Ecologistas en Acción se congratula de la celebración el 21 de septiembre del Día del Turismo en Antequera, considerando a este sector como uno de los principales recursos del municipio y la comarca, y anima a que todos los ciudadanos, empresarios y administraciones sean protagonistas de un modelo turístico que sepa valorar y conservar los elementos que definen el paisaje, la cultura y la historia de Antequera. Sin embargo, advierte de la importancia de respetar la delgada línea que nos separa de un modelo de turismo depredador del territorio y de los paisajes, y que agote los recursos hídricos, la agricultura y los hábitats de alto valor que hemos heredado de nuestros predecesores.

Reconociendo indudablemente el valor añadido que aportan las instalaciones hoteleras a la riqueza del municipio, no se puede aceptar sin embargo, bajo ningún concepto, denominar “turismo” al mal llamado turismo residencial, que en realidad constituye hoy en día un modo de especulación urbanística. Por ejemplo, la actual creación a partir de la nada, de un nuevo núcleo residencial, de unas 450 nuevas viviendas alejado tres kilómetros del casco urbano de Antequera, sobre la zona de Gandía, no constituye en absoluto un modo de crecimiento natural y equilibrado de la ciudad, que debiera efectuarse de manera contigua y progresiva. Recordemos que estas obras cuentan ya con una denuncia por invadir un cauce fluvial tributario del arroyo Alcázar. Si a ello le añadimos la planeada inclusión en dicho proyecto de un geriátrico de lujo, supuestamente utilizado mayoritariamente por extranjeros, cuando nuestros mayores se encuentran en una residencia rodeada por un circuito de carreteras lejos de la ciudad, o incluso en ocasiones deben utilizar centros ubicados en otros pueblos, comprobamos que la insostenibilidad no puede ser mayor. Esa no puede ser la calidad de vida que queremos vender a nuestros habitantes y a los visitantes.

Como tampoco podremos vender las bondades de una ciudad que promete calidad de vida y patrimonio natural, cuando se piensa construir, tal y como plantea el Ayuntamiento de Antequera, hasta tres campos de golf, uno de los cuales podría implantarse presumiblemente sobre el Bien de Dominio Público del acuífero de La Magdalena, con el consiguiente riesgo sanitario al tratarse de un acuífero de crucial importancia que nutre a una parte importante de la población, mientras paradójicamente se eliminarían del núcleo urbano dos instalaciones deportivas con notable demanda para convertirlas en una única instalación, que sería enviada a la periferia de la ciudad. Unamos a todo ello la proyectada expansión urbanística sobre la misma zona de La Magdalena, así como de un importante sector de la margen derecha de la carretera Antequera-Valle de Abdalajís –zona hasta hoy de un gran valor paisajístico por la escasa intervención humana-.

Proyectos como el del aeropuerto, contribuirán a la pérdida de calidad de vida, debido a la contaminación acústica y a las emisiones contaminantes, que afectarán directamente a los habitantes del entorno; dicho proyecto se nos intenta vender, en un principio, como alejado de la especulación inmobiliaria pero que difícilmente estaría separada de ella, y en muy corto plazo formaría parte de otra nueva ciudad, pues un aeropuerto de estas características difícilmente puede llegar a ser rentable por sí sólo. No todo el mundo vendrá en avión o en AVE. Damos la espalda al ferrocarril tradicional de cercanías, el gran olvidado, que bien gestionado podría favorecer un importante movimiento turístico con nuestro entorno; y para colmo entristece ver avocado a un triste final el uso para pasajeros de la estación de Bobadilla, implantando una estación del AVE en medio de la nada para así poder disponer de grandes cantidades de territorio para especular.

Tampoco compaginó con el respeto al patrimonio turístico la triste experiencia de la restauración de la vía pecuaria del “Cordel de Antequera a Málaga”, que asciende al Paraje Natural de El Torcal por Las Escaleruelas. Actuación mal hecha desde el principio, vilipendiada por montañeros y amantes de la naturaleza, y descalificada por el propio Defensor del Pueblo Andaluz, el cual incluirá por este motivo a la ciudad de Antequera en su próximo Informe Anual al Parlamento Andaluz, como uno de los municipios que han ignorado descaradamente las advertencias legales señaladas por esta Institución, ante una irregular intervención en una vía pecuaria sin la autorización pertinente.

Añadamos que el apoyo institucional a los empresarios hosteleros y turísticos debe ser igualitario y democrático, lejos de incomprensibles favoritismos que sólo llevan al encumbramiento y enriquecimiento de unos pocos. Actos para promocionar Antequera y su turismo, como galas de Canal Sur, congresos institucionales o premios distinguidos deben repartirse democráticamente entre todos los establecimientos y los profesionales del turismo antequerano que día tras día luchan por sacar adelante a Antequera sin apenas apoyo de la administración, procurando evitar tratos de favor discriminatorios.

Alejándonos de prácticas desfasadas y desarrollistas es como lograremos aplicar en nuestra ciudad un turismo desarrollado y civilizado. Es lo que debe perseguir el nuevo PGOU, corrigiendo los fallos imperdonables de su proyecto inicial, y evitando volver a caer en viejos y oxidados errores.