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Report: Mind the Gap 2015 – Closing the chasm between test and real-world car CO2 emissions

Los nuevos automóviles, incluyendo los modelos Mercedes clase A, C y E, el BMW serie 5 y el Peugeot 308, actualmente consumen alrededor de un 50% más de combustible que el que indicaron los resultados de sus pruebas de laboratorio, según revelan nuevos estudios recopilados por Transport & Environment (T&E), federación europea de la que forma parte Ecologistas en Acción.

La brecha entre el comportamiento oficial y la vida real de muchos modelos de automóviles ha crecido tanto que no puede ser explicada mediante los métodos habituales de manipulación de pruebas (desconexión del alternador, empleo de ruedas especiales, etc.). Aunque esto no constituye en si mismo una evidencia de que se esten utilizando dispositivos trucados que distorsionen los resultados de las pruebas de consumo de combustible, los gobiernos de la UE deben acometer una investigación exhaustiva al respecto. Esta investigación debe ampliarse a los dispositivos de medición de emisiones de CO2, especialmente tras el escándalo por el caso Volkswagen.

La brecha oficial entre los resultados de las pruebas oficiales de emisiones de CO2 y de ahorro de combustible y su comportamiento en la vida real ha aumentado desde un 8% en 2001 hasta un 40% de promedio en 2014, según el informe Mind the Gap de 2015 de Transport & Environment (T&E), federación europea de la que forma parte Ecologistas en Acción. Este informe analiza el consumo de combustible en carretera y destaca los abusos practicados por los fabricantes de automóviles en relación a las actuales pruebas, así como el fracaso de las autoridades reguladoras de la UE para acabar con los vacíos legales. La brecha se ha convertido en un abismo y, de no tomar medidas, probablemente aumente al 50% promedio para 2020.

Aprovechando los vacíos legales en el procedimiento de las pruebas (incluso conocidas diferencias entre la conducción en la vida real y en los simuladores de manejo), las emisiones de CO2 de los automóviles en carretera pueden ser un 40-45% superiores a las mediciones en laboratorio. Para algunos modelos, la brecha promedio entre los resultados de los pruebas y la conducción en la vida real es superior al 50%. Los automóviles Mercedes presentan una brecha promedio entre el laboratorio y la realidad del 48%, y sus nuevos modelos clase A, C y E tienen una diferencia superior al 50%. El modelo serie 5 de BMW y el Peugeot 308 están justo por debajo del 50%. Las causas de estas enormes diferencias deben ser aclaradas por los gobiernos europeos tan pronto como sea posible.

El sistema europeo para medir el ahorro de combustible y las emisiones de CO2 de los automóviles ha quedado completamente desprestigiado. El escándalo de Volkswagen probablemente solo es la punta del iceberg y lo que subyace es un abuso generalizado del sector automotriz de las pruebas que permiten a los vehículos consumir un 50% más de combustible del que declaran.

Según el estudio, la distorsión de las pruebas de laboratorio están costando a cada automovilista unos 450 euros extra al año en combustible en relación a lo que señalan las campañas de marketing de los fabricantes de automóviles. La industria del automóvil además sigue intentando demorar la implementación en 2017 de una nueva prueba (WLTP) que subsanaría algunos errores.

Engañar a los conductores, vulnerar la ley

En promedio, dos tercios de las mejoras declaradas en las emisiones de CO2 y en el consumo de combustible desde 2008, han sido obtenidas mediante la manipulación de las pruebas con solo un 13,3 g/km de auténtico progreso en carretera en comparación con 22,2 g/km de ‘aire caliente', según el informe. Esto significa que, en los últimos tres años, no ha existido mejora en el ahorro de combustible de los nuevos vehículos en carretera. Solo Toyota habría cumplido su objetivo para 2015 sin aprovechar la flexibilidad de las pruebas, mientras que las demás principales marcas han alcanzado los límites permitidos aprovechando los vacíos legales.

Esta brecha creciente genera más dudas sobre cómo en Europa los fabricantes de automóviles engañan a sus clientes presentando resultados de eficiencia de combustible mucho mejores en las pruebas que los que se pueden lograr en la ruta. La única solución es una investigación exhaustiva en las pruebas sobre emisiones y de ahorro de combustible y que todas las marcas declaren si están utilizando prácticas ilegales o injustas, como dispositivos trucados. También debe existir una reforma integral en el sistema de pruebas.

Los automóviles son responsables del 15% del total de emisiones de CO2 en Europa y son la mayor fuente de emisiones en el sector del transporte. Las primeras normas obligatorias de la UE sobre emisiones de carbono exigen que los fabricantes de automóviles limiten el promedio por vehículo a un máximo de 130 gramos de CO2 por km para 2015 y 95 gramos para 2021.