El cangrejo de río autóctono desapareció de una gran parte de nuestros ríos a finales de los años 70, por el envite de la afanomicosis y la degradación de los ecosistemas fluviales. Desde entonces ha sido abandonado a su suerte e incluso condenado a la extinción por muchas administraciones y supuestos científicos y especialistas. Afortunadamente, en los últimos años se han empezado a elaborar algunos planes de recuperación.

En muchos lugares de la península todavía recuerdan las numerosas meriendas celebradas a costa de nuestro cangrejo de río, cangrejo de patas blancas (Austrapotamobius pallipes). Desgraciadamente, en poco más de 20 años una especie entonces tan abundante en las zonas de sustrato calizo, que incluso generaba importantes rentas, ha pasado a situarse al borde de la extinción.

A diferencia de lo que ha ocurrido con otras especies amenazadas, tras la caída brusca de sus poblaciones a finales de los 70, nuestro cangrejo de río es abandonado a su suerte, y en muchas comunidades rematado. Con unos conocimientos muy escasos sobre la ecobiología de esta especie y de las causas de su rarefacción, algunos científicos (Departamento de Producción Animal de la Universidad de León) y técnicos auguran una recuperación imposible del cangrejo autóctono y proponen su sustitución por el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus) originario de la costa oeste de Norteamérica, que se adapta bien a la cría en cautividad y con cierta resistencia a la afanomicosis (pero, además, portador de la misma). Muchas administraciones públicas: Castilla y León, Navarra, Álava… corroboran este disparate y realizan introducciones de cangrejo señal. Afortunadamente, en otros lugares se apostó por nuestro cangrejo, como en el centro de cría de cangrejo autóctono de El Chaparrillo en Castilla-La Mancha.

Increíble pero cierto. En términos biológicos, está situación trasladada a los vertebrados es comparable a una propuesta de reintroducción del puma (además, portando una hipotética enfermedad letal) para sustituir a nuestro lince ibérico. Pero quizá lo más triste de este despropósito fue que no era la idea de unos iluminados, sino el producto de la presión y la financiación de empresarios que instalaron granjas de cría (astacifactorías) de cangrejo señal. Desgraciadamente, se reproducía en el Estado español una situación ya vivida en países como Suecia.

Causas de la disminución de sus poblaciones

Desde finales del siglo pasado se tiene conocimiento de la progresiva desaparición de las especies autóctonas de cangrejo de río europeas. En 1860, en Italia, diez años más tarde en Francia y posteriormente en el resto de Europa, las poblaciones de cangrejo comenzaron a disminuir de forma alarmante como consecuencia de la aparición de una enfermedad desconocida hasta entonces, que se denominó Peste del cangrejo.

Esta enfermedad es producida por un hongo acuático, Aphanomyces astaci, y es conocida como Afanomicosis. Este hongo podría haber sido importado desde Norteamérica a través de ejemplares del género Orconectes, el cual es portador y vector potencial de la enfermedad, y de cuya introducción se tiene constancia de haber ocurrido en Italia al menos en 1880.

La llegada de la onda epizoótica de la afanomicosis a la Península Ibérica no está del todo aclarada. En 1958 y 1965 fueron detectadas mortalidades esporádicas que siempre coincidieron con la presencia de factores estresantes en las aguas, y en ningún caso se detectó la presencia de Aphanomyces astaci. En 1975 y 1976 se producen grandes mortandades en el río Ucero (Soria) y en el Iregua (La Rioja). Aunque en éstas se asume que fue la peste del cangrejo la causante, no existe ningún diagnóstico que lo avale.

En el año 1977 Cuellar, Coll y Arenzana del Servicio Veterinario del ICONA observaron por primera vez en España la presencia de Aphanomyces astaci en cangrejos procedentes de las provincias de Segovia y Burgos. Este diagnóstico fue más tarde confirmado por el Departamento de Fisiología Vegetal de la Universidad de Uppsala, Suecia. Meses más tarde Cuellar y Coll detectaron este hongo acuático en cangrejos procedentes de Ciudad Real.

El origen de la introducción de dicha enfermedad en el estado español será siempre motivo de especulación. Hasta la fecha se ha supuesto que dicha introducción se realizó mediante los cultivos de Astacus leptodactylus, cangrejo turco, realizados de forma ilegal en el cabezón del Pisuerga, Valladolid. Estos cangrejos murieron en su totalidad y ningún nuevo diagnóstico ratificó esta posibilidad. Pero resulta difícil que estos cangrejos, altamente susceptibles a la enfermedad, la hubieran transportado desde su lugar de origen a la península.

Resulta más lógico, aunque hasta la fecha no se haya tenido en cuenta en la bibliografía, que la afanomicosis fuera introducida mediante las importaciones de especies americanas portadoras de la enfermedad realizadas en los años setenta. Conviene reseñar que las primeras mortalidades masivas diagnosticadas como brote de Afanomicosis se produjeron en dos focos distintos y próximos a los lugares donde se efectuaron las primeras introducciones con especies originarias de Norteamérica: una con Procambarus clarkii, cangrejo rojo, introducido en Badajoz y Sevilla entre 1973 y 1974, y otra con cangrejo señal, introducido en Guadalajara, Cuenca, Soria y Burgos. Ambas especies de cangrejos americanos son conocidas portadoras y vectores de la afanomicosis.

No cabe duda de que otro tipo de causas, todas ellas debidas a la directa o indirecta interacción del hombre, han contribuido a la desaparición del cangrejo autóctono. Por ejemplo, se ha comprobado que las alteraciones del hábitat han sido y son la causa principal responsable de la desaparición y disminución del cangrejo autóctono. Los dragados, canalizaciones de ríos y regulaciones de aguas, la eutrofización, los insecticidas, la acidificación, la introducción de especies predadoras y la sobrepesca son causas de importancia comprobada, responsables de la desaparición o rarefacción de la especie que frecuentemente se han subestimado.

De hecho, en el Estudio de Distribución y Abundancia de las Especies de Cangrejos Presentes en los Ríos Navarros se concluye que las alteraciones de las condiciones del hábitat –contaminación, sequía por extracción y bombeo de agua, sequía climática de los años 1989 y 1990– y alteraciones del cauce y sus márgenes por obras, dragados y talas de vegetación, han sido las causas más frecuentes de la desaparición de las poblaciones del cangrejo de río en 38 cursos de agua de los 63 censados en 1985. Una situación similar se ha constatado en la provincia de Valencia donde en quince años han pasado de 12 a 3 poblaciones supervivientes.

Nuevas esperanzas

Las últimas investigaciones sobre la afanomicosis y los cangrejos autóctonos auguran un futuro prometedor para nuestros cangrejos de río. Según estas investigaciones, la viabilidad del hongo depende totalmente del encuentro con el hospedador adecuado: el cangrejo de río. Fuera de este hospedador no se ha encontrado ninguna otra especie susceptible a la afanomicosis. Por lo tanto, la enfermedad no persiste en las aguas sin cangrejos portadores, por lo cual cualquier curso de agua donde hayan desaparecido los cangrejos autóctonos, esté bien conservado y no tenga cangrejos introducidos, es susceptible de ser repoblado nuevamente con cangrejos autóctonos.

Resultan de gran interés y esperanzadoras para las especies autóctonas europeas las observaciones realizadas en la Universidad de Uppsala en el cangrejo autóctono del norte y centro de Europa. En varios casos investigados en este laboratorio han observado que cangrejos de esta especie infectados por Aphanomyces astaci presentan hifas melanizadas del hongo en la cutícula del cangrejo. Estos casos representan los primeros indicios de resistencia del cangrejo autóctono frente a la peste.

Las características anteriormente apuntadas sobre esta epizootia: carencia de fase de resistencia, dependencia exclusiva del hospedador y mortalidades del 100% en las especies autóctonas europeas, posibilitan la reintroducción con nuestros cangrejos, pasado un tiempo prudencial, en los hábitats afectados por la peste donde las poblaciones hayan sido devastadas, ya que muertos los cangrejos la plaga desaparece. Estas experiencias han sido realizadas en Noruega, Suecia y Gran Bretaña con gran éxito. Los verdaderos riesgos para la preservación de la especie autóctona son, por lo tanto, la introducción de especies portadoras, las cuales mantienen esta plaga de forma crónica en nuestras aguas, y las agresiones ambientales a los cursos de agua y sus riberas.

El cangrejo en el Estado español

Respecto a la situación actual de la afanomicosis y del cangrejo autóctono en nuestro país existe mucho desconocimiento, el cual quizás esté dificultando gravemente la preservación y recuperación de nuestro cangrejo de río. Al contrario de lo que recomiendan los más recientes estudios y a contracorriente de las medidas conservacionistas adoptadas por gran número de países europeos, en el Estado español la mayor parte de los esfuerzos se han centrado en la repoblación con cangrejo señal, especie norteamericana vector de la afanomicosis, debido a una falta de información actualizada y veraz.

Las poblaciones de cangrejo de río se encuentran relegadas a pequeños cursos de agua, barrancos y regatas fundamentalmente, donde son muy vulnerables a las agresiones ambientales. De hecho, los escasos muestreos realizados han detectado un notable y progresivo retroceso de estas poblaciones. Por otra parte, las administraciones autonómicas que están actuando en este tema dedican la mayor parte de sus esfuerzos en las repoblaciones de cangrejo señal, debido al desconocimiento y la información sesgada existente ofrecida en pro de este cangrejo.

Afortunadamente, las cosas están cambiando en los últimos años y nuestro cangrejo autóctono ya no está tan olvidado. Varias comunidades autónomas controlan periódicamente las poblaciones de esta especie: Comunidad Valenciana, Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, La Rioja, País Vasco y Navarra; y dos de ellas ya han aprobado un Plan de Recuperación del cangrejo autóctono: Navarra y Castilla-La Mancha. Además, en Navarra el cangrejo autóctono fue declarado especie en peligro de extinción e incluido en el catálogo de especies amenazadas.

Las introducciones de cangrejos foráneos han sentenciado un oscuro futuro para el cangrejo autóctono. Por otro lado se ha difundido una imagen ideal del cangrejo señal (sustituto ecológico…) que no se corresponde con su condición de vector de la afanomicosis. Afortunadamente, ni el cangrejo rojo ni el señal han colonizado todos nuestros cursos fluviales a pesar de presentar una distribución muy amplia, por lo que todavía quedan muchos kilómetros de ríos donde el cangrejo autóctono puede sobrevivir.

Conviene recordar que el cangrejo de río autóctono es una especie en peligro de extinción y por lo tanto recogida en el Red Data Book, a la vez que es una de las especies protegidas (Anexo III) por el Convenio de Berna, al que España se adhirió.

Alfredo Rueda Díez es miembro de Ekologistak Martxan Nafarroa. El Ecologista nº 22

El cangrejo en Europa

A pesar de la acción devastadora de la peste del cangrejo tras su introducción en Italia a finales del siglo pasado, algunas poblaciones de cangrejos autóctonos europeos (Austrapotamobius pallipes, Austrapotamobius torrentium, Astacus astacus y Astacus leptodactylus) sobreviven aún con distinto grado de presencia en el continente.

La situación de las poblaciones europeas de cangrejos de río autóctonos varía bastante, desde una situación próxima a la extinción de Austrapotamobius pallipes en el Estado español y Portugal, pasando por una disminución paulatina de A. pallipes en las Islas Británicas y del Astacus astacus en Noruega, o un aumento creciente del A. astacus en otras partes de Europa como Austria, Suecia y Finlandia, hasta situaciones particulares como la de Dinamarca, donde nunca ha llegado la Afanomicosis y las poblaciones de A. astacus se mantienen intactas.

Medidas de conservación y recuperación

En nuestro país la situación actual del cangrejo autóctono es agonizante y para su conservación resulta necesario aplicar medidas de conservación activa, basadas en un perfecto conocimiento de su situación, planes de reintroducción, y medidas de conservación y mejora de nuestros cauces fluviales. A continuación se proponen unos puntos mínimos para conseguir la conservación y recuperación del cangrejo autóctono, siguiendo en gran parte la Recomendación 18 (1989) del Comité permanente de la Convención relativa a la conservación de la Vida Salvaje y del medio natural del Consejo de Europa (Convenio de Berna), relativa a la Protección de los cangrejos autóctonos de Europa:

- Realización de estudios de distribución, abundancia y estado sanitario de las especies de cangrejo de río, tanto autóctonas como alóctonas.

- Prohibición de la introducción en el medio natural de especies alóctonas de cangrejo, así como su circulación y comercialización en vivo. En muchos países ya se están estudiando y utilizando los métodos de freno y control de la expansión de las especies alóctonas.

- Conservación O recuperación de las condiciones ecológicas de los cursos de agua para posibilitar el mantenimiento o recuperación de las poblaciones de cangrejo autóctonos, mediante el mantenimiento de caudales ecológicos, depuración de las aguas, revegetación de orillas, evitar los dragados y canalizaciones…

- Elaboración de planes de reintroducción del cangrejo de río autóctono, previa declaración como especie en peligro de extinción, en aquellos cursos libres de la afanomicosis, es decir, libres de cangrejos portadores.


Referencias

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CUELLAR, L. Y COLL, M. (1981). Epizootiology of the Crayfish Plague (Aphanomyces astaci) in Spain. Freshwater Crayfish V: 545-548.

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DIEGUEZ J., RUEDA A. (1994). Nuevas esperanzas para el cangrejo de río autóctono. Quercus 97: 8-12

WELLS, S. M., PYLE, R. M. Y COLLINS, N. M. (1983). The IUCN Invertebrate Data Book. IUCN, Gland, Switzerland.