Aunque la Laguna de Lor es uno de los 10 humedales más importantes de Navarra, y está incluida en Inventario de Zonas Húmedas de la Comunidad Foral, no está dotada de ninguna figura de protección efectiva. De hecho en la actualidad se encuentra amenazada por la posible recalificación de los terrenos rústicos de su entorno en suelo urbano para la construcción de una urbanización de más de 200 casas.

Ecologistas en Acción de la Ribera. El Ecologista nº 58

Esta laguna endorreica, que todavía se utiliza para acumular agua para el riego, está considerada como un ecosistema importante para la zona. El humedal sustenta una avifauna de gran diversidad y aparece como un oasis entre varias poblaciones de la Ribera de Navarra.

Se encuentra situada entre Ablitas y Cascante, a medio camino de la carretera comarcal que une estas dos localidades, rodeada de una zona de olivar tradicional que acoge algunos de los olivos más antiguos de Navarra, de los que se han empezado a talar cientos de ellos.

A la belleza paisajística propia de la Laguna se le une la del bosque de olivos y un mosaico de cultivos tradicionales como la viña y el cereal, formando un enclave natural privilegiado. Y es que durante décadas se ha sabido aunar el disfrute de la naturaleza y la conservación de las especies con los usos tradicionales del campo, mediante lo que hoy denominamos biosostenibilidad.

La configuración espacial de la Laguna, rodeada por un camino perimetral transitable casi en su totalidad, más el ecosistema del olivar tradicional, crean un lugar idóneo para visitar y pasear. Por su alto valor ecológico, su belleza y su sosiego, laguna y olivar forman un enclave natural privilegiado que ha hecho que lo promocionen diversas instituciones como el ayuntamiento de Tudela en su página web, o el Consorcio Eder en sus publicaciones. Además de su valor ecológico, belleza y tranquilidad, destaca la facilidad con que se pueden observar las aves acuáticas al ser la laguna de Lor una mancha de agua totalmente abierta sólo coronada por una chopera en uno de sus extremos.

Un paseo para conocer Lor

El inicio lo situaremos en la pequeña localidad de Barillas, en la parada de autobuses. Un camino casi llano nos conduce por una zona denominada la Plana, poblada de olivos y viñas, lugar predilecto de paseo de los vecinos del pueblo. Nada más cruzar la carretera de Cascante a Ablitas, nos encontramos en las orillas de la laguna de Lor, en una pista elevada que la rodea. En el regreso, se vuelve a cruzar la carretera mencionada, para volver por otro camino entre campos, sin complicaciones, hasta Barillas. Este corto paseo que circunda la laguna de Lor y que recorre un paraje con algunos de los olivos más centenarios de Navarra, nos permite admirar el patrimonio natural y cultural que alberga esta zona.

Un humedal importante para la fauna

Este humedal tiene también un gran valor faunístico donde destaca la gran diversidad de avifauna que acoge. Su situación biogeográfica, en el extremo sur de Navarra, hace que sea un enclave privilegiado, ya que en otoño-invierno posibilita la acogida de numerosas especies que tienen sus cuarteles de invernada en el norte de Europa, y en verano la de aves provenientes de África.

La totalidad de especies de aves que se encuentran en esta Laguna son especies protegidas, algunas incluso catalogadas en peligro de extinción. En otoño-invierno se observa un gran número de individuos de porrón común, porrón moñudo, porrón bastardo, focha, ánade real, cormorán, pato cuchara, ánade silbón, etc.

En primavera-verano, se constata la nidificación de numerosas especies como la focha, garza imperial, somormujo lavanco, zampullín chico, ánade real o la polla de agua. Además están presentes otras muchas especies que utilizan el humedal como zona de residencia y donde obtienen gran cantidad de recursos vitales, como la garceta, garcilla, cormorán, cigüeñuela, abejaruco, golondrina, avión común y real, gaviota reidora y varias especies de limícolas como el chorlitejo, andarríos chico y grande, etc., sin olvidar una comunidad de rapaces entre las que hay que reseñar el águila pescadora y el águila culebrera.

También es un lugar importante de descanso de aves acuáticas en su ruta migratoria, lo que permite avistamientos de especies singulares, como el negrón especulado, espátula, garcilla cangrejera, morito, grulla, porrón moñudo, la malvasía y algunas gaviotas marinas.

Lor necesita protección

Por todo lo descrito, la Laguna de Lor cumple todas las características necesarias para ser incluida en las figuras de protección de Navarra, de la Unión Europea y en el Convenio Ramsar.

La protección de este humedal debe impedir la proliferación de urbanizaciones que, como la proyectada, ejercerían una fuerte presión antrópica manifestada en impactos como la ocupación de suelo, contaminación acústica, lumínica, generación de residuos, fragmentación del hábitat, etc., que causarían un gravísimo deterioro de sus valores naturales.

El otro reto de la preservación de este espacio natural debe centrarse en detener la desaparición del olivar tradicional centenario, del que se están talando en estos momentos cientos de ejemplares. De no ser así se estaría destruyendo el único recurso de desarrollo sostenible con el que cuentan estos pueblos, la apuesta por el turismo rural y ornitológico, que ya debería haber promovido el Gobierno de Foral en esta zona. Pero por ahora, por parte del Gobierno sólo ha habido inacción ante el deterioro que está sufriendo una de las zonas húmedas más importantes de Navarra.

Una larga historia
La laguna de Lor es un pequeño embalse natural recrecido artificialmente con una superficie de 18,5 hectáreas. El principal uso histórico que ha tenido ha sido el riego. Además, esta laguna es hoy un coto de pesca.

En el valle del Queiles hay varias balsas que recogen las aguas procedentes del Moncayo, con el fin de regar las tierras del entorno. Una de las más antiguas e importantes desde el punto de vista ambiental es Lor. Esta balsa recibe el nombre de un antiguo pueblo desaparecido en el siglo XVII. Los documentos más antiguos que hablan del poblado y la balsa se refieren a la conquista de esta zona por Alfonso el Batallador (siglo XII). Antes había estado en poder de los árabes. En la época medieval, fue una posesión de doña Urraca Gil, señora de Ablitas. También perteneció al Monasterio de Veruela, al rey Sancho el Fuerte, y a la orden de San Juan de Jerusalén. Cuando desapareció como pueblo, el término pasó a depender administrativamente del municipio de Cascante, aunque la balsa es de titularidad privada.

Hasta los años sesenta se conservó una construcción de piedra donde se regulaban las aguas del embalse, que puede albergar hasta un millón setecientos cincuenta metros cúbicos, que se utilizan para regar fincas de Tudela, y de Ablitas.

Aunque es una laguna de riego, hay unos derechos de pesca muy antiguos, que imponen la obligación de dejar al menos siete cuartas (1,45 metros) de agua en el vaso.