Entrevistamos a cuatro concejalas de Medio Ambiente.

Elvira Cámara y María José Esteso Poves (Redacción). Revista Ecologista nº 89.

Hablamos con las concejalas de Medio Ambiente de Zaragoza, Valladolid, A Coruña y el municipio de El Boalo (Madrid). Se cumple un año de su llegada a los ayuntamientos y nos explican sus dificultades y retos para conseguir municipios más sostenibles.

Se cumple un año de las últimas elecciones municipales que han supuesto la constitución de nuevos ayuntamientos, radicalmente distintos de los anteriores. Cádiz, Barcelona, Zaragoza, Madrid, Valladolid, A Coruña, Zamora o Pamplona son algunos de los ejemplos de los muchos municipios, de diferentes tamaños, que han cambiado de rumbo. Las coaliciones ciudadanas han entrado en los equipos de gobierno, solas o en colación con otros partidos. Esto ha inaugurado una nueva etapa en la política municipal, con un enfoque más participativo y dispuesto a cambios.

Aunque es pronto para hacer una valoración, sí que podemos reflexionar sobre los pasos que se están dando. Los retos y las dificultades que se encuentran por el camino. Para ello, desde la revista Ecologista hemos contactado con cuatro concejalas de Medio Ambiente en Zaragoza, A Coruña, Valladolid y el municipio de El Boalo (Madrid).

Entrevistamos a Teresa Artigas, concejala de Medio Ambiente y Movilidad en el Ayuntamiento de Zaragoza (660.000 habitantes), gobernado por la candidatura popular Zaragoza en Común. Es educadora ambiental y en su candidatura explicaba que el cambio necesita de “personas normales” e imperfectas pero conectadas a la realidad y a las situaciones concretas. Su salto a la política, dice, tiene que ver con su determinación de introducir perspectivas feministas desde el ayuntamiento. Tras un año reconoce que no ha sido fácil, pero sí ilusionante ver cambios, especialmente en otra forma de hacer política “con un apoyo colectivo detrás”.

María García es concejala de Medio Ambiente, Gestión de residuos y Limpieza en el Ayuntamiento de A Coruña (248.810 habitantes), gobernado por la Marea Atlántica. Es técnica en medio ambiente y ha participado activamente en proyectos de cultura, vivienda y ecología en Berlín. También se muestra entusiasmada con esta vía de transformación social y declara que pretenden “integrar el pensamiento ambiental en el funcionamiento del ayuntamiento y, de forma trasversal, a todas las áreas”. Aunque reconoce que queda “un largo camino por recorrer”.

También hablamos con María Sánchez, concejala de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Valladolid (306.000 habitantes). No es nueva en política, ya fue concejala por Izquierda Unida durante la pasada legislatura, y ahora está en el equipo de gobierno formado por la coalición de Valladolid Toma la Palabra y Psoe. Se manifiesta ilusionada en este nuevo proceso, marcado por la implicación ciudadana, en una candidatura de carácter popular “que sea un espacio en el que todas las personas puedan aportar”.

Y por último, Florentina Carrasco que desde mayo del año pasado, es la responsable de Medio Ambiente, Movilidad y Contratación de El Boalo (7.157 habitantes), municipio al norte de Madrid (Sierra de Guadarrama), que integra a Cerceda (2.959 habitantes) y Mataelpino (1.700). El equipo de gobierno del ayuntamiento es una coalición de PSOE, Soy vecino, Juntos por el Boalo y BCM en Común, al que pertenece Florentina. Es abogada y ha sido durante años activista ambiental. Mantiene que quiere “recuperar el sentido de la política como instrumento transformador y evitar que las instituciones estén en manos de los que gobiernan en contra del interés común”.

Importancia del medio ambiente en los ayuntamientos

Que el medio ambiente y su protección debe ser trasversal a todas las actuaciones municipales, independientemente del área al que corresponda, es defendido por todas ellas. Teresa, de Zaragoza, explica que una de las prioridades ha sido facilitar y mejorar la coordinación, para ello modificaron la estructura y crearon “una mega área denominada urbanismo y sostenibilidad, que incluye medio ambiente, movilidad, infraestructuras, ciclo del agua o equipamientos”. Aunque reconoce que han avanzado en la coordinación, “sigue costando ya que la separación previa entre áreas estaba muy marcada”. Esto mismo argumenta María en Valladolid. Señala que “el problema fundamental es la falta de coherencia con otras políticas desde otras áreas y la ausencia de una visión global”.

En Zaragoza, por ejemplo, la gestión de residuos corresponde a otra concejalía. Sin embargo, en opinión de la concejala “mientras estén claras las políticas a llevar a cabo, no debería haber problema”. Aunque mencionan las dificultades derivadas de la “herencia recibida” de los anteriores gobiernos, también reflexionan sobre el papel que tiene la sostenibilidad en los gobiernos de los que forman parte.

Teresa opina que “el medio ambiente no era una de las señas de identidad de las candidaturas municipalistas, aunque pueda estar en su ADN por la procedencia de muchas personas que hemos participado en la construcción de las mismas. Se puso el foco en la calidad democrática y en los problemas económicos y sociales, y menos en el modelo de desarrollo”. Por esta razón, las iniciativas en materia de medio ambiente “no se consideran una prioridad en la acción de gobierno ni el discurso político, aunque no significa que no existan”.

Florentina, de El Boalo, también reconoce no se le da toda la importancia que debería. Por ejemplo, “la partida presupuestaria para medio ambiente es la tercera parte de la destinada a fiestas populares, lo que refleja la importancia que se le da realmente a estos temas”.

Limitaciones presupuestarias

Las limitaciones presupuestarias también determinan los gastos que se realizan en A Coruña, al igual que en otras muchas ciudades. “Las demandas de la ciudadanía referentes a las condiciones de limpieza en la ciudad acaparan gran parte de los recursos municipales, que dejan de estar disponibles para otros problemas de fondo, como los focos de contaminación, el consumo y la generación de energía, la gestión ecológica de la basura y otros tantos que son menos visibles” dice María en referencia a A Coruña. Y mantiene que “cambiar la inercia es complicado, no solo por los anteriores gobiernos, sino porque hay un modelo de desarrollo económico y un estilo de vida muy asentado”. Pero al menos, el enfoque sí ha dado un giro de 180 grados y se puede “desde ahí revertir” la situación. María concluye que “queda un largo camino por andar, pero estamos sentando pautas que esperemos nosotras u otras personas, ya no se podrán cambiar”. Por ejemplo, se refiere a la implantación de cláusulas medioambientales en las contrataciones del ayuntamiento o normas de buenas prácticas en eventos culturales y deportivos que ya han puesto en marcha en su ciudad.

El Boalo (Cerdeda y Mataelpino) ha estado gobernando por el PP durante muchos años. Según Florentina, ni siquiera los anteriores gobiernos municipales se habían planteado trabajar estos temas. “Afortunadamente en la legislatura anterior cambió el gobierno municipal y se empezó a trabajar para cambiar el modelo de gestión de residuos”. Excepto en este tema y alguna acción más, el medio ambiente no era una prioridad.

Antes del gobierno de Zaragoza en Común, el ayuntamiento estuvo gobernado durante doce años por el PSOE. Teresa reconoce que “no tienen nuestro mismo discurso, pero no es lo mismo que si hubiera sido el PP. La diferencia está en lo que dices en tu programa electoral y lo que luego llevas a la práctica”. Pone un ejemplo: “Si haces un carril bici de forma simbólica o lo haces quitando espacio al coche en una gran avenida”, aclara Teresa.

María Sánchez va más allá y señala que “sobre el papel, los anteriores gobiernos decían compartir la apuesta por una ciudad compacta, por medios alternativos de transporte, por el comercio de proximidad”… Y, sin embargo, “el plan general de ordenación urbana preveía desarrollos urbanísticos desmesurados en nuevas áreas”. En este caso, Valladolid ha estado marcada por veinte años de gobierno del PP, con Javier León de la Riba.

En la concejalía de Medio Ambiente de A Coruña se encontraron con que el equipo de trabajo era más escaso de lo que suele ser en otros ayuntamientos con la misma población de A Coruña. “Pero el personal que trabaja con nosotras está especialmente motivado y es muy activo en iniciativas pioneras sobre gestión de residuos, cambio climático, medición de la contaminación, etc.” La concejala gallega sostiene que sus técnicos “están especializados en conservación de la naturaleza y la biodiversidad, pero predomina una visión más ‘ingenieril» o de obras que de gestión ambiental”

Iniciativas concretas

Este año de gobierno en Valladolid han implantado ayudas contra la pobreza energética y para el acceso al agua. También han redactado un plan de emergencia por contaminación del aire y han aprobado retirar la subvención a festejos taurinos.

En Zaragoza, entre sus metas, a medio plazo, están los mercados municipales, el apoyo a la producción ecológica y los circuitos cortos de comercialización. Además de la recuperación del control público de la gestión del ciclo del agua. Respecto a ésto último, en ambas ciudades, explican las concejalas de Medio Ambiente las dificultades de este proceso de reversión.
El reto en Valladolid, para María Sánchez, “es la apuesta por una ciudad compacta, la coordinación con los municipios del entorno y la autonomía material y energética”.

Teresa, también concejala de Movilidad, explica que en Zaragoza ya se han puesto en marcha mejoras en las conexiones peatonales, con nuevos carriles bici, todos en la calzada (restando espacio al vehículo a motor) y han ampliado el programa de caminos escolares, entre otras cosas.

En El Boalo, Cerceda y Mataelpino, explica Florentina, se está impulsando un Plan de Movilidad Urbana Sostenible, tarea no tan sencilla según sus palabras, porque “la organización territorial del municipio se caracteriza por una gran dispersión de la vivienda, lo que implica el uso y abuso del coche, con la consiguiente contaminación y ocupación de espacio público”. También están fomentando la marcha a pie, el pedaleo o el transporte colectivo.

Este municipio se ha declarado libre de glifosato en el último año. De hecho, lo primero que hizo Florentina al asumir el cargo fue “hacer un informe para que se impidiera fumigar”. Además, apunta que se está realizando “el inventario del arbolado urbano y este año se han plantado más de trescientos árboles de especies autóctonas”.

En A Coruña son varias las líneas de trabajo. La gestión de residuos, “el impulso de las estrategias de residuo cero”, la calidad del agua y la protección de los sistemas acuáticos. Han publicado el mapa de puntos de vertido de aguas residuales sin tratar, han llevado a cabo proyectos de restauración ecológica y la puesta en valor de tramos fluviales. Y, de forma valiente, han eliminado los espectáculos taurinos, afirma María.

Reducir emisiones de CO2

Reducir el consumo de energía, las emisiones de CO2 y transitar a las energías renovables son también puntos comunes en todas estas concejalías. Para Florentina “los ayuntamientos pueden realizar acciones importantes para avanzar en este sentido”. María plantea que en Valladolid, para ir más allá en la lucha contra el cambio climático deberían centrarse en la planificación urbanística y de movilidad; en la coordinación con los municipios del entorno y la reducción de emisiones, para cumplir con el Plan de Acción para la Energía Sostenible que fija una reducción del 20% para 2020, con respecto a 2010.

Este mismo compromiso lo tiene el Ayuntamiento de Zaragoza para todas sus instalaciones. En este primer año, el consistorio mantiene que ha ahorrado un millón y medio de euros en la factura de la luz (un millón ajustando potencias y 500.000 euros reduciendo consumos). Además, frente al cambio climático Teresa incluye también las propuestas de soberanía alimentaria.

La participación ciudadana es clave en estos gobiernos municipales. Por ello, han llevado a cabo diferentes actuaciones en este sentido. En Valladolid, explica su concejala, “se han puesto en marcha grupos de trabajo estables en los que el protagonismo es de los colectivos sociales. Se celebran mensualmente asambleas abiertas en los barrios a las que acude todo el equipo de gobierno, etc”. Muchas de las reivindicaciones vecinales “tienen que ver con el medio ambiente”. Además, según María, la participación ciudadana y de colectivos sociales “sirve para planificar actuaciones a medio y largo plazo con objetivos más ambiciosos”. La participación ciudadana se ha puesto en marcha en A Coruña en cuestiones como la ordenación de usos en parques o el modelo de recogida de basura.

En cualquier caso, seguramente deberíamos retomar la conversación con estas concejalas, y otras más, en un tiempo, para poder hacer una mejor evaluación de las medidas y puestas en marcha de otras iniciativas. Para saber más, de los errores y aciertos de estos nuevos, ya no tanto, ayuntamientos.