Tras veinte años como parque nacional, Cabañeros ofrece un balance dual a los ojos de Ecologistas en Acción, una de las organizaciones que más activas se mostraron contra los proyectos de polígonos de tiro en Cabañeros y en Anchuras, protestas que fueron la semilla de la protección de una de las mayores y mejores extensiones de bosque mediterráneo de Europa.

Los avances en materia de conservación se ven plasmados en la positiva evolución de la colonia de buitre negro, primer baluarte de la declaración del parque nacional. Con más de 200 parejas reproductoras, Cabañeros es la segunda colonia más numerosa de España y alberga más del 50% de la población de Castilla-La Mancha. También se ha consolidado la presencia nidificante del águila imperial ibérica que ha incorporado una cuarta pareja este año. Otro elemento que ha evolucionado muy positivamente en estos años, al menos en la parte de propiedad pública del parque, es la vegetación, el monte mediterráneo ha experimentado un buen desarrollo y ampliado la superficie de las formaciones de encinar, alcornoque y bosque de ribera.

En materia de uso público se han ido ampliando poco a poco las dotaciones, incorporándose recientemente el centro de interpretación de Horcajo de los Montes a los centros ya existentes y a la red de senderos y rutas guiadas.

El parque también ha contribuido a fijar población en la comarca, tanto a través de las contrataciones directas que genera de técnicos, guardería y cuadrillas de trabajo; como indirectamente en la hostelería y alojamientos de la zona.

Pero Cabañeros tiene otra cara que muestra las carencias que tiene como parque nacional. Todas ellas derivan de que la mitad de sus 40.000 hectáreas de superficie siguen estando declaradas coto privado de caza y no son objeto de una gestión conservacionista y de uso público acordes con la figura de protección.

Cotos que, además, se dedican intensivamente a la caza mayor, a la que enjaulan en vallados y alimentan generando de manera artificial el problema de sobrepoblación que sufre el parque e impidiendo que el conejo, otrora abundante en la zona, no se pueda recuperar. La falta de conejo es, a su vez, la causa de que Cabañeros no pueda tener una mínima población de linces ibéricos.

Otros impactos que sufre el parque son las nuevas construcciones, como la ampliación hecha en la finca Cabañeros y denunciada en 2014, obras ilegales de caminos en vías pecuarias o de nuevas vallas, como la denunciada en Valleleor hace un año. También se observan tiraderos que abren franjas en las laderas de las sierras para practicar el tiro durante las abundantes monterías.

Cabañeros ofrece así al visitante una imagen dividida, una mitad de fincas que están en manos privadas donde la práctica de la caza se realiza como en cualquier otro coto privado de caza, y la otra mitad que es terreno público y donde se concentran las actuaciones medioambientales y de uso público.

Esta situación es un sinsentido, que se está abonando con los presupuestos generales del Estado y de Castilla-La Mancha. Ecologistas en Acción considera que a este respecto ni el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ni la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, co-gestores del parque, están haciendo lo que hay que hacer para abordar de una vez la eliminación de la caza que establece la propia Ley de Parques Nacionales.

Llama la atención que ni el Plan de Uso y Gestión de Cabañeros, ni el Plan Director de Parques Nacionales, documentos ambos en fase de elaboración, abordan la eliminación programada de la caza en estos espacios naturales, ni siquiera en los plazos que ellos mismos han impuesto en la enmienda a la Ley de Parques Nacionales y que fija para 2020 ese objetivo.

¿Cuánto tiempo más postergaremos que Cabañeros sea un verdadero y completo Parque Nacional?