Organizaciones ambientales, sindicales, ciudadanas, agrarias, empresariales, científicas y profesionales ante el Plan Especial de Sequía del Guadalquivir.

Clarificando el concepto de sequía: crónica de la construcción de una crisis.

El período de consulta pública del borrador de Plan Especial de Sequía del Guadalquivir (PESG) comenzó con la cuenca entrando en situación de emergencia y con el fantasma de fuertes restricciones en la próxima campaña de riegos. A lo largo de los primeros veinte días de marzo se ha producido un prolongado y extraordinario período de precipitaciones que no nos debe confundir sobre la situación real.

La cuenca del Guadalquivir cuenta con una gran capacidad de regulación (46 grandes embalses e importantes acuíferos) que debería permitirnos resistir las frecuentes situaciones de disminución temporal de las precipitaciones (sequía meteorológica). Pero el propio Plan Hidrológico del Guadalquivir (PHG) diagnostica que, debido al exceso de demandas, existe en la cuenca un «déficit estructural» de 450 hm3. Esto hace que no se cumplan los criterios de garantía de suministro determinados en el mismo PHG.

Una demanda que supera los recursos disponibles refleja una situación de sobreexplotación (eufemísticamente denominado «déficit» o «brecha»), lo que provoca inevitablemente que en periodos de varios años de aportaciones escasas tengan que reducirse drásticamente las dotaciones para los diferentes usos de la sociedad. Realmente, atribuimos a la «sequía excepcional» lo que es consecuencia de una mala gestión de los recursos hídricos que disponemos. Se está suministrando anualmente un 15% más que los recursos superficiales disponibles; en el caso de las aguas subterráneas, las incertidumbres son mayores por la falta de control adecuado de muchos de los acuíferos de la cuenca.

El PESG nace desenfocado al convertir en extraordinario e imprevisible lo que es frecuente y ocasionado por la decisión y la acción humana. Considera situación de normalidad el 46% de los meses, y de prealerta, alerta o emergencia el 54% de los meses: paradójicamente, lo normal se convierte en anormal y la excepción en la regla. Al mismo tiempo, el PESG pretende resolver los impactos de la escasez de agua embalsada, reduciendo los exiguos caudales ecológicos y aplicando únicamente criterios hidráulicos de disminución de las dotaciones para el regadío cuando deberían considerarse criterios de mantenimiento y creación de empleo, protección de las explotaciones con cultivo ecológico y asentamiento de la población rural.

La gestión de las sequías requiere que las administraciones públicas y todos los usuarios del recurso, y no solo los productivos, puedan actuar de acuerdo con los principios de responsabilidad, información-transparencia y participación. La planificación debe incorporar mecanismos de participación que permitan la entrada a todos los usuarios, superando la consideración de que la representación del usuario del ciclo urbano del agua recae sobre las entidades y empresas abastecedoras.

Es necesario exigir a los responsables políticos que tengan el valor, y a los técnicos que demuestren la responsabilidad, de reconocer ante la sociedad que usamos más recursos que los disponibles. Hay que ajustar las demandas al nivel que permita que sean sostenibles, incorporando la realidad del cambio climático, que ya está reduciendo nuestras disponibilidades de agua actuales y que lo hará de forma más intensa en las próximas décadas.

AEOPAS (ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE OPERADORES PÚBLICOS DE ABASTECIMIENTO Y SANEAMIENTO).
CCOO (COMISIONES OBRERAS).
COAG ANDALUCÍA (UNIÓN DE AGRICULTORES Y GANADEROS DE ANDALUCÍA).
ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
FACUA ANDALUCÍA, CONSUMIDORES EN ACCIÓN.
FNCA (FUNDACIÓN NUEVA CULTURA DEL AGUA).
FUNDACIÓN SAVIA.
ISF (INGENIERIA SIN FRONTERAS).
SAT (SINDICATO ANDALUZ DE TRABAJADORES).
SEO (SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ORNITOLOGÍA).
UGT (UNIÓN GENERAL DE TRABAJADORES).
UPA (UNIÓN PEQUEÑOS AGRICULTORES Y GANADEROS).
WWF-ESPAÑA (WORLD WILDLIFE FUND).