Ecologistas en Acción considera que la traslocación de linces ibéricos de Sierra Morena a Doñana supondría una grave irresponsabilidad, ya que se trataría de una decisión “in extremis” que trata de apuntalar la crítica situación de la especie en este espacio natural protegido, y así de paso, evitar el mal trago de reconocer el fracaso institucional, político y social, por haber permitido la extinción del lince ibérico en Doñana en pleno siglo XXI y en el espacio natural con más prestigio en el ámbito europeo.

Ecologistas en Acción califica de irresponsables y de cínicas las declaraciones de la Consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, referidas a las actuaciones de conservación del lince de su Consejería. La Consejera de Medio Ambiente ha declarado que supone un acto de valentía la decisión de trasladar linces de Sierra Morena a Doñana, cuando de lo que se trata es de una huida hacia delante aunque eso suponga trasladar animales jóvenes y sanos de la única población viable conocida de lince ibérico en el mundo, a un espacio natural donde la situación de la especie es crítica y con la presencia de un brote de leucemia felina fuera de control hasta el momento, entre otros problemas.

Con esta decisión la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía se salta los protocolos técnicos más elementales, incluidos en el LIFE que se desarrolla actualmente, en cuanto a las medidas preventivas y de neutralización de riesgos que deben de ser convenientemente evaluadas y controlados, antes de soltar o reintroducir una especie en un espacio natural donde ha desaparecido o donde es necesario reforzar la población nativa, como es el caso.

Para Ecologistas en Acción una actuación valiente hubiera consistido en haber adoptado las medidas necesarias para erradicar las causas que vienen provocando la progresiva reducción de los efectivos de la población de linces en Doñana.. Sin embargo, ha ocurrido todo lo contrario, los factores de extinción de la especie han multiplicado su intensidad y su incidencia durante los últimos 7 años de gestión. Entre éstas causas destacan la consolidación como carreteras asfaltadas de varios caminos forestales y vías pecuarias que han supuesto la muerte por atropello de gran número linces y la proliferación de plantaciones ilegales de fresas a costa de
espacios forestales públicos vitales para la dispersión y expansión de
la población lincera. A todo ello hay que sumar la pésima gestión realizada por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales del Ministerio de Medio Ambiente de la población de conejo en el Parque Nacional, especie básica en la alimentación del felino más amenazado de extinción.

De esta nefasta gestión no se salva Sierra Morena, de donde se quieren extraer los linces que ha diezmado su población en los últimos 20 años gracias a urbanizaciones, carreteras, embalses como Melonares (Sevilla) y La Breña II (Córdoba), y a una persecución indirecta debido a una cada vez más intrusiva y agresiva actividad cinegética. La población actual del lince en Doñana se puede calificar que está “en libertad condicional” ya que sólo quedan unos cuantos ejemplares perfectamente localizados que precisan, como si de ganado se tratara, de tratamientos periódicos de saneamiento mediante vacunaciones, marcajes y alimentación suplementaria.