La salud de las personas está condicionada por múltiples factores. El medio ambiente en que se vive es uno de los más importantes y desde siempre ha sido, en la mayoría de los casos, considerado como modificable y mejorable. En la actualidad, en el mundo occidental sobre todo se enferma y se muere por las llamadas enfermedades del desarrollo. La contaminación del aire es uno de los principales causantes de esta situación.

Javier González Medel, Mario Fernández López de Ahumada, Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública. El Ecologista nº 57

En Europa hasta hace poco más de un siglo la salud de las personas estaba condicionada fundamentalmente por las enfermedades infecciosas que constituían la principal causa de morbimortalidad y el elemento nocivo más relevante en nuestro entorno.

Sin embargo, la mejoría en el saneamiento y el urbanismo, la creación de servicios de salud y asistencia sanitaria públicos y la introducción de vacunas y antibióticos han hecho que estas lacras, que desde el inicio de la humanidad habían azotado a los seres humanos, se controlasen. En la actualidad en el mundo occidental principalmente se enferma y se muere por las llamadas enfermedades del desarrollo, de manera que hoy día la contaminación y el deterioro del medio ambiente han desplazado o los tradicionales factores patógenos y se están convirtiendo en los principales determinantes de la salud en los países desarrollados, las nuevas pestes del tercer milenio

Contaminación atmosférica

La contaminación atmosférica ocupa un lugar destacado dentro de estos nuevos factores y progresivamente ha ido adquiriendo un papel más relevante en cuanto a su influencia sobre la salud.

Con la llegada de la industrialización y el maquinismo se empezaron a detectar los efectos, hasta entonces desconocidos, de los humos industriales sobre el aparato respiratorio. Se asumía que era un efecto inevitable y que se compensaba con los beneficios que la industria producía, máxime cuando sobre todo afectaba a las clases sociales más bajas. Hoy sabemos que es posible un desarrollo sostenible y que además la contaminación tiene en parte un aspecto democrático que hace muy difícil incluso a los más ricos zafarse de algunos de sus efectos.

La contaminación atmosférica tiene un gran impacto sobre la salud. A partir de cada uno de sus distintos componentes, provoca y agrava procesos patológicos asociados a varios tipos de enfermedades e induce un aumento importante en la morbimortalidad evitable. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, SEPAR, advierte que actualmente en España puede haber 18 millones de personas que respiran aire contaminado y que podrían producirse hasta 16.000 muertes anuales prematuras por cáncer y problemas respiratorios relacionados con la exposición ambiental. En ciudades como Madrid, Bilbao o Sevilla se atribuyen a la mala calidad del aire casi 4.000 muertes anuales.

Además, en los últimos años un número importante de estudios realizados en distintas ciudades han encontrado que, aún por debajo de los niveles de calidad del aire considerados como seguros, los incrementos de los niveles de la contaminación atmosférica se asocian con efectos nocivos sobre la salud. Por otro lado, aumenta la preocupación sobre los posibles riesgos de agentes para los que no existe una evaluación satisfactoria.

Efectos específicos sobre la salud

Son múltiples y aunque ya se conoce mucho acerca de las diferentes dianas biológicas sobre las que actúa cada elemento especifico de la contaminación, en este artículo nos vamos a limitar a los efectos generales de la contaminación sobre algunos aparatos y sistemas corporales.

- El aparato respiratorio es la puerta de entrada y uno de los primeros afectados por la contaminación atmosférica. Junto a las clásicas intoxicaciones agudas con desarrollo de insuficiencia respiratoria rápida y severa (tipo smog de Londres en 1952 o del Valle de Mosa, Bélgica, en 1930, que se dieron en los primeros tiempos en Europa y que ahora, salvo accidente, se han desplazado a los países pobres o menos desarrollados), se sabe que también es susceptible de ser afectado de manera permanente por la polución y ello produce efectos crónicos e irreversibles en las vías aéreas.

En nuestro medio la contaminación agrava y provoca patologías respiratorias muy prevalentes debidas al tabaquismo como son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, las bronquitis crónicas o el asma. Cuando la situación atmosférica se deteriora aumenta de manera alarmante el número de los ingresos hospitalarios por cuadros de insuficiencia respiratoria aguda derivadas del agravamiento de estas patologías.

- La salud cardiovascular es otro de los puntos a los que la contaminación afecta de manera especial. Es bien conocido que muchas dolencias empeoran, cuando no son directamente producidos, por un ambiente contaminado. Es el caso de la cardiopatía isquémica tipo infarto de miocardio o angor, los accidentes vasculares cerebrales y las enfermedades vasculares periféricas. Teniendo esto en cuenta, no deja de ser llamativa la poca referencia que se hace en la literatura médica a la contaminación ambiental como factor de riesgo cardiovascular, así como su ausencia en todas las guías clínicas oficiales como un factor más a añadir a los determinantes clásicos del riesgo cardiovascular.

- De manera cada vez más evidente se está ligando el deterioro del medio ambiente con el aumento en la incidencia de muchos tipos de cáncer, una entidad que se ha situado cada vez con más fuerza en los primeros puestos de las causas de mortalidad en el mundo occidental, desplazando progresivamente a las causas cardiovasculares. En concreto se relaciona clásicamente a la contaminación atmosférica con el cáncer de pulmón, ORL o vesical, pero en los últimos años otros que han experimentado un gran incremento, como el de piel, se han puesto en relación a la contaminación ambiental y la reducción de la capa de ozono, de manera que ya se sabe que por cada 1% de ozono destruido aumentan un 5% los cánceres de piel, especialmente el melanoma.

- También es cada vez más evidente la relación entre contaminación y aparición de alteraciones en el sistema inmunológico y las modernas epidemias de eccemas de contacto, alergias cutáneas u oculares, asma ambiental o patologías más agresivas como enfermedades autoinmunes o el espectacular aumento en el número de linfomas.

- Tampoco hay dudas de que la polución ambiental afecta de manera importante al área de reproducción y desarrollo del ser humano. Están confirmadas las teorías que la ligan al aumento de mutaciones genéticas en el esperma a través de su influencia en las células madre presentes en los órganos reproductivos. Ello podría explicar la alta prevalencia de infertilidad en nuestro entorno. Igualmente, en zonas de alta contaminación ambiental parece haber una relación clara con el número de abortos espontáneos y con los retrasos intrauterinos y psicomotores en la infancia.

- Por último, las clásicas enfermedades infecciosas, que algunos creían superadas, parecen cobrar nuevos bríos en los entornos contaminados, debido a que el calentamiento atmosférico y las partículas en suspensión favorecen la propagación de antiguas y nuevas plagas. También intervienen de manera decisiva en el aumento y severidad de enfermedades infecciosas tradicionales, como tuberculosis, neumonías bacterianas o víricas y en la aparición de nuevos agentes infecciosos con tendencia a la diseminación epidémica y muy ligados al cambio climático.

Repercusión sobre el sistema sociosanitario

El hecho de que la contaminación atmosférica afecte de manera tan contundente a la salud de la población general, junto a que el problema en nuestro medio es casi universal (un 75% de la población española vive en entornos urbanos con alta contaminación atmosférica), provoca importantes efectos sociosanitarios.

En primer lugar afecta negativamente a la calidad de vida de las personas afectadas. Además, provoca un importante número de bajas laborales y de restricción de actividades, al tiempo que supone un gran número de meses/años de vida perdidos, incrementando significativamente las necesidades de asistencia sanitaria, el consumo de medicación y el número de consultas médicas y de ingresos hospitalarios.

En nuestro país esta situación es especialmente grave para la sostenibilidad de los servicios asistenciales, pues tenemos un sistema sociosanitario al que se dedican unos recursos económicos por debajo de la media de la UE de los 15.

Desigualdades en salud medioambiental

Este escenario no es el mismo para todos. La gran mayoría de la población carece de información y conocimientos suficientes sobre los graves efectos que la contaminación tiene sobre su salud. Las clases más pudientes, con mayor conciencia del problema y recursos, son los que mejor se protegen de sus efectos.

Por otra parte, existen grupos especialmente vulnerables: niños, personas mayores, embarazadas y enfermos con problemas cardio-pulmonares, en los que los efectos de la polución son especialmente dañinos y a los que se debería proteger especialmente.

Además, las industrias e infraestructuras más contaminantes tienden a ser situadas en las zonas más pobres, afectando más precisamente a los grupos de población de mayor riesgo. Como resultado existe una desigualdad importante también en este aspecto de la salud ambiental, de manera que la edad, el sexo, la clase social y el territorio donde se vive son determinantes para padecer en mayor o menor grado sus efectos.

En definitiva, desde un punto de vista salubrista, en nuestro entorno está en peligro el derecho a la buena salud, incluida la ambiental, y se carece de una planificación y de una asistencia que, de manera universal, integrada, completa, equitativa y de calidad, aborde el problema y las consecuencias sanitarias de la contaminación ambiental.

Las alternativas a esta situación pasan, como siempre, por la información, la educación, la prevención y el uso racional y sostenible de los recursos. Para ello es imprescindible una legislación adecuada y la participación y el control social que impidan el avance de las nuevas plagas.

Incorporar los factores ambientales a la asistencia sanitaria
Excepto en algunos aspectos muy concretos de la salud laboral, la estructura tradicional de la asistencia sanitaria no contempla de manera habitual las variables y los posibles efectos de la contaminación a la hora de elaborar la historia clínica, los programas de prevención y los planes de actuación terapéuticos para la población general.

Es perentorio e imprescindible que los factores medioambientales se incorporen en la práctica cotidiana de los programas asistenciales como posibles causas de enfermedad y se desarrollen acciones preventivas, terapéuticas y rehabilitadoras sobre ellos desde los servicios sanitarios clínicos, de salud pública y de sanidad ambiental.

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