El millón de habitantes de Extremadura respiró aire contaminado durante 2016, según las conclusiones del Informe anual de Calidad del Aire de Ecologistas en Acción. El cambio climático, el repunte del tráfico, el fraude en las emisiones de los automóviles y la apuesta por las energías sucias en detrimento de las renovables, entre las causas de un problema que afecta a la salud de la ciudadanía, pero también a los cultivos, bosques y espacios naturales.

El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en 700 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español, entre ellas las únicas 7 estaciones situadas en Extremadura.

En lo que respecta a nuestra región, entre las principales conclusiones del informe destacan:

  • En 2016 se ha producido una reducción general de los niveles de contaminación de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y dióxido de azufre (SO2), recuperando aparentemente la tendencia decreciente iniciada en 2008 con la crisis económica. En cambio, aumentaron los de ozono troposférico (O3). La contaminación generada desde las principales ciudades y las autovías se extiende por el territorio, afectando a zonas más alejadas y rurales en la forma de ozono troposférico.
  • El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación establecido por la Unión Europea. De acuerdo a esos niveles, el aire contaminado afectó en 2016 a la totalidad de la población y del territorio de Extremadura.
  • Si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, la población que respiró aire contaminado por encima de los límites legales sería de 300.000 habitantes repartidos entre los municipios de Almendralejo, Cáceres, Don Benito, Mérida, Plasencia y Villanueva de la Serena. Y la superficie expuesta a niveles de contaminación que exceden de los legalmente permitidos para proteger los cultivos agrícolas y los ecosistemas naturales alcanzó 2.000 km2, en las mismas zonas.
  • El ozono troposférico es el contaminante que presenta una mayor extensión y afección a la población, con unos niveles que se mantienen estacionarios o incluso al alza. Esto se debe al incremento de las temperaturas medias y de las situaciones meteorológicas extremas (olas de calor) durante el verano, como resultado del cambio climático. Durante 2016 sus niveles aumentaron por el mayor calor respecto a los de 2015 y 2014, de manera que toda la población y el territorio de Extremadura han seguido expuestos a concentraciones de ozono peligrosas para la salud humana y vegetal.
  • El descenso general de la contaminación del aire, salvo el ozono en el caso de Extremadura, fue consecuencia en primera instancia de la coyuntura meteorológica, caracterizada por una menor estabilidad atmosférica, y en menor medida de la reducción de la producción eléctrica en centrales térmicas. No obstante, hay señales preocupantes: el repunte del tráfico por carretera (el consumo de combustibles de automoción en 2016 fue superior al de los cuatro años anteriores), el fraude en los sistemas de certificación de las emisiones de los automóviles o “dieselgate”, el aumento del consumo de electricidad (recuperando los niveles de 2008), y el abandono de las energías renovables.
  • La contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden, tal y como se deriva del Informe elaborado por Ecologistas en Acción. Cada año se registran más de 24.000 muertes prematuras en el Estado español por afecciones derivadas de la contaminación del aire, de acuerdo a las últimas estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente, unas 1.800 relacionadas con la exposición al ozono troposférico.
  • Los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica representan al menos 50.000 millones de dólares al año, un 3,5 % del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.
  • Los Planes de Mejora de la Calidad del Aire para reducir la contaminación son obligatorios según la legislación vigente. Pero, en el caso del ozono, la Junta de Extremadura lleva años omitiendo la elaboración y aplicación de los Planes en toda Extremadura, salvo Badajoz, donde resultan preceptivos. Este retraso está poniendo en peligro la salud de 300.000 extremeños y de los cultivos y bosques de la región. En las Jornadas sobre ozono troposférico organizadas por Ecologistas en Acción el pasado 21 de junio en Mérida, Isabel de Vega, Jefa de Sección de Sostenibilidad Ambiental, anunció que en la actualidad se están elaborando dichos Planes, que incluyen medidas sobre el transporte, la agricultura, la edificación, la industria y la gestión de residuos. Se trata de la primera comunidad autónoma en España que decide elaborarlos, decisión que celebra nuestra organización.
  • La información a la ciudadanía por parte de las administraciones públicas no es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema, en caso de superación del límite legal de ozono. Al igual que en el caso de los Planes, gracias a la presión de Ecologistas en Acción la Junta se ha comprometido a elaborar un Protocolo de información, especialmente destinado a la población sensible.
  • Las principales vías de actuación para reducir la contaminación del aire son la disminución del tráfico motorizado, la reducción de la necesidad de movilidad y la potenciación del transporte público. Es necesario además dar facilidades a la bicicleta en las ciudades. Así como la adopción generalizada de las mejores técnicas industriales disponibles y la reducción drástica de la generación eléctrica por centrales térmicas.