En febrero, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) informaba favorablemente a la reapertura de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos). A nadie se le escapa que esta decisión es un peligroso precedente, que podría servir para alargar el funcionamiento del resto de centrales nucleares españolas hasta los 60 años.

El CSN ha emitido informe obviando el estado en el que se encuentra la central y sin haber llevado a cabo las reformas en materia de seguridad exigidas por la normativa vigente. A juicio de la plataforma antinuclear, se ha llegado a esta situación por una serie de decisiones que se han ido tomando para favorecer al lobby nuclear.

Vivimos unos tiempos clave en lo que al futuro de la energía nuclear se refiere. No solo está sobre la mesa el futuro de la central burgalesa, pendiente de la decisión final del gobierno del partido popular; sino que de aquí a 2024 el resto de centrales en funcionamiento deben renovar su licencia. Por esta razón, organizaciones sociales, políticas y medio ambientales, portuguesas y españolas, se darán cita este sábado 10 de junio en Madrid para exigir el abandono de la energía nuclear.

La industria nuclear y el gobierno están intentando evitar el debate social y político en torno a la energía nuclear. No solo con decisiones tan irresponsables como el informe favorable a la reapertura de Garoña; sino también negociando medidas que favorecen los intereses de las propietarias de las centrales. Por lo pronto la industria nuclear ya ha conseguido reducir de tres a un año, el plazo para presentar la documentación –y para su evaluación-, en lo que es una nueva concesión del gobierno al sector eléctrico, a costa de la seguridad de la ciudadanía.

La seguridad es, sin duda, la asignatura pendiente de la energía nuclear. Las graves consecuencias de los accidentes de Chernóbil y Fukushima no dejan duda del riesgo que asumimos al mantener las centrales nucleares en funcionamiento. Más aun cuando no se han realizado análisis ni evaluaciones técnicas sobre las consecuencias de alargar la vida a materiales sometidos a altas radiaciones, por encima del periodo para el que fueron diseñados. A ello hay que sumar la ausencia de cultura de seguridad que ha quedado de manifiesto con el reciente incidente en Garoña, del vertido de material radiactivo por no estar debidamente custodiado.

Cuanto mas se alargue el funcionamiento de las centrales nucleares, mayor será el volumen de residuos de alta radiactividad a gestionar y, mayor será el riesgo de un grave accidente. Para la Plataforma contra Garoña de Burgos, en la que participa Ecologistas en Acción, no se debe poner en riesgo a miles de personas para beneficio de las empresas propietarias de Garoña y el único paso posible es su desmantelamiento.

La coordinadora contra Garoña –que agrupa a colectivos por el cierre de la central burgalesa- ha organizado un autobús que pasará por Bilbao, Vitoria-Gasteiz, Miranda de Ebro y Burgos. La hora prevista de recogida en Burgos es la 11,15 en la glorieta de Bilbao. Es necesaria inscripción previa en el teléfono 944 79 01 19.