Aumenta el riesgo de morir por causas circulatorias, respiratorias y por diabetes.

Julio Díaz y Cristina Linares. Escuela Nacional de Sanidad. Instituto de Salud Carlos III. Revista El Ecologista nº 84.

El ruido genera en el organismo una respuesta de defensa ante un ataque. En las dos últimas décadas, se ha llegado al conocimiento de que los efectos en salud producidos por el ruido no solo dependen de la intensidad, sino también del tiempo de exposición. Es decir, que un ruido muy intenso durante poco tiempo tiene el mismo efecto en salud que un ruido menos intenso pero al que estamos sometidos más tiempo. Diversos estudios realizados en Madrid, demuestran que altos niveles de ruido incrementan la morbilidad y la mortalidad por distintas causas.

Desde hace décadas se conoce que el ruido en un entorno laboral presenta relación con problemas de salud en los trabajadores expuestos a niveles sonoros elevados. Las patologías asociadas a la exposición a niveles altos de ruido van desde simples molestias subjetivas a problemas objetivos como aumento de la tensión arterial, taquicardias e incluso mayor número de infartos de miocardio en personas en ambiente laboral ruidoso.

En las dos últimas décadas, se ha llegado al conocimiento de que los efectos en salud producidos por el ruido no solo dependen de la intensidad, sino también del tiempo de exposición. Es decir, que un ruido muy intenso durante poco tiempo tiene el mismo efecto en salud que un ruido menos intenso pero al que estamos sometidos más tiempo. Por tanto, los efectos en salud del ruido no solo podrán producirse en ambiente laboral sino también en las proximidades de lugares ruidosos como aeropuertos y estaciones de tren. En esta línea se desarrollan en los años 90 una serie de estudios que vienen a confirmar que, efectivamente, en las proximidades de los aeropuertos hay mayor número de infartos de miocardio, de personas con hipertensión, mayor número de suicidios, mayor número de malformaciones en fetos, etc.

El siguiente paso lógico es analizar qué ocurre con un ruido menos intenso como el ruido de tráfico pero al que se está sometido de forma continua. En los últimos años surgen estudios que relacionan el ruido de tráfico con las patologías antes descritas así como con problemas respiratorios, diabetes y artritis reumatoide entre otras.

Mecanismo de las patologías

El mecanismo por el que el ruido puede producir este tipo de patologías se debe a que el ruido genera en el organismo una respuesta de defensa ante un ataque. Ante esta situación la hipófisis se encarga de regular la secreción de hormonas tales como la adrenalina y nor-adrenalina (que explicarían los problemas cardiovasculares producidos por el ruido) y el cortisol. El cortisol actúa en casos de estrés para el organismo y su función principal es incrementar el nivel de azúcar en sangre para propiciar que el cuerpo obtenga suficiente energía en caso de emergencia, lo que relacionaría a niveles altos de ruido con problemas como la diabetes. A la vez el cortisol provoca que el sistema inmune se adormezca con la intención de ahorrar recursos inmunológicos para dar una respuesta eficaz ante la amenaza que nos ataca (irreal en caso de estrés emocional). Este sería el mecanismo biológico por el que el ruido se relacionaría con el incremento de enfermedades infecciosas de origen respiratorio.

Una vez establecidos los mecanismos biológicos que pueden relacionar los impactos del ruido sobre la salud se ha procedido a analizar si realmente el ruido es capaz de producir este tipo de patologías y que pueda detectarse a través de indicadores de salud como son los ingresos hospitalarios y la mortalidad. En el primer estudio que se publica en el año 2001 se analiza la influencia del ruido de tráfico en la ciudad de Madrid durante los años 1995-1997 con los ingresos hospitalarios por urgencias en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón. En este periodo de tiempo los niveles de ruido diurno (Leq 8-22h) superaron los 65 dB(A) que marca la OMS el 97% de los días y los 55 dB(A) para la noche el 100% de las veces.

Los resultados indican que, independientemente de la contaminación química, incrementos de 1 dB(A) en los niveles de ruido diurno se relacionan con un incremento del riesgo del 5,1% para los ingresos por todas las causas excepto accidentes y partos. Es decir, en dos poblaciones similares pero una sometida a un nivel de ruido diurno superior en 1 dB(A) a la otra, el riesgo de ingresos por urgencias es superior en un 5,1% en el lugar más ruidoso. Para el caso de las causas circulatorias es del 4,2% y para la respiratorias del 3,7%. Los mecanismos biológicos descritos anteriormente permiten dar plausibilidad biológica a estos resultados.

Un estudio similar pero centrándose exclusivamente en población infantil en el periodo 1995-2000 puso de manifiesto que el ruido se asocia significativamente con el riesgo de ingresar en un hospital para los niños de 0-9 años por causas respiratorias. Este riesgo es de un 4,7% por cada dB(A) con un retraso de tres días, siendo la variable ambiental que más relación muestra para los ingresos por esta causa. Es decir, que si hubiese dos poblaciones una expuesta a niveles de ruido 1 dB(A) superior a la otra, el riesgo de ingreso en la población ruidosa es un 4,7% superior al de la no ruidosa. Como se ve estos resultados son ligeramente superiores a los obtenidos para la población general.

Más ruido, más mortalidad en personas mayores

¿Si el ruido se asocia estadísticamente con los ingresos hospitalarios se extenderá esta asociación sobre la mortalidad? Para contestar a esta pregunta se realizaron diversas investigaciones en el Instituto de Salud Carlos III y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas cuyos resultados se han publicado durante el año 2014. En el primero de ellos se relaciona la mortalidad por causas cardiovasculares en el grupo de mayores de 65 años y el ruido de tráfico en Madrid durante el periodo 2003-2005, en el que se superó el umbral de la OMS el 54% de los días y el 100% de las noches. Los resultados obtenidos indican que el aumento de 1 dB(A) en los niveles del ruido de tráfico se relaciona con un efecto sobre la mortalidad por causas cardiovasculares que llega hasta incrementos de la mortalidad de hasta un 6,6% en el grupo de mayores de 65 años. No se ha observado incremento del riesgo estadísticamente significativo para el grupo de menores de 65 años.

Los mecanismos biológicos anteriormente descritos relacionados con aumentos de las hormonas adrenalina o norepinefrina o respuestas como incremento del número de plaquetas o aumento de la tensión arterial antes descrito podrán justificar biológicamente estos resultados. Por otra parte se ha llevado a cabo el análisis del ruido diario sobre la mortalidad por diferentes causas específicas dentro de las cardiovasculares. Los resultados indican que para incrementos de 0,5 dB(A) en nivel de ruido diario la mortalidad asciende a un 3,5% para “otras enfermedades isquémicas”; un 5% para el caso de accidente cerebrovascular y llega hasta un 7% para el caso del infarto de miocardio. Para el caso de las causas respiratorias el incremento del riesgo de morir por una causa respiratoria en Madrid como consecuencia del incremento del ruido diurno es de cerca del 4% en los mayores de 65 años para incrementos de un 1 dB(A) en los niveles de ruido diurno. Este efecto no se observa tampoco en el grupo de menores de 65 años.

El aumento en los niveles de cortisol como consecuencia de la exposición al ruido de tráfico puede asociarse con un debilitamiento del sistema inmunológico y con el progreso o empeoramiento de ciertas infecciones respiratorias. Si se realiza el análisis para mortalidad por causas respiratorias específicas se observa que incrementos en 0,5 dB(A) en los niveles de ruido diario se relacionan con aumentos de la mortalidad diaria por todas las causas respiratorias de un 3,5% y que asciende hasta un 8% para el caso de la neumonía con un día de retraso. Para el caso de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) el efecto es del 6%. No se observa relación con el asma. Lo que es coherente con el mecanismo biológico antes descrito al no tratarse de un proceso infeccioso.

Diabetes y ruido nocturno

Por último el riesgo de morir por diabetes en relación al ruido no es estadísticamente significativo para el caso de los niveles de ruido diario, Sin embargo, esta asociación sí es estadísticamente significativa para el ruido nocturno, llegando hasta incrementos próximos al 4% para aumentos de 0,5 dB(A) en los niveles de ruido nocturno con un retraso de un día. Estos resultados de la asociación con la mortalidad por ruido nocturno y no diurno, son coherentes con el mecanismo biológico antes expuesto, según el cual las perturbaciones en el sueño en cuanto a su duración y calidad, relacionadas con ruido nocturno, se han asociado con la regulación de la glucosa que presentaría valores matinales más incrementados y menores de insulina en personas sometidas a niveles elevados de ruido nocturno.

El ruido de tráfico en la ciudad de Madrid influye en el riesgo de morir por causas circulatorias, respiratorias y por diabetes. La metodología utilizada ha sido mediante la estimación estadística del incremento del riesgo de morir para un incremento determinado de los niveles de ruido. Con objeto de dar una medida más intuitiva y clara de la relación entre el ruido y la mortalidad en Madrid se ha calculado otro indicador útil desde el punto de vista de la salud pública que es estimar cuántas muertes anuales son atribuibles al ruido en Madrid.

Para comparar el efecto con la contaminación atmosférica química se ha calculado, así mismo, la mortalidad anual que sería atribuible a las PM2,5. Recientemente la OMS ha identificado a las PM2,5 como el contaminante atmosférico químico urbano primario que tiene mayores efectos adversos sobre la salud. Los resultados obtenidos muestran que el incremento en los niveles de ruido diurno en 1 dB(A) se relaciona con la mortalidad anual en el grupo de mayores de 65 años de 248 personas –con un intervalo de confianza al 95% (31, 523)– en el grupo de mayores de 65 años por causas circulatorias y de 184 –IC95% (0, 356)– por causas respiratorias.

Estas cifras son muy similares a las que se producen con incrementos de 10 µg/m3 en las concentraciones de PM2,5 que se traducen en una mortalidad atribuible de 245 –IC95% (122 363)– para causas circulatorias y 95 –IC95% (0, 190)– para causas respiratorias. Por lo que parece que incluirse que el efecto del ruido sobre la salud de los madrileños es muy similar al de las dañinas partículas. Para finalizar únicamente añadir que bajar el valor medio anual en 0,5 dB(A) se conseguiría simplemente con que el 12% del número de vehículos que circulan por Madrid fuesen eléctricos.