Ya se vislumbraba la postura del Gobierno cuando aceptó alargar la vida útil de Garoña pese a sus graves problemas de seguridad, rompiendo así su promesa electoral de cierre paulatino de estas centrales.

Ahora inmersos en plena crisis y con la excusa de no destruir empleos se introduce el tema de las nucleares en el debate social, siendo alucinante la postura de los sindicatos, que coqueteaban con la idea de cambiar neutrones por pensiones, en vez de luchar por los derechos de los trabajadores, que vemos como día a día van mermando sin poder hacer nada.

Ahora le toca el turno a Cofrentes, cuyo permiso de explotación provisional caduca en Marzo de este año y parece que vamos a tener más de lo mismo; todo ello aliñado con grandes campañas publicitarias por parte de las eléctricas propietarias de estas instalaciones, que nos las pintan como limpias, seguras y sostenibles. ¡No hay vergüenza! Es que no nos acordamos de accidentes como el de Chernobil,… ¿qué tipo de herencia queremos dejar a nuestros hijos? Cuando los estudios nos demuestran claramente que podemos prescindir de este tipo de Centrales y optar por energías renovables (solar, eólica,…), en las que podríamos ser un referente mundial si verdaderamente hubiese voluntad política y ganas de trabajar por un futuro libre de residuos radiactivos y armas nucleares, al tiempo que se reducen las emisiones de CO2.

Pero el negocio es lo que prima y nuestros Gobernantes parecen más dispuestos a llenar las arcas de estos monstruos empresariales que velar por la salud y el bienestar de sus ciudadanos.

Mª Raquel Ruiz García, L'Arquet- Ecologistes en Acció