a estos ecosistemas, tales como la recarga de acuíferos y el almacenamiento que esto supone para las épocas de caudal bajo. Este motivo, de por si remarcable en la actual política europea contra inundaciones, se acompaña de otros beneficios como el control y la renovación de la vegetación de las riberas. En el caso concreto del sistema de meandros libres del Ebro, el propio río ha diseñado una llanura de inundación muy amplia para auto-regularse durante estos episodios periódicos.

En este sentido, se señala que la única forma de gestionar eficientemente las inundaciones y reducir sus daños es a través de una adecuada ordenación territorial de la llanura de inundación. Ello ha de pasar por la devolución de cierto espacio al río, estableciendo un territorio fluvial. Existen ya numerosas experiencias en España e internacionales que demuestran la utilidad de esta medida.

En resumen, las entidades firmantes rechazamos la medida de eliminación de vegetación en el tramo medio del Ebro como prevención de las inundaciones propuesta por la Diputación General de Aragón. Asimismo, instamos a la Diputación General de Aragón y la Confederación Hidrográfica del Ebro a que opten por medidas de planificación y gestión sostenibles del espacio fluvial, acordes con la legislación ambiental e hidrológica, que ayuden a la reducción de las consecuencias ocasionadas por las inundaciones y permitan la conservación de un ecosistema tan singular como los meandros libres del Ebro. En caso de no ser así, se estará cayendo en actuaciones cortoplacistas que conducen al derroche de recursos y otros errores ya vividos en este tramo del Ebro y que, como se ha comprobado, no han solucionado la problemática asociada.

Entidades firmantes:

  • Centro Ibérico de Restauración Fluvial
  • Amigos de la Tierra Aragón
  • ANSAR
  • Ecologistas en Acción
  • SEO/BirdLife
  • VoluntaRíos
  • Fondo Natural