El balcón es un elemento fundamental del paisaje urbano mediterráneo. Presente en la mayoría de las ciudades españolas, el balcón alcanza un notabilísimo desarrollo en la ciudad de Madrid, dotando a las fachadas de una singular belleza y ofreciendo a los vecinos toda una serie de ventajas sobre la simple ventana.

Carlos Osorio. El Ecologista nº 56

Entre sus ventajas está la iluminación. Al prolongarse desde el techo hasta el suelo de la habitación, ofrece una mayor iluminación de las viviendas. También, la ventilación de los interiores es mucho más intensa que con una simple ventana.

El balcón ofrece la posibilidad de tomar el aire sin salir de casa. Salir un rato al balcón permite descansar un poco de las ocupaciones cotidianas, respirar, relajarse y observar la vida que transcurre en las calles. La altura proporcionada de los edificios del centro histórico permite incluso comunicarse con quien pasa por la calle.

Climatización ecológica

Una de las facetas menos conocidas del balcón tradicional es que permite una climatización ecológica. Las contraventanas plegables de los balcones, generalmente realizadas en madera, se llaman fraileros. Este sistema permite graduar el nivel de luz y de aire que entra en la casa. En las jornadas de verano, los fraileros se cierran, impidiendo la insolación de la casa en las horas de calor. Una varilla permite abrir más o menos las lamas de los fraileros graduando la intensidad de la luz. Durante las noches cálidas, los fraileros se cierran por dentro, dejando abiertas las ventanas, y se abren las ventanas del otro extremo de la casa, lo que origina una tenue corriente de aire que refresca el interior. Así han soportado los vecinos muchas noches de verano sin necesidad de aires acondicionados insostenibles.

Añadamos que unas contraventanas cerradas por dentro son un importante elemento de seguridad. Por otra parte, en el balcón se pueden cultivar plantas que, además de embellecer las calles, mejoran la calidad del aire.

En las ciudades del interior del país, donde predomina el clima continental, el balcón es preferible a la terraza. Al hacer mucho calor en verano y mucho frío en invierno, son muy escasos los días en que se puede disfrutar de una terraza, por lo que la gente tiende a prescindir de estos espacios y realizar cerramientos acristalados (con el consiguiente afeamiento del paisaje urbano). Sin embargo, el balcón, elemento arquitectónico de bajo coste, cumple su cometido en un espacio muy reducido, y no se presta a los inadecuados cerramientos.

El balcón tradicional embellece las ciudades y enriquece el patrimonio artístico con sus elementos singulares: las rejerías de forja que protegen los balcones presentan modelos de gran creatividad. Las molduras de yeso o ladrillo que los contornean son el contraste necesario que otorga gracia y estilo a las sobrias fachadas de la arquitectura mediterránea.

Hoy día la arquitectura se desarrolla al ritmo que marca la especulación inmobiliaria. Ello hace que en lugar de rehabilitar y reconstruir, a veces se destruyen edificios históricos para edificar en su lugar construcciones antiestéticas e insostenibles. Se trata de gastar lo menos posible en la edificación para luego vender mini-pisos a precios desorbitados. Dentro de esta dinámica destructora, los balcones están desapareciendo para dar paso a las fachadas insulsas y herméticas, donde la climatización natural se sustituye por la electrificación proveniente casi siempre de energías sucias.