El Parlamento Europeo ha votado hoy en plenario una nueva legislación REACH (Registro, Evaluación, Autorización y restricción de sustancias químicas) que, aunque contiene algunas mejoras, todavía está muy lejos de ser un reglamento que asegure protección frente a las sustancias químicas peligrosas.

La legislación, cuyo objetivo era sustituir alrededor de 40 normativas existentes, sólo constituye un pequeño paso hacia un modelo innovador de gestión de sustancias químicas. Entre las medidas adoptadas se encuentran las siguientes: las empresas deberán aportar datos (respecto a los impactos a la salud y el medio ambiente) de las sustancias químicas que importen o produzcan en grandes cantidades, la nueva legislación contiene un mecanismo que obliga a sustituir las sustancias químicas persistentes y bioacumulativas siempre y cuando existan alternativas más seguras y los ciudadanos tienen el derecho de solicitar información sobre la presencia de determinadas sustancias químicas perniciosas en artículos de consumo (anteriormente las industrias químicas podían poner en el mercado cualquier sustancia química sin suministrar información sobre su impacto en la salud y el medio ambiente; además, las sustancias químicas peligrosas sólo se prohibían después de que saliera a la luz un escándalo sobre su alta toxicidad.)

En cambio, dentro de esta nueva legislación, existen todavía vacíos legales que permiten el uso continuado de un gran número de sustancias químicas de alto riesgo, entre las que se encuentran la mayoría de las que causan cáncer, defectos en el nacimiento y otras enfermedades importantes.

Además, entre las concesiones que se han hecho a la compañías químicas se encuentra la de excluir la exigencia de aportar datos significativos de seguridad a aquellas empresas que producen e importan sustancias químicas por debajo de 10 toneladas al año -es decir el 60% de las sustancias químicas que entrarían dentro de la legislación REACH-.

En los próximos años, los políticos europeos necesitarán realizar un seguimiento minucioso de la puesta en marcha de la nueva ley y de la Agencia Química Europea, que se creará (en Helsinki) a raíz de esta nueva legislación para asegurar una protección efectiva a la ciudadanía europea frente a las sustancias químicas más peligrosas.

Por otro lado, muchas sustancias químicas “extremadamente preocupantes” quedarán autorizadas en el mercado si los productores afirman que la exposición a las mismas puede ser “controlada adecuadamente”. De hecho, el enfoque de “control adecuado” no asegura la protección, ya que el ciudadano no se expone a una sola sustancia química, sino a un cóctel de sustancias que pueden tener un efecto combinado que se desconoce. Otras razones son, por ejemplo, la vulnerabilidad de las funciones hormonales y de las primeras fases en el desarrollo infantil.

Desde Ecologistas en Acción hacemos un llamamiento para que todas las sustancias peligrosas sean sustituidas de forma obligatoria, lo que debería estar amparado por la legislación REACH y ser un requisito mínimo y necesario contra su amenaza.

Por tanto, las concesiones hechas a las compañías químicas y los vacíos legales existentes en la nueva normativa, dejan vulnerable a la legislación REACH frente a los intereses de dichas compañías, por lo que las sustancias químicas de alto riesgo continuarán contaminando el medio ambiente y la salud y la legislación REACH será un fracaso.