La Conferencia de las Partes número 15 sobre cambio climático, celebrada en Copenhague en diciembre de 2009, ya es historia y será recordada por algunos aspectos importantes, que en algunos casos podrán marcar un antes y un después de esta cita.

Exclusión social

Las organizaciones sociales, que acudieron a la capital danesa en número superior a 20.000 para trabajar en la consecución de un acuerdo legalmente vinculante, con reducciones de emisiones ambiciosas para los países industrializados y justo para todas las personas del planeta, sufrieron restricciones para entrar al recinto oficial de manera continua, arbitraria y sin información adecuada.

La elección del lugar de celebración de la COP, el Bella Center, no podía albergar a más de 15.000 personas en buenas condiciones, a pesar de que la importancia de la cita aconsejaba un lugar mucho más amplio. Esto no impidió que el Secretariado de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) registrara con anterioridad al inicio de la misma a más de 45.000 personas de todo el mundo.

Durante la mañana del lunes 14 de diciembre miles de personas esperaron durante más de 6 horas a la intemperie, con temperaturas cercanas a los cero grados, sin conseguir información alguna de porqué se les impedía el paso. A partir de este día la organización decidió establecer una serie de cupos de entrada para las organizaciones sociales, con el siguiente resultado: martes y miércoles 7.000 observadores, jueves 1.000 observadores, y viernes 90 observadores, de los más de 20.000 que estaban registrados. Las denuncias de las organizaciones sociales no se hicieron esperar en vista del aspecto que tomaban los acontecimientos. (http://cort.as/C0v)

Estas actuaciones trastocaron los planes de multitud de organizaciones sociales procedentes de todo el mundo. Como consecuencia de ello, el Klimaforum (http://cort.as/BsY) se convirtió en un lugar de reunión, debate y movilización de las organizaciones sociales aún mayor de lo que se había planificado. Algunas actividades previstas para ser realizadas en el Bella Center, como la entrega de los mensajes para los líderes mundiales recogidos en www.ecologistasenaccion.org, se trasladó al foro alternativo, donde se tomó nota de las sugerencias y exigencias contenidas en dichos mensajes llevados desde el Estado español. (http://cort.as/BzY)

Represión policial

La posibilidad de sufrir desórdenes públicos durante la COP activó la paranoia de las autoridades danesas. Por una parte elaboraron una ley donde se contemplaban las detenciones preventivas en función de criterios subjetivos relacionados con la procedencia, afiliación y la opinión. Y por otra parte aplicaron medidas desproporcionadas con los detenidos, como en el caso de Juantxo López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España, que sufre prisión preventiva e incomunicada durante 21 días por desplegar una pequeña pancarta en la recepción oficial a los jefes de gobierno. (http://cort.as/BzS)

Papel de las organizaciones sociales

Las organizaciones en general, y más concretamente las organizaciones ecologistas, forman parte de la fundación del proceso de negociación internacional sobre cambio climático en el seno de Naciones Unidas. El movimiento ecologista ha venido alertando en los últimos 17 años de la necesidad de actuar urgentemente ante el mayor y más amplio síntoma de una realidad, la incompatibilidad entre la sobreexplotación de los recursos y la sobrecarga de los sumideros del modelo socioeconómico, y un planeta finito, limitado. Durante el último año, se hacía todavía más necesario que el papel movilizador de estas organizaciones fuera potenciado para hacer llegar a los gobiernos de los distintos países, industrializados sobre todo, las voces de una sociedad cada vez más convencida de la urgencia del cambio en el modelo para poder vivir mejor, y en un mundo más justo.

Al igual que en los últimos años, el sábado central de la COP se organizó el Día de Acción Global, tanto en el lugar de celebración de la misma como a nivel descentralizado por todo el mundo. Cientos de miles de personas salieron a la calle para exigir un acuerdo legalmente vinculante, ambicioso en el recorte de emisiones de los países industrializados, y justo para todos los habitantes del planeta. En el Estado español fueron numerosas las movilizaciones sociales en torno a este día 12 de diciembre, que contaron con una amplia participación de la sociedad. (http://cort.as/C1Y)

Además, ante el progreso de las negociaciones en los dos últimos días se organizaron Veladas por el clima, tanto en el Foro alternativo, Klimaforum, de Copenhague, como en algunas ciudades españolas la noche del jueves 17 de diciembre para exigir compromiso y valentía política ante la vergüenza que se estaba viviendo en las negociaciones. (http://cort.as/C1X)

También en Klimaforum se celebraron multitud de actividades de diferente naturaleza, como conferencias, talleres, conciertos, actuaciones teatrales, debates, etc. El objetivo principal de este Encuentro de los Pueblos era visibilizar las alternativas a algunas políticas que se están llevando a cabo a nivel oficial y que no son de ninguna manera soluciones al cambio climático (http://cort.as/CEa), además de fomentar el intercambio de ideas y planteamientos en torno al cambio climático, desde el análisis de sus causas últimas hasta la presentación de cómo está afectando ya en diferentes ámbitos y geografías. Enmarcado en este último grupo, Ecologistas en Acción realizó una conferencia sobre la Efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos en España (http://cort.as/CEb)

Asimismo, el seguimiento del desarrollo de las negociaciones dentro del Bella Center se realizó durante los días 17 y 18 de diciembre mediante la webcast de la CMNUCC y los escasos observadores que fueron autorizados a entrar en el recinto. La información conseguida del interior de las negociaciones se hizo pública en tiempo real por las organizaciones sociales, y en concreto por Ecologistas en Acción, a través del Twitter. (http://cort.as/C1Z)

Exclusión de países del Sur

Con la llegada del presidente de los Estados Unidos de América se comenzó a comprobar cuál era la estrategia de este país en las negociaciones. Terminó finalmente convocando a otros 24 países para elaborar un texto que se llamaría “Acuerdo de Copenhague”. Tras varias tentativas y borradores, con contenidos cada vez más vagos y menos ambiciosos, presentaron el documento al resto de países (más de 100), a los que el presidente de la COP concedió una hora para analizarlo y aprobarlo.

Tal maniobra fue interpretada como el intento de exclusión de los países del Sur, que al ser los más vulnerables en la mayoría de los casos a los efectos del cambio climático, tienen posturas más ambiciosas y promueven garantías más estrictas.

Toma de decisiones de jefes de gobierno

Durante los últimos años las organizaciones sociales de todo el mundo hemos venido denunciando la falta de implicación de los “decisores” políticos en las COPs de cambio climático. La legión de técnic@s de las delegaciones de todos los países ha desarrollado un trabajo muy esforzado, que posteriormente no ha sido aprovechado por los políticos en todo este periodo, que con su falta de valentía han aplazado eternamente las decisiones importantes.

En Copenhague la solución adoptada fue recurrir a los jefes de gobierno directamente, para que avanzaran en 36 horas lo que no habían hecho en, al menos, los dos años anteriores. Además, el desprecio demostrado por el trabajo realizado por sus delegaciones en el seno de la Convención durante esos años fue enorme, sacando prácticamente de la nada EEUU y un grupo de países emergentes un documento nuevo. De esta forma, tanto el grupo de trabajo sobre el Protocolo de Kioto (AWGKP en sus siglas en inglés) como el grupo de trabajo sobre la acción a largo plazo (AWGLCA en sus siglas en inglés) veían tirado por tierra el fruto de su esfuerzo y dedicación durante dos años, con un nivel mayor de intensidad en los últimos doce meses.

Cambio de las reglas

El cambio climático es un gran problema global que afecta a todos los lugares del mundo y a todos sus habitantes. Sin embargo, hay zonas y poblaciones en el planeta más vulnerables que otras, y desgraciadamente un agran mayoría se encuentran en lugares ya empobrecidos donde las condiciones de vida son extremadamente complicadas.

La Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) acordó en sus inicios unos principios básicos que rigen el funcionamiento de las negociaciones. Dos de estos principios son: la responsabilidad histórica sobre el cambio climático y la toma de decisiones por consenso (o ausencia de desacuerdo).

En Copenhague estos dos principios fueron duramente atacados. En primer lugar, la responsabilidad sobre la generación del cambio climático corresponde a los países llamados industrializados (EEUU, UE, Canadá, Australia, etc), que reúne a un 25% aproximadamente de la población mundial, y que aún hoy siguen teniendo unas emisiones por habitante muy superiores a cualquiera de los países llamados emergentes, como China, India o Brasil. Sin embrago, muchos de los dedos

acusadores que surgieron del bando industrializado señalaban a China como responsable en igual medida que EEUU de no comprometerse. Este hecho es extremadamente peligroso ya que, si el objetivo final perseguido, es que todas las personas del planeta tengan el mismo derecho a la utilización de los recursos y el espacio ambiental (en este caso la atmósfera), por ejemplo EEUU, con 4 veces más emisiones por habitante que China, debe reducir hasta llegar a una media mundial de emisiones compatible con el freno al cambio climático. (http://cort.as/C1R)

En segundo lugar, la toma de decisiones en el plenario de la Convención por consenso, que tantas veces ha sido utilizada por EEUU y otros para rebajar la ambición a los acuerdos, es ahora criticada por los mismos porque su insuficiente acuerdo era rechazado por países del Sur.

Las declaraciones nada más finalizar la COP de Copenhague por parte de los dirigentes de los países industrializados inciden en la idea de responsabilizar a China o a los países del ALBA del tremendo fracaso de la negociación. La campaña de lavado verde de los países industrializados, a través de sus poderosos medios de comunicación, ha comenzado. El intento por convencer a sus sociedades de que no es necesario cambio estructural alguno en sus territorios para afrontar el cambio climático, será probablemente, la mayor campaña de propaganda a la que hayamos asistido jamás.

Si las reglas cambian, y se deja de atender a la responsabilidad histórica y a la toma de decisiones por consenso, la lucha global contra el cambio climático perderá en democracia y, consecuentemente en efectividad. Si la intención es expulsar a una mayoría de países de la toma de decisiones y hacer cargar con responsabilidades que no les corresponde a ciertas poblaciones para conseguir ventajas interesadas en los países industrializados, la sociedad mundial deberá decir claramente NO.