• Para Ecologistas en Acción, los datos de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de 2016 dejan patente la falta de esfuerzos del Gobierno español para frenar el cambio climático.
  • La abundante producción hidroeléctrica enmascara un continuo crecimiento de las emisiones del Estado español y la falta de apuestas ambiciosas.
  • Las reducciones comprometidas por el gobierno español están muy por debajo de su capacidad y de los compromisos adquiridos por los países del entorno.

El pasado 12 de julio el Gobierno español comunicó a la Unión Europea el adelanto de las emisiones de gases de efecto invernadero del año 2016. Tras el análisis de estos datos Ecologistas en Acción quiere señalar que no se aprecian transformaciones relevantes en el sistema productivo español que puedan considerarse adecuadas a la realidad del cambio climático.

Aunque es cierto que el balance global muestra un descenso de las emisiones del 3,5 % durante el año 2016, el estudio pormenorizado de los datos muestra que este descenso es mayoritariamente atribuible al incremento en un 25,9 % de la producción hidroeléctrica durante 2016, más que a un cambio en la estructura del modelo energético de nuestro país.

Un incremento cuya consecuencia no sólo ha sido el descenso en el consumo de carbón sino que ha provocado una disminución sustancial en el volumen de agua embalsada lo que, unido a un otoño, invierno y primavera secos, han llevado a los embalses a niveles muy bajos para estas fechas, lo que puede poner en riesgo diferentes usos en el futuro.

El tímido ascenso de la energía fotovoltaica muestra la falta de instalación de nuevas potencias renovables y marca el continuo incremento de fósiles como el gas o el fuel para la producción eléctrica. Ecologistas en Acción señala que el camino a seguir en la transición energética es que año a año la aportación de los fósiles descienda notablemente en favor de un crecimiento de las renovables, así como el cierre escalonado de las centrales nucleares que suponen un verdadero freno para la extensión renovable, dada la nula capacidad de estas centrales para regular la potencia vertida a la red. Un camino en el que es necesario iniciar el cierre de las industrias fósiles, así como, no seguir invirtiendo en infraestructuras gasísticas que no hacen más que fortalecer un modelo caduco con importantes consecuencias climáticas.

En el resto de sectores se observa como obtienen peores resultados que el año anterior, de hecho, incrementan en un 2.2 % sus emisiones de gases de efecto invernadero. Así, por ejemplo, la situación de la industria sigue siendo similar a la de años anteriores, experimentando un pequeño ascenso, lo que parece mostrar la falta de medidas efectivas para la reducción de las emisiones en este sector, del mismo modo sucede en sectores como la agricultura.

Parece imparable el continuo ascenso de las emisiones del sector del transporte, un 3 % en 2016. La falta de medidas reales que frenen el uso del vehículo particular y el transporte de mercancías por carretera está detrás de los malos resultados de este sector. Unas emisiones que se agravan al incluir el transporte aéreo que crece por encima del 5 %, y que previsiblemente seguirá esta tendencia debido al ascenso del turismo en la península y en las islas.

Otro de los aspectos que quedan patentes con estos datos es la falta de ambición del Estado español, un claro ejemplo se observa en los denominados sectores difusos en los que se produjeron un total de 197.681 GgCO2, que afortunadamente están muy por debajo del objetivo marcado de 223.733 GgCO2. Un aparente cumplimiento que se debe a un truco contable muy beneficiosos para las industrias fósiles españolas, el cambio de referencia al año 2005 de los compromisos de los estados. Por ello, Ecologistas en Acción demanda la revisión del objetivo de España a 2020 y a 2030 para que se produzcan año tras año reducciones de las emisiones respecto a los niveles actuales impidiendo seguir aumentando nuestra contribución al cambio climático, del mismo modo que ya ocurre en otros países del entorno.

Una mayor ambición que no se enmarca sólo en el concepto de justicia climática al que también se debe dar respuesta, sino que, además, tendrá beneficios en un territorio muy vulnerable al cambio climático como es el español. Unos efectos que ya están mostrando el establecimiento año tras año de nuevos récords climáticos como los de altas de temperaturas o de episodios de lluvias torrenciales. La situación meteorológica de estos últimos meses podría ser un ejemplo de estos efectos que veremos agravados en las próximas décadas, por lo que es necesaria una acción urgente y de suficiente intensidad para frenar las peores consecuencias del calentamiento global.