El cambio climático agudiza la contaminación por ozono troposférico. Las altas temperaturas y la sequía han hecho que se superen en 2017 los episodios de ozono troposférico, dióxido de nitrógeno y las partículas en suspensión. Más de 38 millones de personas han respirado en primavera y verano niveles superiores a lo permitido.

Miguel Ángel Ceballos. Ecologistas en Acción de Valladolid. Revista Ecologista nº 94.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la primavera de 2017 ha sido la más cálida y el verano, el segundo con temperaturas más altas desde 1965, con una disminución drástica de las precipitaciones desde el mes de marzo. El fuerte calor primaveral y estival, con una mayor anticipación, frecuencia y persistencia de las olas de calor, explica que los niveles de ozono troposférico hayan aumentado de forma significativa en 2017 en buena parte del Estado español.

El otoño ha resultado también cálido y muy seco en su conjunto, con predominio de situaciones atmosféricas anticiclónicas que han favorecido la acumulación en el aire de contaminantes típicamente invernales, como el dióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas en suspensión (PM), que han dado lugar a episodios de contaminación urbana como el sufrido en las principales ciudades españolas a lo largo de la segunda quincena de noviembre.

El uso de combustibles fósiles

En ambos casos, la causa principal de la contaminación del aire sigue siendo la utilización de combustibles fósiles en el transporte, la industria y la construcción, que durante 2017 se ha vuelto a incrementar para acercarse a los niveles de consumo previos a la crisis económica.

Los efectos del cambio climático están agudizando un problema de salud pública cuyo número de afectados no deja de crecer en cada informe de los organismos internacionales. Así, de acuerdo con las últimas estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), en 2014 se registraron en el Estado español 23.180 fallecimientos prematuros por exposición a las partículas más finas (PM2,5), 6.740 debidos al NO2 y 1.600 por la exposición a niveles de ozono inferiores a los registrados durante 2017. En todos los casos afecta más a las niñas y niños, las mujeres embarazadas, las personas mayores y las personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares crónicas.

El coste económico de la mortalidad prematura y de la pérdida de días de trabajo por la contaminación del aire ambiental y del interior de las viviendas ha sido cuantificado por el Banco Mundial en 50.382 millones de dólares en 2013, equivalentes en ese año a 38.000 millones de euros, el 3,5 % del Producto Interior Bruto (PIB) español, sin considerar los daños provocados a los cultivos, los ecosistemas naturales u otros bienes de cualquier naturaleza.

Ozono troposférico

El ozono troposférico es el contaminante atmosférico que año tras año afecta a más población y territorio en el Estado español. Se trata de un contaminante muy complejo, que no tiene una fuente humana directa sino que se forma en la baja atmósfera en presencia de radiación solar por la combinación de otros contaminantes denominados precursores, entre los que destacan los óxidos de nitrógeno y los hidrocarburos volátiles emitidos por el tráfico rodado (sobre todo los vehículos diésel), las centrales termoeléctricas y ciertas actividades industriales.

Contaminación en zonas saludables

Es un contaminante secundario típico del verano, cuya concentración suele ser baja en el centro de las grandes ciudades y en las proximidades de los principales focos emisores de precursores, como autopistas o centrales térmicas, donde se destruye con gran rapidez. En cambio, la contaminación por ozono es máxima en las áreas suburbanas y rurales circundantes, donde sería esperable un aire más saludable, en la dirección hacia la que los vientos arrastran la polución urbana, afectando a población veraneante y espacios naturales.

Durante la primavera y el verano de 2017, casi 38 millones de personas han respirado aire contaminado por ozono en niveles superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo 12,8 millones los habitantes de las zonas donde la concentración media de las estaciones de medición ha excedido el valor objetivo para la protección de la salud establecido por la normativa, más laxo que la guía de la OMS.

Los territorios más afectados han sido Andalucía, Extremadura, Madrid, Murcia y, sobre todo, las Illes Balears, con los peores datos históricos y los más elevados de toda España. En cambio, los niveles de ozono han sido más moderados en las Comunidades del Cantábrico, el Valle del Ebro, Castilla y León, Canarias y también en Cataluña y el litoral mediterráneo desde Alicante a Girona.

Niveles de ozono en 2017

Aunque los Planes de Mejora de la Calidad del Aire para reducir la contaminación por ozono en las zonas afectadas son obligatorios según la legislación, doce Comunidades Autónomas (Andalucía, Aragón, Illes Balears, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, País Valenciano, Extremadura, Madrid, Murcia, Navarra y País Vasco) y el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) siguen sin elaborarlos. El Plan Nacional de Calidad del Aire 2017-2019 o Plan Aire II, en elaboración tras expirar en 2016 el Plan Aire I, sólo plantea la realización de estudios y la mejora de su medición.

Otro ejemplo de negligencia administrativa lo tenemos en la falta de previsión de actuaciones frente a los episodios de muy elevada contaminación urbana, relacionados con situaciones meteorológicas invernales de gran estabilidad atmosférica y mínima ventilación, como el experimentado entre el 15 y el 25 de noviembre en buena parte de las ciudades españolas.

Con la excepción de los ayuntamientos de Madrid y Valladolid, que adoptaron algunas medidas de restricción de la circulación de automóviles, las restantes autoridades locales omitieron la información y las medidas necesarias para proteger la salud de su ciudadanía. Ciudades como A Coruña, Alicante, Avilés, Bailén, Barcelona, Cádiz, Córdoba, Cuenca, Gijón, Girona, Granada, Guadalajara, Huelva, Lleida, Logroño, Murcia, Puertollano, Santander, Sevilla, Talavera de la Reina, Tudela, València, Zamora o Zaragoza superaron en los días citados los valores límite legales de NO2 o partículas inferiores a 10 micras (PM10).