• En septiembre de 2016 arrancó a nivel europeo una campaña de recogida de firmas para solicitar a la Comisión Europea la protección de los suelos, puesto que son la base que nos sostiene y permite la vida.
  • En la recta final de la campaña, que termina el 12 de septiembre, Ecologistas en Acción recuerda las razones por las que es fundamental la conservación de unos suelos vivos y anima a realizar un esfuerzo final en la recogida de firmas.

Ecologistas en Acción, junto con otras 400 organizaciones de toda la Unión Europea (UE), lleva recogiendo durante el último año firmas en papel y a través de su web para poder llevar ante la Comisión Europea la demanda ciudadana de elaborar una normativa de protección de los suelos europeos. Los suelos son fundamentales para la vida.

La ocupación del suelo en Europa es la mayor amenaza a los suelos fértiles. Cada año 1000 km2 son sellados con hormigón y superficies de asfalto: el equivalente a aproximadamente 500 campos de fútbol cada día. El retraso de las instituciones de la UE en emitir regulaciones para la protección del suelo está en clara contradicción con la relevancia que la Comisión Europea, desde sus inicios, dice conceder a la soberanía y seguridad alimentaria. Hoy millones de hectáreas fuera de Europa están intensamente explotadas para suministrar alimento y pienso al mercado europeo, a menudo con graves impactos para los agricultores. La actividad agrícola, ganadera y forestal ya está en riesgo por el mal estado en el que se encuentran los suelos en gran parte de Europa.

El suelo es además esencial para la biodiversidad. Además de aportar un hábitat para la vida subterránea, es clave para la supervivencia de la mayoría de las especies terrestres. Los cambios de uso del suelo y la agricultura intensiva son las principales amenazas a los hábitats y especies europeas y se estima que cerca de un tercio del paisaje europeo está altamente fragmentado por edificios e infraestructuras. Igualmente, la contaminación del suelo puede afectar profundamente la salud humana, al contaminar los alimentos que comemos y el agua que bebemos. En toda Europa existen casi 250.000 emplazamientos que están contaminados. A pesar de ello, la UE no tiene ni un programa de remediación coherente ni un sistema común para prevenir esto.

El suelo también es fundamental en la regulación climática, ya que tiene el potencial de capturar enormes cantidades de carbono: los suelos europeos contienen una cantidad de carbono equivalente al CO2 emitido por los sectores de transporte, calefacción, industria y energía en Europa durante un periodo superior a 40 años. Unos suelos saludables juegan un papel esencial en la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático, como las inundaciones, las olas de calor y sequías. La solución al cambio climático puede, por tanto, estar bajo nuestros pies.

La adopción de una legislación europea para proteger los suelos es una reivindicación histórica de diferentes colectivos ecologistas de toda la UE. Sin embargo, hasta hoy las instituciones europeas no han dado respuesta a esta demanda. Por ello es prioritario mantener la presión ciudadana y conseguir el mayor número de firmantes de esta petición.