Ante el episodio de elevada contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) que sufre la ciudad de Madrid, por el elevado tráfico rodado y la situación meteorológica anticiclónica, favorable a la acumulación de los contaminantes, Ecologistas en Acción informa de que, en circunstancias meteorológicas similares, tan sólo los niveles de NO2 en las ciudades de León y Soria se han acercado esta semana a los registrados en Madrid, alcanzando concentraciones de 206 microgramos por metro cúbico el martes a las 7 de la tarde, en León, y próximas a 200 microgramos por metro cúbico, límite horario legal, en Soria (197 el lunes a las 8 de la tarde y 198 ayer a las 7 de la tarde).

En cambio, los medidores de contaminación de Burgos, Palencia, Salamanca y Valladolid se han mantenido en niveles de NO2 mucho más bajos, alejados del límite legal. Resulta paradójico que, año tras año, sea la ciudad de Soria la más contaminada por el tráfico, a pesar de ser la capital de provincia más pequeña de Castilla y León. Esta anomalía obedece a que la única estación de control de la contaminación soriana está ubicada en la arteria con más tráfico de la ciudad, la Avenida de Valladolid, registrando de forma fiable la calidad del aire en áreas influidas por el tráfico.

No es el caso de las estaciones de control de la contaminación del resto de las ciudades de Castilla y León. Coincidiendo con el episodio de Madrid, Ecologistas en Acción quiere recordar que los datos de las redes autonómica y del Ayuntamiento de Valladolid no resultan representativos de la contaminación atmosférica en la región, ya que las estaciones de control incumplen actualmente las condiciones de implantación de la normativa europea y española.

Las autoridades regionales están suministrando datos obtenidos en estaciones urbanas localizadas en áreas sin tráfico, incumpliendo la relación entre estaciones de tráfico y de fondo urbano y la obligación legal de ubicar los medidores en “las áreas situadas dentro de las zonas y aglomeraciones que registren las concentraciones más altas a las que la población puede llegar a verse expuesta”.

No es el caso de la estación ubicada en el Parque de la Carcavilla, en Palencia, la única existente para el control de la calidad del aire en esta ciudad. Tampoco de la situada en el área recreativa de Fuentes Blancas, en Burgos. La otra estación de la ciudad de Burgos se ubica junto a una plazuela sin apenas tráfico. Estas estaciones se localizaban hasta hace algunos años en grandes vías de tráfico de ambas ciudades (Avenida de Manuel Rivera en Palencia, calle Vitoria en Burgos), y registraban niveles de contaminación superiores a los legalmente admisibles. Moverlas a parques y calles sin tráfico ha resultado efectivo para aparentar que se ha resuelto el problema.

Parecido es el caso de Salamanca. Tras el cambio de la estación Avenida de Portugal a una zona residencial periférica, en 2007 se traslada también a la periferia el medidor de la Avenida de Alemania, que estaba pulverizando el valor límite por dióxido de nitrógeno. Así, actualmente la ciudad de Salamanca tampoco cuenta con ninguna estación en calles con tráfico.

En León, la estación Barrio Pinilla se desplaza en 2006 unos 150 metros por el “aumento espectacular del tráfico en las inmediaciones” (Informe de 5 de julio de 2006 de la Junta de Castilla y León), a una calle de menor tráfico. Y en 2009 se suprime la estación Plaza de Toros, que venía superando el valor límite por dióxido de nitrógeno. En Ponferrada, en 2003 se dejan de medir partículas en la Estación de Autobuses y en 2005 se mueven a la periferia los medidores del Paseo de San Antonio y la Avenida de Huertas Sacramento, sólo uno de los cuales se mantiene activo.

En Valladolid, en 2009 se desconectaron las estaciones de las calles Labradores y Avenida de Santa Teresa, con una fuerte densidad de tráfico, y se movió por segunda vez la estación de La Rubia para alejarla de la Carretera de Rueda y el Paseo de Zorrilla. Ya en 2002 se suprimieron las estaciones de tráfico de la Avenida de Salamanca y la Real de Burgos y se desplazó la de la calle García Morato, que venían incumpliendo el valor límite por dióxido de nitrógeno. Los efectos de estos cambios son rotundos: cuanto más lejos circulan los coches, menos contaminación se mide.

Finalmente, en Ávila, Aranda de Duero, Segovia y Zamora, también se han alejado sus respectivas estaciones de las calles con tráfico próximas.

De esta manera, sin adoptar medidas urbanísticas ni de movilidad para reducir el tráfico de vehículos, en Burgos, León, Ponferrada, Palencia, Salamanca y Valladolid se ha pasado del frecuente o sistemático incumplimiento de la normativa de calidad del aire a una situación de aparente mejoría, simplemente cambiando los medidores a emplazamientos sin tráfico o con éste minorado. Ecologistas en Acción considera esta práctica fraudulenta e injustificada normativa y científicamente, por lo que no considera representativos de la situación real los datos suministrados por las administraciones, en perjuicio de la salud pública.

Es por ello que la organización ecologista reclama al Ayuntamiento de Valladolid y a la Junta de Castilla y León la revisión de la ubicación de las estaciones de control de la contaminación atmosférica, conforme a los criterios establecidos en la normativa vigente.